Dos momentos íntimos y una 'jalá'
Para la ternura siempre hay tiempo. Aunque sea a primera hora de un juicio por corrupción e instantes antes de que el tribunal entre en la sala. Un momento de esos hubo este jueves en la vista contra el diputado del PP Jorge Rodríguez, acusado de delitos de tráfico de influencias en el caso Grupo Europa derivado de la trama Faycan de corrupción en el Ayuntamiento de Telde, cuando la procuradora Mari Carmen Benitez y también esposa del ministro del Reino de España y presidente del PP de Canarias, José Manuel Soria, entró en la sala número 15 del Edificio Judicial de Las Palmas de Gran Canaria y salió casi al instante.
Fue poco más de un par de minutos, o tres o cuatro, enternecedores a la par que reveladores. La señora del ministro Soria abordó al diputado grancanario del PP, este señaló dónde estaba su abogado, José Aníbal Álvarez García, y hacia el letrado peninsular se dirigió la procuradora. Ella le cogió con la mano derecha el brazo izquierdo, apartó y tapó con su zurda el micrófono que estaba delante de ambos y le habló al oído. La confesión duró menos de un suspiro, pero dejó enñurgado a José Aníbal Álvarez García, con un aparente nudo de emoción en la garganta y los colores subidos a su rostro. Un subidón del que quiso reponerse cabizbajo e impactado.
Fuerte sofoco para empezar un juicio. Tanto, que durante un buen tiempo lo que deponía el primer testigo de la jornada, un contratista denostado como “testaferro” del denunciante por las defensas, casi pasaba desapercibido. Y eso que el testigo llegó a comentar que el dueño de Grupo Europa, para quien trabajó en las obras de viviendas que desarrolló la mercantil de Antón Marín en el barrio capitalino de Ciudad del Campo, le coaccionó con no pagarle lo que le adeudaba si no firmaba una declaración contra Cambreleng. Era mientras aún marcaba el ambiente la entrada decidida e inesperada de la esposa del ministro Soria en el plenario, y los gestos de orgullo y reconocimiento con la cabeza gacha, a uno y otro compañero letrado de la mesa, por parte del abogado del diputado del PP canario. Hasta ojos vidriosos tenía...
Pero no fue ese el único momento íntimo. Aparentemente. El testigo José Manuel Sánchez había capeado el temporal, buenamente, de su falta de ignorancia letrada y dejado claro que Antón Marín, en todo caso, para pagarle lo que le adeudaba como contratista de obra que era, le exigió poner de vuelta y media a su exgerente. Hasta que el momento a pie de obra saltó al de los depachos en que le tocó deponer a Daniela Yasmina Falcón, la jefa de administración de Grupo Europa en Canarias, detenida el 16 de mayo de 2007 como su jefe, Antón Marín, pero al final no imputada de delito alguno por el ministerio fiscal.
Con una evidente animadversión y mala baba contra Cambreleng, obvia, por otra parte, por el hecho de haber motivado de alguna manera su detención al implicarla en su denuncia ante la Policía, la exadministrativa de Grupo Europa mantuvo que el exgerente llegó a robar de la empresa “casi dos millones de euros”, y que toda la pieza separada número 38 del caso Faycan ha sido una invención para defenderse de esa reiterada acusación de robo.
“La mejor defensa fue atacar”, aseguró al plenario la exempleada de Antón Marín, contundente a la hora de ratificar y reiterar que Cambreleng robó dinero a su jefe, pero difusa, contradictoria y esquiva cuando tuvo que explicar cómo pudo haber montado el denunciante todo. Según Daniela Yasmina, “fueron un montón de facturas que sumando daba casi dos millones de euros”, y de esas facturas apuntó como justificantes “comidas, comidas familiares” y “obras de reforma en su casa”, una vivienda en la calle Alfredo Calderón, en el barrio capitalino de Alcaravaneras.
Además, en ese supuesto desvalijamiento “durante un año y pico” de Cambreleng a su empresa la exadministrativa incluye “comisiones de seguros, una de 46.000 euros, otra de 27.000 euros”, que mantuvo fueron cobradas por el denunciante a espaldas de su jefe, mientras este, cuando le tocó interrogar a la testigo, la hizo incurrir en contradicciones y hasta matizaciones, porque no tenía manera de saber a qué acuerdos pudieron haber llegado Cambreleng y Antón antes de la llegada de ella a la empresa, a finales de 2004, para determinar la forma de cobrar como gerente del denunciante y coimputado del caso. Hasta se enfrascaron ambos en qué cena o comida de Navidad estuvieron o dejaron de estar, como presunto prueba de que no hubo, o sí, entrega de dinero a los funcionarios Pedro Pablo Santana y José Luis Mena.
