Es un sueño que le gustaría hacer realidad, pero “tienen que darse prisa porque tengo ya 84 años”. El artista vasco Agustín Ibarrola ha confesado este miércoles a los medios de comunicación, en un encuentro celebrado en el hotel Hacienda San Jorge de Los Cancajos, donde pasa unos días junto a su esposa, que “me gustaría intervenir en el barranco de Izcagua, aunque sea mi última obra; aquella montaña va a temblar, porque quiero que tiemple aparentemente”, comentó. “Aquello es un rincón virgen donde los campesinos no pueden cultivar porque es un lugar sombrío; solo es necesario retirar unos bloques de piedra, con sentido estético, para ver el mar; es un enclave fantástico para conciertos”, explicó.
El autor del bosque pintado de Oma participó este martes en una ponencia sobre arte y naturaleza que se celebró en el Espacio Cultural Rafael Daranas de la Fundación CajaCanarias en el marco de la exposición antológica ‘¿Es La Palma?’ de Facundo Fierro, al que le une una gran amistad desde hace años y con el que comparte afinidades artísticas. “Vemos las cosas muy iguales; Facundo y yo somos una avanzadilla del arte en la naturaleza, creadores de vanguardia mundial que, dentro del Equipo 57, hemos trabajado en diferentes países”, señaló. “Nos une nuestra amistad y esos principios más esenciales dentro del arte contemporáneo avanzado”, subrayó.
La Palma, según Ibarrola, “es un museo de la naturaleza y puede alcanzar la dimensión cultural de nuestro días; se trata de convertir la naturaleza en un museo, y los artistas podemos enriquecer la naturaleza”, afirmó.
Fierro resaltó que “lo más importante” de la intervención de Ibarrola en el barranco de Izcagua es que “sería mínima, solo señalar, limpiar, vaciar y pulir”.
Esta actuación artística forma parte de un proyecto impulsado por el propio Fierro que se gestó hace 20 años y que se perfiló hace ocho, consistente en la creación de una red de siete museos de arte en la naturaleza repartidos por toda la geografía insular. Para esta iniciativa se contaba con la participación de relevantes arquitectos, escultores y musicólogos, pero finalmente no salió adelante porque “falló la condición humana”. Recientemente, el artista palmero ha mantenido conservaciones con el presidente del Cabildo, Anselmo Pestana, quien se ha mostrado entusiasmado particularmente con la actuación de Ibarrola en Izcagua, el espectacular barranco que separa los municipios de Puntagorda y Garafía.
Sobre el barranco de Izcagua, junto al Mercadillo de Puntagorda, el Equipo 57 también había proyectado un mirador, con sala de exposiciones, para contemplar la sobrecogedora panorámica. Está idea también está pendiente de ejecutar.
El creador vasco asegura que La Palma puede atraer turismo de calidad con proyectos artísticos. “Esta isla tiene por dentro cosas que ver aunque no lo parezca; hay cañones que no se pueden utilizar porque están llenos de maleza pero son avenidas fantásticas para recorrerlas, para andarlas, y en medio de todos esos cañones hay huecos, grietas, y un artista sabe hacer con todo eso una escultura de una montaña, porque el artista es la mano de Dios en la naturaleza, la podemos enriquecer con mesura”.
Ibarrola está enormemente ilusionado con la intervención en el barranco de Izcagua, pero reconoce que si él desaparece antes de que este proyecto se haga realidad, “ahí están mis ideas para que otros puedan desarrollarlas”. En tono humorístico, comentó: “Tienen que darse prisa, porque ya tengo 84 años”. En su intervención este martes en el Espacio Cultural Rafael Daranas recordó que “llevo muchos años trabajando la naturaleza y creo que los artistas tenemos que llegar más al alma de aquellos que deciden; el mundo institucional y político tarda mucho tiempo en entendernos”.