Rafael Hernández, de COAG-Canarias: “Nos preocupa el porcentaje reducido que ingresamos del precio final que se paga por los productos agrarios”

Rafael Hernández posa para una foto en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

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Llega el turno de Rafael Hernández, presidente de la organización profesional agraria COAG-Canarias, que en esta entrevista se enfrenta a las mismas preguntas ya respondidas por su homóloga Ángela Delgado, esta titular de Asaga-Canarias.

Ya solo a la espera de las conclusiones de Amable del Corral (las del consejero Narvay Quintero también están publicadas, las referidas a 2018), en este caso como portavoz de la otra organización profesional agraria importante en Canarias, llamada Palca, Hernández coincide con Ángela Delgado al valorar el trabajo realizado por la Consejería de Agricultura en la actual legislatura.

En cambio, el titular de COAG-Canarias centra sus preocupaciones en lo complejo que está haciendo hacer rentables las actividades agrarias solo con la renta que aporta el mercado, la venta de los productos, y muestra pesimismo sobre el relevo de los mayores por los más jóvenes: este ha mejorado, afirma Hernández, pero lo cierto es que aún hoy cuelgan más el sacho en las islas de los que llegan a la labranza, concluye.

Quizá esta primera pregunta no conduzca al mayor de los optimismos, pero conviene plantearla para saber dónde estamos... ¿Qué es lo que a usted más le preocupa, solo una cosa, de lo que aún queda por resolver en relación con el sector agrario y dentro de los escenarios canario, nacional y comunitario?

Aunque, como usted comprenderá, existen cuestiones referidas a la futura PAC o a la financiación de las partidas agrarias que nos preocupan, si me tuviese que decantar por un único asunto citaría el de los mercados y el porcentaje reducido que aquellos que nos dedicamos a la actividad agraria obtenemos de lo que paga el consumidor final por nuestros productos. Este asunto es capital. Nosotros no queremos vivir de compensaciones públicas ni de subvenciones. Queremos vivir de la venta de nuestros productos, pero para ello es fundamental que se establezcan, tanto a nivel nacional como europeo, normativas valientes que eviten los abusos en la cadena alimentaria y permitan una distribución justa de los ingresos agrarios. Si esta actividad es viable, se producirá el relevo generacional y ello garantizará su supervivencia en las islas. El que la renta agraria media apenas supere el 60% de la renta media de todas las actividades hace complicado atraer a los jóvenes al campo, y ahí tenemos nuestro principal tendón de Aquiles. 

Y luego queda la segunda parte de la que entiendo es la misma cuestión: ¿cuál debe ser el camino o la estrategia general a seguir para poder concluir con la afirmación de “objetivo conseguido”?

Tenemos que poner en el centro del debate y en el centro de las políticas agrarias la cuestión del mercado. En la anterior reforma de la PAC, se introdujo tímidamente la necesidad de generar un mayor equilibrio en la cadena alimentaria. Ahora falta que la nueva PAC, a aplicar desde 2021, sea tajante y ambiciosa con este asunto. A nivel nacional tenemos una ley de la cadena alimentaria que es un buen punto de partida, pero tiene que seguir evolucionando y aplicarse firmemente. En Canarias, por ejemplo, apenas ha tenido incidencia, a pesar de que recoge sanciones por prácticas abusivas y la falta de transparencia. De ser aplicada, tendría efectos positivos en los ingresos del productor.

Parece que no lo han puesto nada fácil: brexit y su impacto clamoroso en las exportaciones agrícolas desde las islas al Reino Unido (y se dice por el tomate y el pepino); nueva PAC y nuevas perspectivas financieras para el septenio 2021-27, con propuestas iniciales de recortes (en torno al 4%) y limitación de excepciones y exenciones que ahora benefician a las RUP; escasa oferta de agua en calidad y precio razonables... Muchas cosas, y de gran impacto en el sector, abiertas de par en par. ¿Qué análisis hace de todo esto?brexit

Si hay una palabra que define la situación actual del sector agrario, esta es incertidumbre. De nuestras exportaciones fuera del territorio nacional, la mitad va al Reino Unido, con lo que, si tal como parece no se logra un acuerdo sobre el brexit y este año hay una salida brusca, nuestros productores lo pueden sufrir duramente.

