La apurada victoria de España ante Ucrania (71-63) volvió a poner de manifiesto que, hasta que se demuestre lo contrario, la verdadera belleza de la Selección está también en el interior. Una vez más, Ibaka y los hermanos Gasol volvieron a poner de manifiesto una superioridad mayúscula sobre las torres rivales, en este caso los fornidos interiores ucranianos. Este jueves, sin embargo, falló una vez más el tiro exterior patrio (Navarro es un caso aparte) y por eso la selección del reputado Mike Fratello, eterno como parece y jefe de Pau Gasol en los Memphis Grizzlies, complicó a los nuestros como no hizo ninguna otra selección en los anteriores cinco encuentros de preparación.
Quiso Ucrania enfangar el partido, llevarlo a un ritmo lento, toda vez que los acelerones españoles la condenaban a una muerte deportiva segura, lenta y dolorosa. Así, previniendo el despliegue físico que iba a presentar el combinado soviético, Orenga optó por empezar el partido con Víctor Claver en el puesto de alero. Respondió bien el jugador de los Portland Trail Blazers, justificando con sus 11 rebotes (apenas sumó dos puntos) el porqué de su inclusión en la lista definitiva. Fajándose sin miedo puede, y debe, ser imprescindible, mientras que sus infinitas posibilidades en ataque no son tan necesarias. Tanto es así que este jueves, por ejemplo, los hermanos Gasol se bastaron para que España se hiciera pronto con el control del envite (12-4). Sin embargo, los fallos en el tiro exterior (1/11 en triples en el primer tiempo) permitieron que Ucrania se creciera y planteara de nuevo una dura batalla, y bajo la manta protectora tejida especialmente por Jeter, Natyazhko, Kravtsov y Gladyr llegó con ventaja al descanso (33-34).
Obcecada como estaba España en abusar del tiro exterior, tantos eran sus fallos, Ucrania se parapetó atrás para forzar a los nuestros a enredarse en su precisa tela de araña. El equipo de Fratello ofreció un muestrario del juego defensivo que tanto ha gustado siempre a su entrenador en sitios tan variados como Cleveland, Atlanta o Memphis, y ante eso España podía seguir abusando de su dorado trío interior o buscar la inspiración divina de un jugador como Navarro. Y ahí jamás falla el capitán, líder absoluto y luz en la oscuridad, tan empeñado como está el escolta del Barcelona en seguir haciendo rutina de lo virtuoso. Por eso dos triples suyos desatascaron a España, y junto con Ibaka lideró la reconquista el marcador (55-52).
Poco después, otros dos triples, en esta ocasión de Sergio Rodríguez (65-54), encarrilaron una victoria mucha más costosa de los que indican los 11 puntos finales de diferencia. Ocurre que esta España gana a sus rivales por desgaste. Tiene tantas opciones, especialmente en ataque, que da la sensación de que por mucho atasco ofensivo que tenga en un partido determinado siempre tiene a alguna de sus estrellas dispuestas a dar un paso al frente. Los Gasol, por supuesto. Y Navarro, desde luego. Ayer, con Rudy lesionado (molestias musculares en le pierna derecha) acudió Sergio al rescate. Y así hasta 12. Sigue el grupo de Orenga buscando la afinación perfecta para tremenda orquesta. El próximo ensayo será el lunes contra Argentina, un encuentro clásico de la época estival. Dicho esto, hay una verdad indiscutible: hoy por hoy, la verdadera belleza de España está en el interior... de la zona.
Ficha técnica
España: Rubio (6), Navarro (15), Claver (2), Pau Gasol (12), Marc Gasol (13) --cinco inicial--; Sergio Rodríguez (7), Calderón (2), Reyes (-), Llull (2), Ibaka (12).
Ucrania: Jeter (13), Gladyr (16), Lypovyy (-), Korniyenko (2), Natyazhko (17) --cinco inicial--; Pustozvonov (-), Mishula (2), Zabirchenko (-), Zaytsev (5), Kravtsov (8).
Parciales: 19-14, 14-20, 22-18 y 16-11.
Árbitros: Martín Bertrán, Guirao y Mas. Sin eliminados.
Incidencias: 8.500 espectadores en el Palau Olímpic de Badalona. España se adjudica el Torneo Ciutat de Badalona.