El director José Luis Guerín estrena 'De una isla', su “aproximación poética” a Lanzarote

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

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El director José Luis Guerín ha estrenado esta noche en Arrecife el cortometraje “De una isla”, su “aproximación poética a los orígenes y a la configuración mítica de Lanzarote”, con la que se suma al centenario del artista que supo aprovechar como nadie su belleza volcánica, César Manrique,

De una isla es una película de 25 minutos de duración, rodada en blanco y negro y con textos integrados en las imágenes, encargada y producida por la fundación que custodia el legado de Manrique.

El cineasta catalán ha explicado en su presentación que, “atendiendo la reivindicación artesanal de César Manrique”, decidió trabajar “las imágenes sobre soporte fotoquímico, evidenciando su propia materialidad a través de las veladuras, del grano y de la textura que deseaba fusionar con la del basalto de la isla”.

El estreno nacional de este cortometraje se ha llevado a cabo en una sala de cine con 280 butacas que había colgado el cartel de completo desde hace dos días, por lo que se ha habilitado un segundo pase para todas aquellas personas que deseaban ver película.

El director de la Fundación, Fernando Gómez Aguilera, ha descrito este trabajo de Guerín como “un bello y austero poema cinematográfico sobre Lanzarote, inmutable, alejado del cine comercial, que despliega un gran poder evocador y ecos sugerentes”.

A su juicio, se trata de una película que “impugna la visualidad reiterada hasta la saciedad de Lanzarote, la sobreabundancia de imágenes turísticas, finalmente impuestas en el photocall y el cliché visual de masas. Es un anti Instagram, un anti like, contra el exceso de consumo de imágenes clónicas”.

Gómez Aguilera ha destacado que “De una isla” recoge fragmentos de una “isla milenaria, interrumpida abruptamente, y le da continuidad metonímica con el agua del mar, el basalto, un rebaño de cabras, algún taro (refugio de pastores), una patera, un resto arqueológico o una ventana fundida con la lava”.

Asimismo, ha puesto de relieve la visión cinematográfica de José Luis Guerín: “Su cine de autor, siempre elegante, inconformista y renovador del lenguaje fílmico, se desenvuelve en un territorio a medio camino entre la ficción y la realidad, entre la vida, la meditación filosófica y la poesía más próxima a las emociones puras, alejado del consumo del mercado”.

Tras la proyección, que tuvo lugar en los Multicines Atlántida, Guerín ha agradecido a la Fundación que haya apostado por encargar a “un extraño” el trabajo de “indagar sobre el paisaje de Lanzarote” y sobre la intervención de Manrique en la isla.

El cineasta ha reconocido que admira a esta entidad cultural, porque considera podría limitarse a conservar la obra pictórica del artista y, sin embargo, se esfuerza en proteger el paisaje y el medio ambiente de Lanzarote, incluso en los tribunales, lo que le ha granjeado varios “enemigos”.

Guerín también ha explicado que para introducir movimiento en la película ha utilizado el encadenado de imágenes y ha jugado con el viento y las sombras de las nubes.

Además, ha confesado al público que le ha impactado tanto rodar en los paisajes de lava cubren las poblaciones que fueron sepultadas por las erupciones volcánicas del siglo XVIII, que sería capaz de hacer “un película completa sobre este tema”.

Investigando el legado de César Manrique, José Luis Guerín se preguntó si existe en la Historia del Arte un caso equivalente al de este creador que, “casi en solitario, consigue un cambio tan radical sobre su propio territorio, un cambio profundo y perdurable basado en la lectura e interpretación del paisaje, en definitiva, en la conciencia del propio territorio”.

Es esta perspectiva inmaterial la que el cineasta considera de “mayor alcance” en la obra de Manrique, ya que, “a fin de cuentas, se encuentra en la base de toda su producción artística diversificada en pintura, escultura, cerámica, arquitectura, paisajismo e interiorismo”.

Desde esta aproximación, el autor de títulos como “En construcción”, “Innisfree” o “En la ciudad de Sylvia” ha querido plantear su contribución al centenario del nacimiento del artista lanzaroteño, “partiendo no tanto de sus objetos como de lo que implícitamente late en ellos, del humus del que surgen”.