Los agricultores canarios, desesperados por la escasez de lluvias

Plantación de papas en Valleseco (ALEJANDRO RAMOS)

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Canarias está viviendo uno de los inviernos más cálidos que se conoce después de un otoño en el que también las temperaturas fueron muy altas. Lo que es bueno para la principal industria de la comunidad, el turismo, es por el contrario malo para la agricultura del Archipiélago, que ve cómo la falta de lluvia en los últimos meses ha disparado las alarmas en este sector.

Situación “límite” y “alarmante” para los agricultores. Así lo ve el presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Canarias, Roberto Góiriz, que explica que muchos labradores viven del riego de unas presas que están en mínimos históricos, como hizo público este mes el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria. Góiriz manifiesta que como siga sin llover, “muchos agricultores se plantearán el plantar o no plantar porque no van a tener agua”. Además, recuerda que las lluvias registradas en octubre “cayeron en zona de costa y no donde están las presas”.

En las mismas palabras se expresa el responsable de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) Gran Canaria, Juan Hernández, quien apunta que los horticultores están esperando para empezar a plantar la papa de media estación, que tendría que estar plantándose ya. Hernández señala uno de los problemas más importantes de esta sequía y es la subida del precio de la hora de agua (36 metros cúbicos) que se ha disparado y oscila entre los 25 y 36 euros, “algo inamortizable en la agricultura”, sostiene.

“Si en este mes de enero, que parece que no, y en febrero no llueve va a ser un año para el agro imposible” alerta, y aclara que en los próximos meses (entre marzo y mayo) se puede vivir un desabastecimiento “importante” de productos como la papa y los ingredientes del potaje y la ensalada como son la zanahoria, la lechuga, la col o el calabacín. De hecho, afirma que en Tenerife la papa de secano, que sobrevive con el agua de lluvia, “ya se da por perdida”.

No obstante, aunque no se han producido últimamente precipitaciones la frescura del invierno ha permitido que los cultivos se hayan mantenido más o menos “pero a partir de marzo y abril sería imposible”, subraya Hernández.

Sobre el agua desalada, esclarece que esta sólo cubre las plantaciones que están hasta la cota de los 300 metros, pero que la agricultura de la papa y la hortaliza el 90% se sitúa a partir de los 300 y 400 metros, por lo que este modelo de depende del agua de los nacientes, los embalses y las escorrentías. En este sentido se pronuncia también Amable del Corral, presidente regional de la Plataforma Agraria Libre de Canarias (PALCA), quien desde La Palma indica que de seguir la situación como está ahora mismo “en verano vamos a tener graves problemas si no llueve de aquí a abril, que es cuando se puede embalsar agua y se recuperan los acuíferos”. Así mismo, insiste que se ha extraído agua de los pozos en diciembre “y estos no se recuperan”. Con humor, del Corral dice que tendrán que hacer “una rogativa o sacar un santo en procesión para que llueva porque se está poniendo la cosa muy crítica”.

Desde PALCA radiografían la situación de El Hierro, isla en la que los cultivos de medianías altas (piña tropical y plátano) “tienen el mismo problema”. En cuanto a Tenerife, en el sur, aunque “siempre ha habido un problema de calidad de agua y precio de agua”, las trabas para los campesinos serán peores. En la zona del norte, las balsas de La Orotava están llenas, “pero ese riego dura para tres meses”. Por su parte, en La Palma advierte de que están viviendo una sequía “pertinaz” desde 2014 y cree que Consejo Insular de Aguas palmero debió aconsejar a los agricultores “dado que en la última fechas ha hecho frío” prolongar unos días los riegos para así ahorrar agua de cara al estío.

Mientras, el presidente de la Sociedad Cooperativa Agrícola de San Nicolás de Tolentino (Coagrisan), Juan José del Pino, comenta que en los últimos meses en este municipio grancanario han sobrevivido gracias al agua de las presas, pero esta se está terminando por lo que ya han solicitado al Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria que les faciliten agua desalada. Del Pino, que califica este invierno como “veraniego”, protesta porque las condiciones actuales son “malas” y también compara el precio del agua cuando llueve y no, ya que con precipitaciones la hora de agua se sitúa entre seis y siete euros y el agua desalada entre 20 y 23 euros.

Sin embargo, que los costes de producción aumenten no implicarán un aumento del precio de mercado, por lo que la sequía se traducirá en menores ingresos para los campesinos de las Islas. “Tenemos que estar a precio de mercado teniendo más gastos”, lamenta Del Pino. Y es que, como glosa Juan Hernández, vender menos kilos a precios desorbitado no le beneficia al agricultor, aunque reconoce que es probable que exista la picaresca de las cadenas de distribución para aplicar precios que no se aplican a la verdad. “Nada más lejos de la realidad, los precios finales no se van a ver reflejados en las liquidaciones a los agricultores. Eso no ocurre así, mucha gente lo que hace es desistir y no plantar”.

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