Tampoco tenemos muy claro cuándo y cómo va a aplicarse la nueva PAC. Ya se habla de un retraso a 2022 o 2023, lo que nos situaría en un escenario de incertidumbre hasta conocer el nuevo marco. Además, en la última reforma, entre el cierre de un periodo y la aprobación del nuevo, estuvimos más de dos años sin poder acceder a ayudas para jóvenes, modernización de explotaciones, fondos para mejorar la calidad… Esperamos que, en esta ocasión, seamos capaces de realizar una transición más rápida y eficaz.

Sobre la cuestión del recorte en torno al 4% de los fondos para las RUP, entre las que esta Canarias y dentro de la nueva PAC, estamos convencidos de que finalmente no se producirá. Con el reconocimiento expreso de las condiciones especificas de estos territorios por parte de la UE, sería una contradicción incomprensible que se produjese cualquier recorte. De hecho, consideramos que existen argumentos para que, en determinadas partidas, se incremente. La iniciativa de haber ido de manera conjunta los productores de todos los sectores y las administraciones públicas, ya no solo de Canarias, sino del conjunto de las RUP, creemos que ha sido magnífica y tendrá resultados positivos al final de la negociación.

Unos tres años después de que se pusiera en marcha, ¿cree que se puede afirmar que el programa Crecer juntos, destinado a potenciar el autoabastecimiento con productos agrarios, ha sido un éxito de forma integral? ¿Dónde se ha avanzado menos y por qué? ¿Qué considera que debe ser corregido?Crecer juntos

Para valorar esta iniciativa hay que situarse en su comienzo, cuando aún no existía ninguna estrategia que favoreciese el acercamiento entre dos sectores clave y complementarios, el agrario y el turístico. Desde entonces, poco a poco, con más de 2.000 acciones de promoción, más de 100 acciones formativas y trabajando en áreas clave como son las de promoción y valorización, comercialización o I+D+i, lo cierto es que se ha hecho un gran trabajo y se han ido obteniendo resultados muy positivos. De hecho, desde COAG-Canarias consideramos que este programa es uno de los mayores aciertos de este gobierno.

Entre las cuestiones en las que hay que seguir avanzando entendemos que una de las principales, en las que el programa puede ayudar, es la identificación y valorización de las producciones locales. Actuaciones como las que se han venido realizando con los quesos y los vinos con denominación de origen, con la sidra de Valleseco, las papas antiguas o con la piña de El Hierro, deben seguir ampliándose al conjunto de las producciones, con iniciativas en los hoteles y la restauración, así como en la distribución. Además, es fundamental que no perdamos de vista que el objetivo del programa, para el sector productor, es vender más y mejor nuestros productos.     

¿Cuál es el estado actual de la agricultura de medianías y cuál el de las actividades agrícolas para la producción de hortalizas y frutas con destino al mercado interior? ¿Seguimos con problemas serios de organización, distribución y comercialización? ¿Por qué...?

Efectivamente, las producciones orientadas al mercado interior siguen teniendo muchos problemas en la fase de organización y venta. Gran parte de las organizaciones de productores creadas en su momento no están cumpliendo su papel, y el sector sigue atomizado. Además, la importación de hortalizas y frutas de dudosa procedencia, especialmente en momentos puntuales de buenos precios, incrementan la inestabilidad en los ingresos.

Quizás el principal problema haya sido pensar que era posible fomentar el agrupamiento de los productores y la creación de estructuras primando al agricultor que se uniese a una entidad, independientemente de que considerase que ello le iba a permitir mejorar la comercialización de su producto. Ahora tenemos muchos agricultores en entidades colectivas para cobrar una ayuda, pero están convencidos de que venderían mejor lo que cultivan si lo hiciesen solos.

