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Belén Lorenzo: la escritora que dice mucho con pocas palabras

La escritora palmera Belén Lorenzo (Santa Cruz de La Palma, 1980) aplica la economía del lenguaje en sus textos, ahorra palabras porque solo le interesa la esencia de las cosas.“Tengo una tendencia natural hacia la concisión y no me gusta el ruido: hablar por hablar, los gestos vacíos, hacer cosas por llenar el tiempo...”, se define en una entrevista con La Palma Ahora. El próximo viernes, 7 de julio, a las 20:00 horas, presentará en el Teatrino de la Casa del Quinto de San Andrés y Sauces su primer libro en solitario, A pesar de todo. “Es un punto de inflexión, en el sentido de que me identifica totalmente, tanto en el contenido como en la forma: soy yo en todos los sentidos y a pesar de todo”, explica. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna y en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de La Rioja, es Especialista Universitario en Archivística y ejerce profesionalmente como archivera municipal en el Ayuntamiento de San Andrés y Sauces. A pesar de todo, editado por Escritura entre las nubes, recoge 200 aforismos sobre “la vida en sí” y sobre juegos con el lenguaje. En la ceremonia de presentación del libro intervendrán, además de la propia Belén Lorenzo, el prologuista de la obra, Ramón Araújo, y Emilio Barrionuevo, autor de la imagen y del diseño de la portada. 

-¿Qué supone este libro en tu trayectoria? 

-Esta obra es mi primer trabajo puramente mío, en solitario. Mi primer libro, Breve historia de un cuento que soñaba con ser un título, era una antología de microrrelatos que había publicado en blogs y revistas digitales, e iban acompañados de ilustraciones creadas para ello por Reyes Sánchez, una artista alicantina que vive en Tenerife. El año pasado presenté dos obras: un pequeño poemario, Leo en las calles, en un volumen donde también se recogía La pequeña vida, de la joven poeta majorera María Valerón Romero; y una obra colectiva, Leyendas de La Palma, donde comparto la autoría de los textos con Manuel Poggio Capote, que sirvieron de base para crear un libro de ilustraciones realizadas por un pintor checo afincado en La Palma, Alexej Dvorak. El libro que presento ahora es un punto de inflexión, en el sentido de que me identifica totalmente, tanto en el contenido como en la forma: soy yo en todos los sentidos y a pesar de todo. Se trata de un conjunto de aforismos, de frases, en las que sintetizo temas universales de una manera muy breve. Y viendo que se trataba de un trabajo tan personal, el fotógrafo Emilio Barrionuevo me convenció de que la mejor portada posible era un retrato mío. Se lo comentamos a la editora, Elena Morales, y a partir de ahí hemos trabajado los tres con mucha ilusión para crear un libro diferente, con mucha personalidad. Además, está prologado por alguien a quien admiro, un minimalista máximo: Ramón Araújo. No puedo pedir más... Bueno, sí. Que quien lo lea encuentre algo que le resuene dentro, alguna frase que le haga reflexionar o sentir. Eso sería lo ideal. 

-¿A qué alude el título, ‘A pesar de todo’? 

-Aunque parece una expresión contundente, pensada específicamente como título, en realidad parte del último aforismo, que comienza así, con esas palabras. Pero también, como me gustan los dobles sentidos y extraer el mayor significado de todo lo que escribo, esconde un mensaje vital. Me fijo mucho en las personas capaces de seguir adelante, de vivir, de lograr cosas, de levantarse cada día, a pesar de todo. Y en ese sentido, la portada tiene mucho que ver. Normalmente, cuando se difunde una imagen mía, salgo siempre de perfil, sin mirar a la cámara. No es algo premeditado, supongo que refleja mi carácter, en el sentido de que prefiero pasar desapercibida. Soy alguien a quien no le gusta llamar la atención, que no eleva la voz, que prefiere escuchar en silencio. Aparecer en la portada del libro, mirando de frente, y con ese título, supone un cambio, una afirmación de mi escritura. 

-¿Consideras que en literatura menos es más? ¿Por qué ahorras palabras cuando escribes? menos es más

-Sí lo creo, tanto en la literatura como fuera de ella. Soy alguien de pocas palabras, tengo una tendencia natural hacia la concisión y no me gusta el ruido: hablar por hablar, los gestos vacíos, hacer cosas por llenar el tiempo... Dentro y fuera de la literatura funciono igual: voy al centro, a lo fundamental. Supongo que por eso empecé escribiendo microrrelatos, y de ahí derivé hacia una poesía breve, similar a los haikus, y también hacia los aforismos. 

-¿Qué temática abordas en los aforismos? 

-Yo diría que tengo dos temas fundamentales. Uno muy amplio, que sería la vida en sí (el paso del tiempo, el amor, la muerte... es decir, cuestiones universales que nos atañen a todos) y otro más lúdico: juego con el lenguaje. Esos dos temas están en todo lo que escribo, y en este libro creo que se ve claramente. Incluso, muchos aforismos mezclan esos dos aspectos. Pienso que ambos me definen bastante bien. 

-¿De qué se alimenta tu universo literario?  

-Se alimenta de lo que me pasa, de lo que no, de lo que escucho, de lo que leo... De lo que me invento. Cualquier cosa me vale. En realidad, escribir es como sacar agua de un pozo, o de un aljibe. Siento que el contenido en sí está ya dentro de mí, pero a veces cambio en la manera de extraerlo. Puedo darle mil vueltas a una palabra y dejar que ella me lleve a pensamientos tal vez muy alejados del origen. O puede influirme una frase cazada al vuelo. En realidad tiene poca importancia, porque son solo mecanismos que me ayudan a sacar fuera algo que ya está dentro. ¿Y cómo llega todo eso a estar ahí, a tanta profundidad? No lo sabría explicar... Supongo que la vida nos va llenando de experiencias, y que cada uno las muestra o las comparte a su manera. La mía es escribir.