Laura Medina, escritora: “En este confinamiento Josefina de la Torre nos diría: pónganse a escribir, chicas”

Laura Medina (Gran Canaria, 1982) en la presentación de 'Josefina tras la ventana', en la librería Canaima, Gran Canaria

Alba Marrero

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Edimburgo para Louis Stevenson como Las Palmas de Gran Canaria para Josefina de la Torre. Ahora sería el mundo quien tendría la necesidad de descorrer las cortinas de su biografía. Canarias y Edimburgo unidas por las letras en femenino; unidas por mi querida Josefina”. Es así como la periodista y escritora grancanaria residente en Edimburgo Laura Medina Alemán refleja la esencia de su primera novela Josefina tras la ventana (Libros.com, 2019), con la que quería dar un reconocimiento a las letras, “a veces olvidadas”, de una de las poetas y artistas canarias más importantes del siglo XX: Josefina de la Torre (1907-2002).

La obra, publicada en marzo de 2019, cuenta la historia de Daniela Sánchez, una joven escritora que viaja a la ciudad literaria de Edimburgo tras la concesión de una beca y que le llevará a seguir la poesía de Josefina de la Torre, como si la modernista de la generación del 27 habitara en la piel de la joven porque “Josefina tras la ventana es la historia que se repite una y otra vez, una lucha por el feminismo y por la vida”.

La protagonista del libro comenta: “La ventana ha tenido siempre a la mujer recluida, en el hogar, como si tuviera una doble función de compañía y consuelo”, ¿Qué quieres reflejar con este título?

Si no hubiera estado en Edimburgo quizá no hubiera sido Josefina tras la ventana. Las ventanas de Edimburgo fueron las responsables de hacer que en mi mente se creara un vínculo entre estas y todo lo que gira en torno al universo femenino, a esa nostalgia y a los anhelos que ha dejado siempre la mujer tras la ventana. Y por supuesto, a Josefina de la Torre. Tenía la necesidad de contarle al mundo, sobre todo a los paisanos de Canarias, que había una mujer que escribió, que actuó, que cantó y que vivió de una manera totalmente vanguardista, genuina y rompedora que era merecedora de ser reconocida sobre todo por los canarios que, durante mucho tiempo, hemos ignorado su obra.

¿Por qué tuviste la necesidad de escribir un libro sobre Josefina de la Torre?

Josefina pertenecía a una sociedad profundamente machista que enmudeció a las voces femeninas y eso se ha ido arrastrando hasta la actualidad. Desde el colegio descubrimos las maravillas de Pérez Galdós, Tomás Morales o Alonso Quesada y todos crecemos sabiendo que fueron escritores increíbles pero… te planteas ¿por qué no hay algo más?, ¿puede ser que existan voces femeninas? Hay que apostar por una enseñanza que trate en la misma medida a hombres y mujeres artistas.

Así que, cuando tiré del hilo gracias a un trabajo de Fin de Máster que me propuso el famoso verseador Yeray Rodríguez, me di cuenta de lo mucho que había en ella y quise dar a conocer su legado y su figura porque me parece muy triste que haya pasado tan desapercibida y parte de la culpa lo tienen los organismos públicos, aunque eso ya ha ido cambiando y al fin, este año, Josefina de la Torre es la protagonista de las Letras Canarias 2020.

Entonces, digamos que a Edimburgo llegaste empapada de la magia de Josefina pero fue la ciudad escocesa quien te dice “escribe un libro”. ¿Qué has sentido como escritora en Edimburgo, considerada por la UNESCO como la primera ciudad literaria del mundo?

¡Uf! Me lo dices y se me ponen los pelos de punta. Edimburgo me tiene eclipsada. Fue una amiga, también periodista, quien me animó a escribirlo porque, odio decirlo, pero yo no confiaba tanto en mí misma.

Y por supuesto, Edimburgo ha hecho mucho. Sus calles me recuerdan a mi infancia. Una amiga tenía la casa 1900 de Playmovil y solía jugar con ella de pequeña ¡Me encantaba! Caminar por las calles de Edimburgo me trae esos recuerdos de infancia en Gran Canaria. Veo en las casas y en la arquitectura recuerdos de cuando era niña y jugaba con esa casita. Y no solo por eso, sino por la historia que tiene la ciudad, que acogió a personalidades como Louis Stevenson (La isla del tesoro, 1883) ¡Su casa está a diez minutos de la mía! Es una ciudad mágica, sobre todo, las ventanas.