Las soluciones pasan por que las organizaciones de productores generen de verdad valor añadido, y que se le dé libertad al productor para que defina su modo de comercializar. También pasa por que se favorezcan todas las vías de venta, la de los ciclos cortos y la venta directa al consumidor, y los acuerdos estables con la gran distribución, como los que ha impulsado COAG-Canarias, la cooperación con el sector de la restauración y los hoteles…

En el exterior, mandando productos fuera de las islas, muchas veces se han hallado soluciones... ¿Qué producciones hoy no muy presentes en la exportación canaria deberían intentarlo y cómo? ¿Qué pasa con la amplia oferta de frutas tropicales: aguacate, mango, papaya, piña tropical...?

El comercio exterior debe ser una opción para todas aquellas producciones en las que tenemos, de verdad, ventajas competitivas, ya sea por las variedades, por la manera de producir o por las fechas en las cuales somos capaces de poner el producto en el mercado. Actualmente hay, por ejemplo, varias empresas de hierbas aromáticas que están enviando su producto al norte de Europa con excelentes resultados. Las papas antiguas, una vez se resuelvan los problemas que impiden actualmente su comercialización fuera del archipiélago, tienen también un gran potencial. En lo que respecta a las frutas tropicales, considero que la experiencia en la exportación de la papaya, y más recientemente del aguacate, está dándonos una idea de las enormes posibilidades para la exportación de unos productos que en Canarias tienen una calidad que los hace reconocibles y diferentes.

El plátano sigue manteniendo muchos frentes abiertos en el plano de la comercialización: solo está, o casi, en Península y Baleares, y cada vez es más complicado pelearle ese mercado a la banana de terceros países. La penetración de las importaciones ha sido escandalosa en 2018. ¿Qué se debe hacer, en que fracasan los productores canarios y cómo hay que sacudirse esa presión para al menos no perder posiciones donde lo vendemos casi todo?pelearlebanana

Como usted sabe, si bien el año 2018 ha sido especialmente sangrante en lo que a la entrada de banana se refiere, suponiendo ya casi el 50% del total del mercado peninsular, lo cierto es que la pérdida de cuota ha sido prácticamente constante en los últimos diez años. En este periodo, el volumen de banana importada se ha duplicado.

Las diferencias en costes de producción entre Canarias y las explotaciones africanas y latinoamericanas, con menores exigencias en aspectos laborales, de respeto medioambiental o de seguridad laboral, nos impiden competir en precios con esas producciones. A esto hay que añadir los efectos derivados del incumplimiento por parte de la UE de uno de los pilares de la PAC, la preferencia comunitaria, con una reducción progresiva de los aranceles que tiene incidencia negativa en nuestra capacidad de competir.

Ante esta situación, entiendo que nuestra estrategia para recuperar esa cuota perdida en la Península debe centrarse en continuar diferenciando nuestro producto en los puntos de venta. Esta labor no pasa solo por seguir invirtiendo presupuesto en el apartado de publicidad y promoción, que también, sino por una apuesta decidida por la calidad y la excelencia, con actuaciones dirigidas a mejorar la eficiencia en  todas las fases de producción y comercialización, la planificación de las producciones, la formación de los equipos directivos y agricultores, la mejora de las normas de calidad… Debemos ser exigentes con nuestro producto, de manera que aquello que se comercialice como plátano de Canarias tenga la calidad que se le presupone.

Si le falla el mercado español a Canarias, donde cada vez come más la banana, puede ser el final, un final lento, pero el remate al fin y al cabo ¿No lo cree así? ¿Cómo se apuntala ese espacio de venta para la fruta local?banana

El mercado español tiene que seguir siendo el destino principal de nuestra fruta. Entiendo que tenemos un producto con características únicas y de una calidad distinguida por los consumidores, además de múltiples argumentos de carácter social, cultural o medioambiental que nos permiten ser optimistas sobre el futuro de este sector. No obstante, para ello tenemos que hacer autocrítica y ser capaces de mejorar en aquellos aspectos en los que hay margen.

Como comentaba anteriormente, debemos ser capaces de seguir diferenciando nuestra fruta en los puntos de venta, de manera que el consumidor sea capaz de pagar más por el plátano canario en relación con la banana. Esa diferenciación puede ser por la manera en la que producimos, por el respeto medioambiental en el cultivo, por el sabor, por la manera en la que presentamos el producto… Son múltiples los ámbitos en los que seguir avanzando.

