Una economía a pedales: la bicicleta empieza a fraguar un activo sector profesional y social en Las Palmas de Gran Canaria

La Syticleta se ha convertido en una de las puntas de lanza del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en materia de movilidad. JOSÉ J. JIMÉNEZ

José J. Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

La bicicleta ha llegado a Las Palmas de Gran Canaria para quedarse. La puesta en marcha de la Sitycleta o la importante inversión de dinero público en la construcción de carriles bici son solo la parte más visible de un todo mucho más amplio que pone de manifiesto que la cultura de la bicicletaya empieza a ser una realidad. La irrupción de colectivos sociales ciclistas, la explosión de apertura de tiendas especializadas o la llegada del fenómeno de la bicicleta de alquiler privada indican que este sector ya empieza a ocupar un lugar en la economía local.

Según datos de la Federación Europea de Ciclistas, los pedales mueven más de 200.000 millones de euros en Europa. En España también hay avances importantes. La Asociación de Marcas y Bicicletas de España (Ambe), publicó que la bicicleta facturó (sólo en venta de vehículos, accesorios y material relacionado) 1.623 millones de euros en 2017. El año pasado se vendieron 1,11 millones de bicicletas manteniendo un alza sostenida que, desde 2013, se mueve entre el 8,62% y el 4,8% cada año. Las ventas, en 2017, de bicicletas de montaña y carretera bajaron un 6,14 y un 9% respectivamente, mientras que las ventas de vehículos de ciudad ascendieron un 6,14% y las eléctricas un espectacular 78,8%.

La bicicleta empieza a ser un activo sector económico que, en el conjunto del país, da trabajo a 21.734 personas (8.818 puestos de trabajo industriales y 12.916 en los comercios especializados). “Ya hay un polo económico relacionado con la bicicleta y, no sólo en lo referente al comercio de material ciclista sino, también, en construcción de infraestructuras, consultoría en movilidad ciclista, turismo relacionado con la bicicleta, alquiler de bicicletas, conformando una economía cada día más grande, activa y dinámica”, señala Carlos Núñez González, presidente de Ambe.

¿Y qué pasa en una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria? Para tratar de dimensionar la penetración de la bicicleta en la capital grancanaria hay que poner en perspectiva la realidad del sector y comparar con otros lugares en los que la bicicleta es ya una realidad. Aún estamos lejos de ciudades emblema de la bicicleta en Europa en las que se ha realizado un enorme esfuerzo público para convertir a la bici en el eje de la movilidad. En Copenhague, con una tradición ciclista que se remonta a finales del siglo XIX, hay más de 300 kilómetros de carriles bici; en Ámsterdam la cifra sube a 400 pese a que el cambio de chip se produjo a finales de los años sesenta.

En España el fenómeno es más reciente aunque Barcelona ya ocupa el puesto once en el ranking de las mejores ciudades europeas para usar la bicicleta que publica el prestigioso portal Copenhagenizeme. La Ciudad condal cuenta con 184 kilómetros de carriles bici y vías ciclables y el 99% de la población barcelonesa vive a menos de 150 metros de alguna senda. Sevilla, el ejemplo a seguir para muchos, ha dado un salto espectacular y ya cuenta con 180 kilómetros de carriles. Zaragoza es otra de las aventajadas con 130 kilómetros y le sigue Valencia con 120. En Las Palmas de Gran Canaria el asunto aún está en pañales, pero “el cambio vino para quedarse y es ya irreversible”, comenta Yeray Bombín, uno de los entusiastas de la bicicleta que ha empezado a pensar en la bicicleta como modo de vida. Junto a Orlando Rodríguez están en el proceso de hacer realidad su sueño de vivir de la bicicleta. El proyecto se llama Mejor en Bici y pretende organizar cursos y talleres para los que ven en el sector una salida profesional o apostar por el reciclado de bicicletas como actividad económica de futuro. Crear un pequeño polo de reparación de vehículos en la ciudad es una de las ideas que plantean.