¿Cómo fue para Josefina de la Torre ser artista y mujer en el siglo XX? ¿Pasaba más tiempo tras la ventana o fuera de ella?

Hay que tener en cuenta que la situación de Josefina era la de una mujer privilegiada. Ella era de una clase social alta y eso ponía las cosas muchísimo más fáciles. Era una familia de artistas. Los hermanos Millares eran sus tíos. Agustín Millares era su abuelo. Tenía un apoyo familiar y económico que para una mujer de aquella época era una fortuna. Tuvo las cosas mucho más fáciles pero, aun así, fue una mujer rompedora. Se marchó a Francia a desarrollar su carrera de actriz. Se codeó con representantes de la generación del 27 o estuvo en la Residencia de Estudiantes, el primer centro cultural de España. Se desarrollaba en planos que una mujer de la época, de clase media-baja, no podía.

Eso le permitió dar una imagen de mujer liberada aunque, lógicamente, tenía sus vetos.

¿Y cómo ha sido para ti escribir un libro siendo mujer?

En general, todo han sido palabras de apoyo pero sí que llegan los comentarios de: “Ah, esto es la típica novela de amoríos”. Y tengo que defenderme y decir: “Pues no. He escrito una novela que habla de una escritora y una escritora que además aportó muchísimo al mundo de las letras en español y hoy debería ser un referente literario de nuestro país y no lo es”.

Y por supuesto que hablo del amor porque el amor forma parte de los ámbitos de la vida pero quería darle contenido histórico y cultural. Quería que fuera una novela pero también quería que fuera un libro de viajes. Quería que fuera un libro en el que la poesía también tuviera cabida y parece que siempre tienes que estar justificándote. La gente no lo hace con mala intención pero es un cliché anclado en el subconsciente social y es muy difícil de romper.

Ahora que la vida se vive en los balcones y ventanas, has ofrecido de forma gratuita tu libro en distintas plataformas para llevar un poco mejor esta situación. ¿Qué crees que nos diría Josefina de La Torre en este confinamiento?

Josefina de la Torre nos diría: “Pónganse a escribir, chicas”. Nos diría que tomáramos la iniciativa. El otro día una amiga me decía que una tarde había empezado a escribir y que ya no podía parar. Dice que le ha encantado y que lleva una semana escribiendo. Josefina de la Torre nos diría “Agarren la pluma; agarren el papel; agarren el ordenador y tecleen y echen todos los miedos, las frustraciones, los anhelos e ilusiones sobre el papel porque en cada una de nosotras hay una historia que contar”.

Claro, a fin de cuentas todas esas emociones son nuevas emociones para todos porque nunca antes habíamos vivido algo parecido y deberían quedar plasmadas en alguna parte para que pueda entenderse más adelante ¿no?

Sí, efectivamente. Es un punto de inflexión como sociedad. Hay un antes y un después de la pandemia y creo que el mundo no va a ser como era antes.

¿En qué crees que va a cambiar?

En la forma de relacionarnos, al menos un tiempo. Creo que ha sido una bofetada sin mano, para situarnos. Creo que nunca llegábamos a entender la presión tan fuerte a la que estábamos sometiendo al planeta. Nunca habíamos llevado a comprender a que el capitalismo tan atroz que nos vendían ya no tenía sentido. Creo que estas cosas no van a cambiar de la noche a la mañana. Cuando salgamos no vamos a dejar de consumir o a dejar de contaminar pero creo que sí vamos a pensar dos veces a la hora de tomar determinadas decisiones. Nos ha dado una lección de humildad porque estábamos un poco endiosados como sociedad. Nos ha hecho ver que volvemos a lo esencial, a escuchar a los pájaros, a no tener que maquillarnos todos los días.

De alguna manera, quisiste rescatar a Josefina de la Torre del olvido, ¿En qué te salvó ella a ti?

En darme cuenta de que no hay ningún proyecto inferior. Si creemos en algo, tenemos que hacerlo y lucharlo. Y da igual que tengamos miedo. Josefina de la Torre me ayudó a liberar los míos. A dar el salto. A decir: “lo hago y ya está”.

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