Ricardo logra dejar la silla de ruedas e intenta realizar una nueva hazaña náutica

Su vida ha sido una lucha constante por la superación. El conocido deportista Ricardo García Castro (Tijarafe, 1973) vuelve a la batalla después del gravísimo accidente que sufrió el pasado año en Estados Unidos cuando la moto en la que circulaba fue arrollada por un coche. En los próximos fines de semana, cuando el estado del mar lo permite, unirá la isla balear de Ibiza y la localidad alicantina de Javea sobre esquís acuáticos. En total, 55 millas náuticas de travesía. Esta nueva gesta en el mar está dedicada a “todos los que han sufrido un accidente o una enfermedad grave, para que se animen a superar una situación difícil” y persigue también promocionar Canarias en el exterior, asegura el deportista tijarafero, que durante once años ha encarnado al emblemático personaje de El Diablo en las fiestas patronales de su pueblo.

El cuerpo de Ricardo, el día 13 de enero de 2012, quedó hecho añicos cuando un coche se llevó por delante la Harley Davidson en la que circulaba por Orlando, en compañía de un grupo de amigos, con destino a Miami. Sufrió fracturas en cabeza, cuello, vértebras, columna, costillas, cadera, pelvis, dedos, perforación de pulmón? “Mi piel quedó, además, quemada por el asfalto; estuve 15 días en coma y 45 ingresado en un hospital, de donde salí con destino a España en una silla de ruedas”, ha contado este martes a LA PALMA AHORA con los ojos humedecidos por las lágrimas. “Los médicos no daban un duro por mí; me dijeron que era un milagro que estuviese vivo y que nunca podría volver a caminar”, señala. Pero este tijarafero tiene por costumbre no rendirse ante las adversidades. De regreso de Estados Unidos, pasó una estancia en la clínica Cemtro de Madrid, en tratamiento con el prestigioso traumatólogo y ortopeda doctor Guillén, especialista de referencia en medicina deportiva. “Conmigo dio en el clavo, me trató como un hijo y le tengo mucho aprecio”, resalta. El doctor Guillén logró que Ricardo pasara de la silla de ruedas a una andadora. “Cuando aterricé en La Palma solté la andadora porque no quería regresar a mi isla con ella; me costó mucho trabajo llegar hasta mi gente, pero me armé de valor y lo conseguí”, recuerda. “Recuperarme ha sido una lucha constante, un reto, pero nunca he dejado en mi mente espacio para lo negativo, siempre he pensado en positivo”, comenta. “Muchos pensaban cuando salí de Estados Unidos que estaba condenado a pasar mi vida en una silla de ruedas; lo que he conseguido ha sido para mí un reto, y quiero que la gente sepa que siempre hay una salida y que tienen que luchar por ella, desterrando la negatividad de su mente”. “Yo estaba muy mal, no daban un duro por mí, me decían que nunca volvería a esquiar ni a practicar deporte, y aquí estoy luchando y haciendo lo que más he querido en mi vida”, recalca.

La sorprendente recuperación de Ricardo ha sido posible “gracias a los médicos y al apoyo de mi gente” y por ello “quiero dedicarle este nuevo reto a todos los que me han apoyado durante este tiempo y a quienes están en las mismas condiciones en las que yo estuve, quiero que luchen porque seguro, seguro, van a encontrar una puerta”.

Ricardo reconoce que “mi cuerpo no está igual que en las pruebas anteriores que he realizado, pero la mente está mucho mejor; si antes estaba a 100 ahora está a 150”. Asegura que “estoy más motivado que antes y con ganas de que llegue el día de la travesía”.

Equipo

El deportista tijarafero, en esta primera travesía tras el accidente, que tiene entre sus patrocinadores a la clínica Cemtro, contará con un equipo que estará integrado por el ejecutor de la prueba, cuatro personas que irán a bordo de la lancha de arrastre y otras cuatro que lo harán en la lancha de apoyo, un mecánico, dos asistentes sanitarios, un masajista y dos jueces.

En esta ocasión, Ricardo se enfrentará a otros mares, después de haber realizado en Canarias todas las travesías posibles uniendo las siete islas, retos que han merecido estar en el libro Guinnes de los récords. Considera que la gesta que pretende realizar en el Mediterráneo contribuye a promocionar el Archipiélago no solo desde el punto de vista deportivo sino también turístico. “Incluso nuestros productos agrícolas, como el plátano, que tanta energía aporta a los deportistas, se pueden beneficiar”, afirma. “Supondrá también un espaldarazo para un deporte náutico que cada día cobra más auge en toda la geografía”, añade.

La travesía que protagonizará Ricardo entre Ibiza y Alicante también servirá para “dar a conocer fuera de nuestras fronteras el clima de nuestra tierra, su naturaleza, su gente, sus costumbres y su alimentación”, así como “la capacidad, tenacidad y empeño que tenemos los canarios, que a pesar de estar un poco apartados por la situación geográfica, nada nos impide que tengamos inquietudes y que luchemos por nuestros objetivos”, dice.

La aventura náutica de Ricardo persigue además “transmitir ilusión” y demostrar que “los objetivos que uno se proponga, si pone empeño y esfuerzo, los puede conseguir”. “De esta forma también pretendo animar a la gente a que participe en cualquier evento, para que se dé cuenta de que las metas se pueden hacer realidad”, insiste.

Espíritu de superación

El espíritu de superación ha sido una constante en la vida de este tijarafero, que a los tres años bebió agua caliente, lo que le provocó serios problemas de salud que afectaron al desarrollo de su infancia. Hasta los 14 años permaneció largas temporadas en cama con fiebre y vómitos, y sin poder asistir al colegio con regularidad. Cuando por fin logró superar este calvario, se fracturó una mano en una de sus múltiples travesuras. Sin embargo, la experiencia más dolorosa estaba aún por llegar: el fallecimiento de su madre cuando él contaba con 17 años, un hecho que le marcó pero que no logró hundirle sino, al contrario, reforzar su capacidad de sobreponerse a situaciones difíciles. Desde pequeño siempre le decía a su madre que él quería ser El Diablo, y lo fue durante once años, desde 2001 a 2012, hasta que sufrió el accidente en Estados Unidos. Más de una década encarnando al popular personaje festivo ha hecho que se le conozca cariñosamente como Ricardo 'El Diablo'. “He superado muchas adversidades, me he superado a mí mismo, he vencido dificultades y he cumplido mis sueños y objetivos, porque los sueños no valen nada si no se hacen realidad”, concluye.