“Las políticas de movilidad están yendo por el lado acertado”, añade Orlando Rodríguez. “El Ayuntamiento está desincentivando el uso del coche en la zona baja de la ciudad y está apostando de manera fuerte por la inversión pública en movilidad sostenible. Lo de los carriles bici, la Syticleta y la Metroguagua son pasos firmes en ese sentido”. Y cuando el sector público se mueve en este sentido, “el uso de la bicicleta privada se dispara”, incide Yeray Bombín.

La combinación del esfuerzo público y la iniciativa privada

1,4 millones de euros en nuevos carriles bici (con una previsión de pasar de 15 kilómetros a unos 40 en los próximos años) y 652.200 euros de inversión para poner en marcha la Syticleta. “Siempre hay una reacción privada al servicio público. Está comprobado que la construcción de carriles bici o un buen servicio de bicicletas públicas fomenta la compra de bicicletas privadas”, explica Orlando Rodríguez. Y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria parece haber recogido el guante. José Eduardo Ramírez, concejal delegado del Área de Movilidad, Promoción Económica y Ciudad de Mar del consistorio capitalino está convencido de que “la infraestructura es la que posibilita el cambio”. “El actual modelo es insostenible y hay que ser valientes para dar el siguiente paso si queremos que el uso de la bici se convierta en algo habitual”, dice.

El Ayuntamiento pretende ofertar una red ciclista “que sea una alternativa real, segura y cómoda” al coche y ese cambio de cultura sea una realidad. Lo del negocio después viene sólo. “Es evidente que un mayor uso de la bici va a traer asociado un negocio alrededor. Hace un tiempo que se está viendo un mayor número de tiendas y locales de alquiler de bicis. Creemos que va a ser un sector en expansión”, declara el concejal capitalino. Y cree bien. Sevilla ha sido pionera en coger la calculadora y ver el dinero que se mueve a pedales. Un estudio sobre la rentabilidad socio económica de la red de carriles bici en la ciudad hispalense estimó un retorno de la inversión del 130% en unos 25 años: eso supone, para la capital andaluza, unos 550 millones de euros.

Este estudio, firmado por el catedrático José Ignacio Castillo Manzano, incluye variables como el descenso de la siniestralidad vial, el mantenimiento de las infraestructuras, la creación de puestos de trabajo, el combustible que no se pone en los depósitos de coches y motos, el tiempo de los desplazamientos, el ahorro en la sanidad pública… “Es un cálculo muy conservador, pero aún así la tasa de rentabilidad es extraordinaria”, señaló el autor en la presentación del informe. A bote pronto, y con todas las reservas, las cifras para Las Palmas (que recién empieza a montar su red) arrojarían 2,6 millones de retorno de las inversiones realizadas hasta el momento.Pero es que sólo la Syticleta prevé ingresos de 110.000 euros anuales.

“Es indudable que ya existe una economía vinculada a la bicicleta”, destaca Manuel Santana, vicepresidente de AEBICI, la patronal del sector de la bicicleta en la provincia de Las Palmas. “Los carriles y la promoción del uso de la bicicleta por parte del Ayuntamiento influyen de manera positiva en el sector”, comenta Santana, quien informa que, pese a la competencia de las grandes superficies, las ventas en las “veinte tiendas especializadas que hay en la ciudad” suben a un promedio del 10% anual desde hace varios años. “Ese cambio en la cultura de la movilidad se manifiesta en el incremento notable de la venta de bicicletas eléctricas, que son las que usa la gente para ir a trabajar”.

“En dos o tres años la ciudad va a cambiar muchísimo”, reconoce el vicepresidente de AEBICI, aunque la patronal reclama más atención a la creación sendas ciclistas recreativas como la del Barranco del Guiniguada. “Creemos que extender la red desde la Avenida Marítima al Centro Comercial Las Terrazas sería crucial para terminar de transformar la ciudad”. No es la única demanda. Yeray Bombín y Orlando Rodríguez piden con urgencia un plan de choque basado en la bicicleta eléctrica para conquistar, también, la Ciudad Alta. “La zona baja concentra el 70% del número de desplazamientos”, aclara el concejal Ramírez, aunque “no podemos olvidar Ciudad Alta”. “Ya contamos con veinte bicicletas municipales eléctricas que estarán ubicadas en el Canódromo”, finaliza. Una primera medida para que el característico clic, clic, clic de los piñones de las bicicletas conquisten toda la ciudad.

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