El interrogatorio de la exadministrativa tuvo momentos surrealistas y hasta cómicos cuando se convirtio en un careo entre ella y el denunciante, cortado por el presidente del tribunal y del TSJC, José Ramón Navarro Miranda, al decidir transmitir él mismo a la testigo las preguntas de Cambreleng, sin adornos ni exposiciones previas. “Yo pensé que venían a por tí”, llegó a decir reiteradas veces para explicar su sorpresa del 16 de mayo de 2007, cuando se produjo la entrada y registro de Grupo Europa y las detenciones, entre ellas, la de ella misma.
Sin embargo, Cambreleng ya no estaba en Grupo Europa, desde octubre de 2006, y por tanto esa impresión de Daniela Yasmina de que “la Policía iba a por tí” resultó poco creíble. Más aún cuando después de negarlo varias veces admitió que semanas antes su jefe, Antón Marín, le había advertido que “habría detenciones”. Cuando por fin lo reconoció, también matizó: “sí sabía que iba a venir la Policía, pero no para montar toda esa parafernalia con los periodistas, y menos para detenerme a mí”.
El resto de la testifical de la eximputada giró en torno a su absoluta evidencia de que el exgerente había robado dos millones de euros. Tanto, que confesó “haber preparado un dossier para la Policía, cuando llegaron al registro, se los entregué, pero no me hicieron caso, lo dejaron a un lado”. Ese dossier, supuesta auditoría, no lleva la firma de nadie, y según se desprende de las declaraciones de unos y otros, sobre todo de la exjefa de administración de Grupo Europa en Canarias, fue elaborado por ella “porque Cambreleng era como un hijo para Antón, y yo tenía que llevarle pruebas a Antón para que supiera que estaba robando”.
La parte más jocosa de la sesión se la llevó el constante careo entre Daniela Yasmina y Cambreleng, rondando esa frontera anímica que va del odio absoluto a la confesión más tierna -y no por ello, amable- de una testigo condicionada por su detención e imputación hace siete años, hasta el punto de comentar, replicar y matizar preguntas siendo testigo, y hasta recriminar con ligereza un “no te permito que me levantes la voz”, que obligó al presidente de TSJC a marcar el territorio.
En la sesión de este jueves, larga de siete horas casi sin pausas, también declararon tres arquitectos contratados por Grupo Europa, que confirmaron que cobraban por debajo de lo habitualmente estipulado, y dos de ellos admitieron haberse enterado que Grupo Europa cuadriplicaba sus facturas. Fue lo estipulado y así lo aceptaron, alguno de ellos, “haciendo el pardillo” al enterarse después de lo que facturaba Grupo Europa a la empresa municipal de Telde, Urvitel, y otros, como Fernando Pons Bordes, hijo de la exconcejal del PP de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Brígida Rosa Bordes, elogiando la figura política de Jorge Rodríguez.
La sesión también dio para escuchar a la exsecretaria e interventora del Ayuntamiento de Tejeda, por videoconferencia desde Almería, confirmando que representantes de Grupo Europa le entregaron pliegos previamente diseñados por la mercantil de Antón Marín para reproducir el mismo amaño de concurso [“eran pliegos irregulares que no se sujetaban a la ley de contratos”, dijo la testigo] efectuado en Telde. La funcionaria confirmó su declaración de 2007 ante la Policía y el juez instructor.
También, la última testigo de la jornada, una informática de La Aldea de San Nicolás, ratificó que una de las acusadas, Verónica García, esposa del exgerente de Urvitel, Juan Carlos Saavedra, le pidió facturar unos cursos de informática para arquitectos que después se han demostrado inexistentes. Sin saberlo, según la testigo, esa fue la fórmula para enjuagar uno de los cohechos de 30.000 euros de los que se acusa a los funcionarios de Telde.
Más expresiva no pudo ser la empresaria aldeana, compañera de estudios de la acusada y amiga de ella hasta el enredo de las facturas falsas. “Yo no hice nada porque eran ellos [Grupo Europa y una empresa de Cambeleng] los que tenían que decirme que no había hecho los cursos, ¡si me hubieran dado una jalá yo le hubiese jalao de las orejas a Verónica para que hiciera los cursos!”, clamó en su defensa. Nadie jaló por ella...
Este viernes continúa el juicio al diputado del PP, Jorgr Rodríguez, y el exjefe de Urbanismo de Telde, José Luis Mena, con otros ocho testigos, la mayoría técnicos del Ayuntamiento de Telde, y entre ellos, el exalcalde Paco Valido, ahora asesor del Cabildo de Gran Canaria, gobernado por el PP.