Espacio de opinión de La Gomera Ahora
Sito Simancas: el río y la piedra
La voz de La Gomera, Sito Simancas, es a la vez un excelente profesional, un pionero y una persona sin enemigos. Él lo explica de una manera muy gráfica: “¿Para qué voy a enfrentarme a alguien porque sepa más que yo? Lo lógico es que aprenda de él”. Simancas desarma por su sencillez y humildad, por su capacidad para sacar lo más humano y positivo de los demás y de lo que le rodea.
Durante los últimos tiempos se ha convertido en noticia. A veces por motivos agradables y otras no tanto. Recibió un merecido Premio Canarias por ser un avanzado de las comunicaciones y del periodismo. Pero a la vez, el mismo Gobierno que lo premiaba, ordenaba el cierre de su emisora Onda Tagoror. Como si de pronto desde un anónimo despacho se hubiera tomado la decisión de dejar a toda una Isla sin voz. A veces hasta las leyes escritas con las mejores intenciones esconden renglones torcidos.
Sito ha vivido en carne propia la letra de aquella canción criolla: “La vida también es río que va golpeando la piedra”. Ha tenido que hacerse fuerte como una piedra para sobrevivir a las desgracias diarias pero también ser ligero como el agua para seguir su camino. Por eso los sinsabores de la vida, en vez de amargarle, lo han hecho aún más humano.
Pese a la coraza que nos creamos con los años, el cierre de su emisora ha traído consigo un dolor especial: lo peor que le puede ocurrir a un locutor es que no le dejen hablar. No comprende él, y tampoco nosotros, que La Gomera se quede muda. O que el mismo Gobierno que le otorga un premio con una mano ponga en la otra una orden de clausura. Ahora menudean los homenajes siempre merecidos que en estos días adquieren un carácter reivindicativo. Porque el daño no se le ha hecho al informador y a su emisora, sino a toda la Isla y a los paisanos que viven en el exterior. Cada mañana los gomeros conocíamos la realidad y éramos conscientes del lugar que ocupamos en el mundo, gracias a las noticias emitidas desde Onda Tagoror.
Por eso las instituciones públicas debemos dar un paso más allá y encontrar soluciones para no quedarnos sin voz. Junto con el consejero de Nuevas Tecnologías del Cabildo y alcalde de San Sebastián, Adasat Reyes, tenemos avanzado ya un convenio para que Sito dirija la emisora insular o la municipal.
En la persona de Sito encontramos al periodista, al técnico, al radioaficionado, al colaborador en protección civil y al amigo. Todos a la vez. Al locutor le agradecemos que sea nuestra voz dentro y fuera de la Isla, que lleve noticias de lo que aquí ocurre a todos los rincones del mundo. A aquellos lugares a los que nuestros compatriotas han tenido que emigrar y donde esperan ansiosos que alguien les cuente alguna nueva de la Isla que los vio nacer.
A su sabiduría como técnico debemos que la tele llegue hoy a los puntos más recónditos. O ser el responsable del montaje de las emisoras y de la primera retransmisión televisiva: la gala del Carnaval del año 1986 de San Sebastián. Su faceta como radioaficionado y colaborador en Protección Civil son otra prueba de que hasta en el tiempo libre tiene que hacer algo por los demás.
Pero aunque no hubiese sido técnico ni periodista, ni pionero, en Sito siempre encontraríamos al amigo. Y del amigo resaltamos su optimismo, el cariño que desprende hasta sin pretenderlo, que no haya fallado cuando lo necesitamos y ser generoso incluso cuando acepta nuestra ayuda. Constantemente nos ha dado lecciones de como es capaz de mantener un compromiso de gratitud con los que se portaron bien con él aunque ya hayan desaparecido. Esperamos que no dé aún por cerrada la lista de personas que reconocen su trabajo y están dispuestas a apoyarle cuando lo precise. Muchos estaríamos honrados de figurar en ella.
La voz de La Gomera, Sito Simancas, es a la vez un excelente profesional, un pionero y una persona sin enemigos. Él lo explica de una manera muy gráfica: “¿Para qué voy a enfrentarme a alguien porque sepa más que yo? Lo lógico es que aprenda de él”. Simancas desarma por su sencillez y humildad, por su capacidad para sacar lo más humano y positivo de los demás y de lo que le rodea.
Durante los últimos tiempos se ha convertido en noticia. A veces por motivos agradables y otras no tanto. Recibió un merecido Premio Canarias por ser un avanzado de las comunicaciones y del periodismo. Pero a la vez, el mismo Gobierno que lo premiaba, ordenaba el cierre de su emisora Onda Tagoror. Como si de pronto desde un anónimo despacho se hubiera tomado la decisión de dejar a toda una Isla sin voz. A veces hasta las leyes escritas con las mejores intenciones esconden renglones torcidos.