El trabajo de Fin de Grado en la Escuela Universitaria de Turismo de Mónika Celakovska se llamó Turismo con mascotas, un sector en alza: análisis y propuestas de mejora para la isla de Lanzarote. Es un segmento o un subsegmento del turismo “que va a crecer”, senala, y se le ocurrió abordarlo porque ella también es y ha sido turista con mascota. Como a la tutora de este trabajo, María José Morales, a Mónika le gustan los animales y tiene dos perras: Lara y Mayu.
Dice Mónika que no hay un destino especialmente amable con las mascotas, sino algunas iniciativas, como playas, bares, medios de transporte..., en diferentes países. En España nombra a Málaga, donde el Ayuntamiento ha creado una Plataforma donde se pueden consultar todos los lugares donde las mascotas son bienvenidas. En su trabajo se afirma que “el Archipiélago canario se encuentra a la cola del turismo con mascotas”, así que queda mucho trabajo por hacer.
Uno de los objetivos de su trabajo fue el de “analizar la situación actual de Lanzarote y proponer una serie de mejoras para que la Isla resulte un destino atractivo para este tipo de turista en cuestión”. Y añade que la Isla, “aunque tenga potencial, necesita cambios importantes”.
El principal problema está en el transporte, en cómo llegar. Las compañías de bajo coste, que mueven la mayoría de las plazas, no permiten mascotas, ni en cabina ni en bodega. Después está el alojamiento. En Lanzarote permiten mascotas menos del 20% de los establecimientos (21 hoteles y 47 complejos de apartamentos o casas rurales) y dentro del establecimiento, hay restricciones, al igual que las hay con el peso del animal. Sólo hay una casa rural, en Tinajo, que acepta perros grandes, y menos de la mitad de los establecimientos acepta gatos.
Para atraer a este tipo de turismo “hay que cambiar la mentalidad”, señala, y destaca que aún hay muchos casos en la Isla de abandono o de maltrato, o problemas de convivencia. Para Mónika, es muy importante la labor que hacen las protectoras como Sara o Huella a Huella, tanto con campañas de concienciación como con otros eventos, como el carnaval de mascotas o las carreras con animales. Una de las claves para cambiar empieza por las ordenanzas de los ayuntamientos.
En la Isla hay dos playas para perros, una junta a la otra, en Guacimeta, y otra más en Playa Blanca a la que se puede ir con horario restringido. Dice MoÅika que sólo está el cartel y poco más, “y los perros no saben dónde está el límite” y pone como ejemplo otras playas en la Península y en Italia, que están valladas y hay hamacas y sombrillas.
Los problemas no sólo aparecen para viajar con la mascota sino también para los residentes que tienen que dejarla si viajan. En Lanzarote sólo hay un hotel para perros “pero no dan la atención suficiente”, dice Mónika, así que a las mascotas hay que dejarlas con familiares o amigos. “Esto tiene mucho que ver con los residentes, si es más fácil para nosotros será más fácil para el turista”, dice.
Entre las propuestas de su trabajo se encuentran la apertura de un café para perros y gatos, mejorar las playas actuales, que haya taxis pet-friendly, más espacios acondicionados como parques caninos o una asignatura escolar de tenencia responsable. También propone cambios en las ordenanzas municipales, mejorar la situación actual referente a los entierros, cambios en las condiciones de transporte aéreo y mejorar el acceso de animales de compañía en los hoteles.
Como conclusiones del trabajo, señala que uno de sus principales objetivos es “poder demostrar que la relación con los animales está cambiando, pues están integrados en la familia, y que el turismo con mascotas se está convirtiendo en uno de los segmentos más importantes a los que tendrá que adaptarse la oferta turística actual”. Queda mucho por hacer. De hecho, Mónika trabaja actualmente, tras terminar sus estudios, en la recepción de un hotel en Puerto del Carmen que, por cierto, no admite animales.