Las marionetas de la compañía catalana Per Poc han acompañado al inacabado Don Quijote de Terry Gilliam, en cuya última escena debían guerrear contra Johnny Depp, y ahora se preparan para su primera ópera, el Arca de Noé, de Britten, en una producción del Liceo de Barcelona.
Santiago Arnal y Ana Fernández, miembros de esta compañía fundada en Barcelona en 1989, explican en una entrevista que su interés es el de “apasionar a los espectadores con la música que nos apasiona a nosotros”, y para ello los títeres “son el autobús que transporta a los espectadores hacia esa magia”.
Un ejemplo de esa magia fue la representación con marionetas del Sueño de una noche de verano, la música “preciosa” que compuso Félix Mendelsohn inspirado en el texto de Shakespeare, y que Per Poc ha representado en el Auditorio de Tenerife con la Orquesta Sinfónica de la isla, que suena “maravillosamente”, comenta Arnal.
Per Poc, que ha trabajado con más de 25 orquestas sinfónicas, no sabe cómo serán sus títeres a la hora de enfrentarse a una obra y los diseña a partir del texto “y sobre todo de la música”, señala Ana Fernández, por lo que en el caso del Romeo y Julieta de Prokofiev las marionetas eran de tela, un material a la vez “dulce y agresivo”.
Para el Sueño de una noche de verano la idea era recuperar el teatro de títeres tradicional y desechar las adaptaciones tradicionales a base “de brillos y purpurina”, por lo que se decidió convertir al duende Puck -el manipulador de líos amorosos- en un mendigo y por lo tanto hacer a los personajes de algún material “barato y tosco”.
Por ello se eligió para las marionetas “papel de embalar”, que aparece transformado en el material “de los duendes y las hadas”.
Arnal, que señala que esta adaptación de la obra de Mendelsohn se estrenó con la Sinfónica de Murcia en enero de 2008, opina que el papel “es un elemento simple al alcance de todo el mundo a la vez que es muy vulnerable, porque lo arrugas, lo deshaces y creas un mundo mágico”.
Estos títeres son “mágicos, neutros y toscos, pero a partir de la música cobran vida. Incluso el manipulador de la marioneta de Titania, la reina de las hadas, se enamora de ella porque tiene una belleza brutal”.
En el primer contacto con una marioneta “le entregas mucho y parece que es ella la que pide lo que tienes que darle. Nosotros la sujetamos pero cobra vida propia y se crea una atmósfera mágica hasta llegar a un punto apasionado en el que notas la batuta del director y cómo el títere va a interpretar lo que él quiere”, detalla Arnal.
Es un juego a tres bandas en el que también participa el público, que espera reacciones y quiere cosas, resume.
Hasta la fecha la única incursión de Per Poc en el cine fue su trabajo con Terry Gilliam para la inacabada The man who killed Don Quixote, y las marionetas que crearon para el filme pueden verse en el documental Lost in La Mancha, que recrea este rodaje frustrado y que se estrenó en el Festival de Cine de Berlín.
Las marionetas eran de hilo, medían entre 1,70 y 1,80 metros de altura y se trataba de veinte guerreros que luchaban contra Johnny Depp, a caballo, en la última escena de la película.
“Terry Gilliam se apasionó tanto con la escena de los títeres que tenía el cartel en su despacho”, rememora Ana Fernández, quien califica al ex miembro de Monthy Pithon como “una persona muy potente y creativamente fue muy estimulante trabajar con él”.
“Nos supo muy mal que la película se hundiera económicamente porque vivimos el proyecto como propio. El filme era increíble, muy loco, muy chulo, muy potente”, afirma.
La compañía trabajó durante dos meses con Gilliam en Madrid para crear 40 marionetas que se confeccionaron con espuma de poliuretano y en cuyo diseño participó Gabriela Pescucci, ganadora de un Óscar al mejor diseño de vestuario por La edad de la inocencia, de Martin Scorsese.
El filme era “la película soñada” por Terry Gilliam, que llevaba nueve años con la idea, pero tuvo que afrontar accidentes, una riada que se llevó las cámaras, problemas de salud del actor francés Jean Rochefort, que debía encarnar a Don Quijote... tantos problemas que ni el productor más hábil los habría podido solucionar, añade Fernández.
Ahora Per Poc se enfrentará por primera vez a una ópera, el Arca de Noé de Benjamin Britten, un encargo del Liceo de Barcelona que supone “un reto importante”.
Tras regresar de Tenerife se proponen “encerrarse a trabajar” para ver cómo plantean escénicamente esta propuesta, en la que intervendrán unos 300 niños “que nos gustaría que participasen en el proceso de creación y que manipulasen las marionetas”.
El arca de Noé se estrenará en Barcelona en mayo de 2009 y un mes antes la compañía representará en el Teatro Real de Madrid Romeo y Julieta de Prokofiev.