PEKÍN, 6 (EUROPA PRESS)
El líder norcoreano, Kim Jong Il, que se encuentra de viaje en China en medio de un gran secretismo y fuertes medidas de seguridad, podría haber salido de la residencia de invitados oficiales en la que supuestamente ha estado alojado en Pekín para visitar la Gran Muralla china.
Una caravana de automóviles ha salido de la residencia oficial en la que se supuestamente se ha alojado. Las emisoras de radio anunciaron el cierre de la autopista de Badaling. En los últimos días se han cerrado las autopistas por las que pasaba la ruta del tren blindado del líder y por las que atravesaba el convoy automóviles que llevaba a Kim hasta Pekín. El líder norcoreano sólo viaja por tierra.
Kim Jong Il llegó ayer miércoles a Pekín bajo unas fuertes medidas de seguridad en la principal avenida de la capital y en la plaza Tiananmen, donde estaban desplegados soldados y policías, por lo que se supone que la recepción oficial de Kim Jong Il tuvo lugar en el Gran Palacio del Pueblo que se encuentra junto a la plaza.
Sólo unos pocos periódicos chinos han incluido artículos sobre el viaje de Kim y todos ellos se basan en informaciones de medios de comunicación extranjeros. Además, la ausencia de las tradicionales banderas nacionales, que generalmente se izan en la Plaza de Tiananmen para dar la bienvenida a un jefe de Estado, y la mayor presencia policial en toda la ciudad e incluso en lugares como las estaciones de metro, que no se cree que el líder surcoreano elija como medio de transporte, parecen más bien descartar, en principio, su presencia.
“Como si no fuera suficiente que perjudique a su propia gente, tiene que venir aquí y perjudicar así al pueblo chino”, según un comentario registrado en una web de la Universidad Tsinghua. En otros mensajes se podía leer apodos dirigidos a Kim como “pariente pobre” y advertencias como que no vaya a China a “pedir limosna” o que “se vuelva a casa”.
Corea del Norte ha estado buscando una mayor inversión de China en el país, después del debilitamiento de su economía por las nuevas sanciones impuestas por Naciones Unidas en respuesta a la prueba nuclear efectuada hace un año y por la pérdida de la ayuda económica de Seúl, que supone aproximadamente un cinco por ciento del PIB de Corea del Norte.