Los Presupuestos Generales del Estado para 2018 dejaron buenas cosas para el campo canario, como también ha ocurrido con el nuevo Estatuto de Autonomía y el flamante REF de bases económicas. ¿Hay algo que objetar en estos capítulos? 

La consolidación en el REF de cuestiones clave para el sector primario de las islas, como son la garantía de los pagos del Posei, el incremento del porcentaje de apoyo estatal en los seguros agrarios o el hecho de recoger un apoyo para el abaratamiento del coste de agua agrícola, es una noticia fantástica para aquellos que nos dedicamos al sector primario. También lo es que el nuevo REF quede anclado al Estatuto de Autonomía, de manera que se reconozcan nuestros derechos dentro de una ley con el mayor rango legal [ley orgánica].

Las objeciones no vienen tanto por lo recogido en los textos como por el cumplimiento de esos compromisos. El esperpento que hemos vivido a finales del año pasado con los ocho millones de euros comprometidos para la mejora de la eficiencia en el riego agrícola vuelve a poner de manifiesto que no podemos bajar la guardia. Ya nos pasó en su momento con las ayudas adicionales del Posei, que, a pesar de estar recogidas en un reglamento comunitario, no ha sido hasta este último periodo cuando hemos podido cobrarlas en su totalidad [con todos los atrasos ya resueltos hasta el cierre de 2017]. 

¿Cómo puede influir este escenario político tan incierto en el país en la toma de decisiones con impacto en el sector primario local, sobre todo en ayudas, subvenciones y transferencias de apoyos a las islas, también pensando en que igual no hay nuevas cuentas estatales? 

El hecho de que el grueso de los apoyos que recibe el campo canario proceda de fondos europeos nos da cierta estabilidad en lo que respecta a los vaivenes de la política nacional. En nuestro caso, es más relevante lo que pueda pasar con el presupuesto europeo para el próximo periodo, la nueva PAC, o los efectos directos e indirectos derivados del brexit que lo que ocurra en nuestro país. Se puede notar en algunas áreas, como, por ejemplo, en la de las infraestructuras hidráulicas, pero considero que su efecto es menor que en otros sectores.

Hay más jóvenes en el campo y también más apoyo público a la inversión y a la producción, pero no se termina de arrebatar cuota de mercado a la importación en las islas. ¿Qué está pasando...?

En la última convocatoria de apoyo a jóvenes agricultores y ganaderos más de doscientos se incorporaron a la actividad en Canarias, cuatro veces más que en las ediciones anteriores, lo que es un indicador positivo que puede explicarse porque el sistema de apoyo es más atractivo, pero también por el hecho de que para algunos chicos y chicas la actividad agraria es una opción de futuro. Dentro de este grupo, además hay iniciativas muy interesantes que innovan en la manera de hacer agricultura, con una apuesta clara por la producción ecológica, con sistemas de venta muy diversos y con planteamientos adaptados a las nuevas demandas de la normativa y los consumidores.

No obstante, a pesar de estos hechos positivos, la realidad es que el campo sigue estando envejecido, y los que llegan no cubren en su totalidad las plazas de los que se retiran. Como hemos venido hablando a lo largo de toda la entrevista, es básico, si queremos garantizar el mantenimiento del sector primario, que los jóvenes vean que estas actividades son viables económicamente. Para ello es fundamental garantizar una renta al agricultor y al ganadero, preferentemente a través del mercado, y en su defecto, a través de compensaciones.

¿Qué valoración hace del trabajo desplegado desde el Gobierno de Canarias y cuáles han sido los aciertos más destacados del equipo del consejero Narvay Quintero? ¿Qué no ha hecho bien o qué le quedará ya pendiente en esta legislatura?

