Ciudadanos de Fuerteventura y Lanzarote pedalearán juntos en los próximos días por medio de los parajes naturales para expresar su rechazo a las prospecciones petrolíferas, pero también para reivindicar la bici como vehículo de cambio social y desarrollo personal
Mientras las Marchas de la dignidad con parados, afectados por los desahucios y distintos movimientos sociales a la cabeza recorren la península rumbo a Madrid como protesta contra los recortes del Ejecutivo central, la Asociación Club de la Bici Verde se subirá a la bicicleta con el lema Bicis contra las prospecciones este fin de semana en Fuerteventura y del 28 al 30 de marzo en Lanzarote.
Esta organización surgió en Fuerteventura hace dos años impulsada por Nagore Fuldain, Raquel Asensio y Marta Santacana, tres peninsulares que después de años de trabajo en ONG como Médicos del Mundo y Ongawa-Ingeniería para el Desarrollo Humano llegaron a Fuerteventura buscando “nuevos aires”.
Con la sangre contagiada por el espíritu del voluntariado, las tres no tardaron en interesarse por la movilización ecologista que, desde hace dos años, intenta frenar el proyecto de Repsol de buscar hidrocarburos bajo el mar, a unos 60 kilómetros de las costas de Fuerteventura y Lanzarote.
El Club de la Bici Verde dio sus primeros pasos hace algo más de un año en Lajares, al norte de Fuerteventura, con motivo un encuentro con la exdirectora de campañas sobre cambio climático de Greenpeace y experta en petróleo Sara Pizzinato.
Al finalizar la charla, explica Nagore Fuldain a Efe, “se nos acercó un chico sorprendido de que fuéramos las únicas que habíamos acudido a la cita en bicicleta, mientras el resto lo hacían en todoterrenos con pegatinas de No al petróleo pegadas en sus vehículos”.
La reflexión del joven fue el punto de partida para una asociación cuyas creadoras suelen recordar a cada instante a Eduardo Galeano cuando asegura: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
Con Galeano en la cabeza, empezaron a planificar una serie de actividades medioambientales y sociales cuyo protagonismo iría a recaer en la bicicleta como vehículo de cambio social, tanto desde el punto de vista medioambiental, persiguiendo la concienciación del uso de este transporte no contaminante, como de desarrollo social del individuo.
En ese desarrollo social, la mujer centra gran parte del protagonismo. “Pretendemos la búsqueda de su autoestima por lo que incorporamos la bicicleta como un vehículo de libertad y de autonomía de la mujer a lo largo de la historia”, insiste la voluntaria.
El 8 de marzo, día de la Mujer, y el 25 de noviembre día mundial contra la Violencia Machista, Raquel, Nagore, Marta y otras mujeres de la isla suelen verse las caras subidas a una bicicleta.
En septiembre del pasado año y coincidiendo con el periodo de alegaciones al informe de impacto ambiental de Repsol, decidieron que su lucha tenía que dar un paso más en defensa de un modelo energético diferente y que proteja el ecosistema canario.
Las tres creadoras del Club de la Bici Verde encontraron en el educador de asuntos medioambientales Nigil Collingwood, de padres ingleses, nacido en Brasil y residente en Fuerteventura desde hace 45 años, el aliado perfecto.
“Nos dijo que estaba en forma para recorrer las dos islas en bici y que junto a nuestra ilusión podíamos hacer una carrera contra las prospecciones”, recuerdan las jóvenes cuando se cumplen dos años de la aprobación por parte del Gobierno central del decreto que autoriza a Repsol los permisos de investigación de hidrocarburos en aguas canarias.
Recorrerán entre 35 y 50 kilómetros diarios hasta sumar unos 260 al final de la carrera, atravesando espacios como las dunas de Corralejo y la península de Jandía, en Fuerteventura, o el Parque Nacional de Timanfaya, en Lanzarote.
Raquel Asensio, técnica de proyectos de la ONG Angawa antes de llegar a Fuerteventura, recela del “argumentario” de los defensores del petróleo, que cree basada en afirmaciones “demagógicas” como que las prospecciones van a crear miles de empleos o que es necesario hacer esos sondeos en España, porque también los hace Marruecos.
“Nuestro sentido común nos dice que estas autorizaciones socializan los riesgos para la población canaria y privatiza los beneficios para los cuatro que tienen acciones en las petroleras”, añade Fuldain.
Las jóvenes se muestran pesimistas sobre el futuro de las prospecciones: “no tenemos mucha esperanza de que la declaración de impacto ambiental sea desfavorable para Repsol ni que el Supremo falle el 1 de abril a favor del recurso”.
Sin embargo aseguran que seguirán luchando sobre el sillín de sus bicis.