Si hay un ejemplo de que el éxito o el fracaso de unas elecciones se puede dirimir según la perspectiva que mejor convenga, ese es el de Coalición Canaria (CC). El bastión nacionalista que unió a las agrupaciones independientes de siete islas para destronar al primer presidente del Gobierno de Canarias tras aprobarse el Estatuto de Autonomía, el socialista Jerónimo Saavedra, ha ido perdiendo fuelle desde la llegada del nuevo milenio.
De los casi 250.000 votos que obtuvo en las Elecciones Generales celebradas en el año 2000, lo que supuso un 29,56% de las papeletas y cuatro diputados en el Congreso, CC ha pasado a reunir apenas 78.000 en los pasados comicios celebrados el 26 de junio, el 7,99% del total.
Un resultado todavía más bajo que el que los nacionalistas reflejaron el pasado diciembre, cuando la falta de entendimiento con Nueva Canarias (NC) les hizo no volver a rubricar el acuerdo que sellaron en 2011 y bajaron de dos a un único escaño, gracias a unos 81.900 apoyos.
Entonces las cabezas visibles del partido hablaron de reflexión, de “pérdida de músculo” y de “aguantar la embestida” con sonrisas a media asta. Sin embargo, la pasada noche electoral el discurso se basó en la “satisfacción” y el “optimismo” de haber mantenido a la diputada electa de CC-PNC, Ana Oramas, en su sitio de Madrid. Todo a pesar de haber obtenido cerca de 3.800 votos menos.
A este positivismo hay que añadir las palabras de Oramas referentes a que “Canarias podría decidir si hay Gobierno”. El reparto de escaños a dejado CC y NC – que concurrió junto al Partido Socialista (PSOE) a los comicios - con la posibilidad de servir de llave para que el presidente en funciones, Mariano Rajoy, gobierne durante cuatro años más. Una posición estratégica que no resulta desconocida a los nacionalistas.
El único movimiento que se ha producido dentro Coalición Canaria debido a la pérdida de votos se encuentra localizado en Fuerteventura, donde ha dimitido el hasta ahora secretario insular de la formación, José Juan Herrera, tras protagonizar diversos episodios de tensión interna.
Esto puede deberse a que casi la totalidad de los votos perdidos respecto a las elecciones de diciembre de 2015 corresponden a la provincia de Las Palmas, mientras que en Santa Cruz de Tenerife, donde ATI sigue haciendo gala de su fortaleza, consiguieron mantenerse con cinco papeletas menos. De hecho, en Tenerife los nacionalistas consiguieron recuperar unos 900 votos, pero se situaron como la cuarta fuerza política con 52.083 papeletas.
En La Palma también incrementaron levemente sus apoyos, mientras que en El Hierro y La Gomera, bajaron.
Caída en picado en la provincia oriental
La isla majorera supone uno de los pilares fundamentales de CC, que lidera mediante un pacto con el PSOE el Cabildo y el Ayuntamiento capitalino. Síntoma de que las Elecciones Generales no se pueden estrapolar a las municipales y autónomicas, donde los nacionalistas se ven más fortalecidos.
Y es que CC ha pasado de obtener 3.560 votos a 2.274 en seis meses de diferencia, abocando al partido a la quinta posición en Fuerteventura.
Una disminución que ha sido acusada en Puerto del Rosario – con 439 papeletas menos - donde hasta hace poco los nacionalistas gobernaban con una holgada mayoría absoluta. En Pájara también se han reducido sus apoyos en casi la mitad.
La bajada ha sido mayor en Lanzarote, donde han pasado de los 6.249 votos recibidos en los anteriores comicios, a los 4.489 (-1.760). Mientras que en Gran Canaria, han restado un total de 753 papeletas, quedándose como la quinta fuerza más votada con 11.193 apoyos (por detrás del PP, PSOE-NC, Unidos Podemos y Ciudadanos).
Cabe destacar que Nueva Canarias ha ido cogiendo fuerza por las islas orientales durante los últimos años, llegando a liderar el Cabildo de Gran Canaria y consiguiendo alcanzar el grupo propio en el Parlamento. De hecho, por primera vez desde que se fundara en 2005 NC, ha logrado representantes tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado.
CC, por su parte, ha conseguido mantener el suyo en la Cámara Alta por la isla de El Hierro, de momento.