El reto que tenía por delante el consejero y su equipo no era sencillo, en medio de una crisis con efectos devastadores sobre todo los sectores y con restricciones presupuestarias importantes que afectaron al conjunto de los apoyos e inversiones en el sector primario. Desde entonces, y durante la legislatura, se han ido consiguiendo hitos que inicialmente parecían muy complicados. Por un lado, los productores han recibido las ayudas atrasadas del Posei adicional [ayudas de Estado autorizadas por la UE], algunas de las cuales estaban pendientes desde 2011. Además, se abrió el marco de apoyo a nuevos productos, como son los casos del aceite y el aloe vera; se estableció un apoyo diferencial a los jóvenes; se destinaron numerosos recursos a la incorporación de jóvenes y a la modernización de las explotaciones; se potenciaron programas como Ecocomedores y Crecer juntos; se consiguieron mejoras para el sector en el trámite de la Ley del Suelo… Teniendo en cuenta todos estos aspectos, la valoración que desde COAG-Canarias hacemos del trabajo de Narvay Quintero y de su equipo es muy positiva, centrada además en una relación fluida y de encuentro muy fructífera casi desde el inicio.

Algunas cuestiones han quedado pendientes, y esperamos poder seguir abordándolas en el futuro. Una es la de seguir ampliando el foco de las ayudas a más productores y productoras. Entre aquellos que comercializan en el mercado local, apenas representan el 40% los que tienen acceso a los apoyos, y esta es una cuestión a mejorar. También es básico seguir peleando para vertebrar la producción a través de entidades de productores que cumplan su función, o la de dar un impulso a iniciativas como Leader. 

¿Se podrá tener una agricultura y una ganadería más presente en la cesta de la compra de los canarios si se sigue sin diferenciar y aportar valor suficiente a los productos propios, sin articular mejor la transformación y la comercialización, y sin hallar fórmulas idóneas para acumular oferta y hacernos fuertes en la distribución?

Tal y como usted recoge en su pregunta, la cuestión de la comercialización es clave. Uno de los aspectos a trabajar es la identificación y el etiquetado de los productos canarios en los puntos de venta. Como es obvio, nosotros entendemos que el consumidor tiene que poder elegir libremente qué comprar, pero para ello tiene que tener también toda la información. Por ejemplo, recientemente hemos llevado a cabo una reivindicación denunciando el etiquetado de la miel. Actualmente, aquel que comercializa miel de China la puede mezclar con el 1% de miel de las islas y así poner en el bote que es miel procedente de la UE y de fuera, sin necesidad de diferenciar porcentajes. Esto constituye un engaño al consumidor. Casos similares pasan en otros productos.

En lo que respecta a la concentración de la oferta en cooperativas u otras entidades, puede ser una salida adecuada para una parte importante de los productores. Sin embargo, consideramos imprescindible, para evitar errores que aún se siguen cometiendo, que aquel que se incorpore a esas entidades lo haga porque piensa que le añade valor y no porque va a recibir una ayuda por estar ahí. Solo de esta manera conseguiremos articular un sector potente.

¿Qué políticas de apoyo público ahora existen y ya no sirven y cuáles cree usted que deberían concebirse para el nuevo periodo presupuestario dentro de la Unión Europea?

Desde COAG-Canarias consideramos que la actitud del sector de las islas, de cara a la definición del próximo periodo de la PAC, debe ser activa y apoyada en un rico debate interno, y no centrarse únicamente en defender lo que tenemos. Nosotros consideramos que la nueva herramienta debe contribuir a reorientar el sector de las islas a las nuevas necesidades que han ido surgiendo, y a diferenciar nuestras producciones. Cuestiones como un apoyo diferencial suficiente a los jóvenes, la adaptación al cambio climático, la incorporación de las nuevas tecnologías, la adecuación de las producciones al mercado, el fomento del empleo, la compatibilidad de la actividad agraria con el respeto medioambiental (incluyendo cuestiones como la huella de carbono) o la incorporación bajo el paraguas del apoyo de nuevos sectores, entre otras cuestiones, no pueden quedar fuera del nuevo marco a implantar en las islas. Una vez superemos el debate del presupuesto, es básico que nos centremos en diseñar un programa de apoyo que nos permita llevar al sector agrario de las islas a ser reconocido por todos por su excelencia.

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