La Gomera es la única isla del archipiélago canario en la que no ha habido actividad eruptiva en los últimos 2 millones de años (Ma); esto la convierte en un excelente ejemplo de lo que han significado los procesos erosivos en un medio volcánico a lo largo de un período de tiempo tan dilatado, de los que sus espectaculares barrancos, sus maravillosos roques y taparuchas (diques), además de Los Órganos, son sus más bellos y hermosos testigos. La Gomera es, además, junto con La Palma y Fuerteventura, una de las islas donde se puede observar la unidad estructural del archipiélago constituida por materiales submarinos conocida como Complejo Basal.
En este entorno del Complejo Basal se encuentra una formación geológica en la que afloran distintas estructuras conocidas como Anillos de Liesegang. Se localiza en la zona noroeste de la isla (28º 10' 9,39'' N, 17º 17' 32,97'' O), perteneciente al término municipal de Vallehermoso, a una altitud de 816 m sobre el nivel del mar, en la carretera de Alojera a partir de la TF–713 (San Sebastián de La Gomera–Vallehermoso), cruce con Arguamul.
Se trata de un afloramiento traquítico dentro de los materiales plutónicos y basaltos recientes que conforman el Edificio Subaéreo Moderno del Complejo Basal. Posee una longitud de unos 700 m, que ha quedado al descubierto como consecuencia de la trinchera excavada para acondicionar la citada carretera de Alojera; donde mejor se observan las estructuras de Liesegang es en los últimos 13 m, con una altura media de 5 m, en el inicio de la curva donde comienza la carretera sin asfaltar que enlaza con Arguamul. Posee un alto grado de deterioro erosivo fruto de la meteorización. Se desconoce su edad absoluta, aunque el Edificio Moderno del Complejo Basal ha sido datado entre 5,7 y 4 Ma.
Dentro de estas rocas traquíticas se han desarrollado distintas estructuras en forma de bandas y anillos cuyo tamaño varía entre algunos milímetros a casi 10 cm de grosor, dependiendo de la zona. Desde el punto de vista mineralógico están compuestas por limonita (mezcla de óxidos de hierro) en su forma terrosa, de coloración variable, entre amarillo pálido, naranja y diferentes tonalidades de marrón; también existen dendritas de pirolusita (dióxido de manganeso) de color negro, bastante grandes, en la parte izquierda de la formación, fruto todo ello de la alteración de la goethita original (óxido-hidróxido de hierro). Los fenómenos de difusión–precipitación que han dado lugar a esta formación se han debido de producir en diversas fases, quizás no muy distanciadas en el tiempo, puesto que se observan distintos núcleos o focos a partir de los cuales se han desarrollado diferentes estructuras que en muchas ocasiones se solapan espacialmente, pero que no han tenido efecto unas sobre otras, ni se observan interferencias mutuas en relación con cada uno de los procesos particulares que las generaron.
Existen, además, en la zona central, casi a pie de carretera, algunas deformaciones tectónicas (diaclasas y pequeñas fallas), posteriores a la formación; se desconoce si estos aspectos tectónicos tienen relación alguna con el deslizamiento gravitacional que afectó a esta parte de la isla.
Como posible explicación, el fenómeno Liesegang en geología se suele asociar a la interferencia de óxidos/hidróxidos de hierro con el oxígeno arrastrado por las aguas subterráneas y en relación con la alteración de materiales volcánicos. Éste podría ser el caso de La Gomera, teniendo en cuenta que la formación se encuentra en una pequeña cresta sometida a la acción de los alisios que soplan del noreste y llegan cargados de humedad, lo que puede haber condicionado su formación; además, la vertiente opuesta, a menos de 30 m al otro lado de la cresta, cuya altura media es de apenas 5 m, no presenta estructuras bandeadas de ningún tipo, al menos de forma visible, pero pueden estar ocultas por la vegetación (fayal-brezal) que se desarrolla en el suelo correspondiente y que no ha sido modificado por la carretera. También, y por otro lado, la meteorización puede tener una cierta relevancia en el proceso, pero en este caso no está del todo claro que haya influido en ello puesto que la formación posee un desarrollo tridimensional y no es tan solo una impronta superficial.
El interés de esta formación, no sólo geológico sino también paisajístico, igual que ocurre en Fuerteventura donde también se han encontrados estructuras semejantes, la hace merecedora de la mayor atención y de su protección por parte de los responsables medioambientales de la isla de La Gomera.