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El árbol de los deseos

Hay árboles de Navidad que no deberían ser desmontados. Que deberían permanecer delante de nuestros ojos días y días hasta que grabemos a fuego en nuestra memoria cada uno de los objetos allí representados, cada figura, cada brillo, cada esperanza. Cada una de las palabras que allí se escribieron. Porque hay árboles que se miran y hay árboles que se leen. En la Real Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de La Palma idearon un árbol diferente a otros árboles de Navidad. Colgaron pequeños cartones de colores y quien quería podía escribir en ellos un deseo. El árbol fue creciendo día a día y sus ramas se tiñeron de deseos azules, rojos, verdes y amarillos que tintineaban y se movían con el aire que entraba por la puerta.

Los niños escribieron en él. En él algún adulto se atrevió y dejó tendidos sus deseos. Y allí lo vi una tarde. Grande en su humildad, grandioso en su contenido. Y hoy, domingo 8 de enero, último día de estas fiestas que con los años se van volviendo amargas por culpa de la desesperanza, he querido traerlo hasta aquí para que lo lean, lo disfruten, lo hagan suyo, graben esas palabras en su corazón y no olviden que ellas son el resumen exacto de lo que muchos niños desean y añoran; para que piensen en lo que ellos sueñan, lo que ellos creen que alguna fuerza extraña y desconocida podría concederles en este año que comienza.

Les he transcrito la mayoría de esos deseos. Con sus faltas de ortografía, sus errores gramaticales, su magnífica inocencia. Para todos ustedes.

Ser como Dios

Que mi hermano juegue más en el Tenisca y “llo” con mi equipo marcar muchos goles.

Tener una familia que me cuide para siempre

Que desaparesca toda la “vasura”

Deseo tener un hermanito que se llame Manuel o si es chica Laura para pasarmelo muy bien.

Que terminen las guerras que seamos mas generosos y nos ayudemos unos a otros

Deseo tener amigos por todo el mundo.

Deseo que yo y mi familia fuera feliz.

Un ordenador, un caballo, una casa grande, meter un gol y que sea delantero.

Que mi papi y mi mami me quieran mucho.

Deseo para el año que viene que mi mami no me pelee tanto (sobre la i de mami, un corazón en lugar del punto. Y, al final de la carta, flores, un corazón y la firma).

Que todos los niños podamos ir al cole.

Deseo tres cosas: No sufra nadie más por los atentados o guerras. No haya paro. Todas las personas no sean discriminadas.

Deseo que mis sueños se hagan realidad.

Deseo tener una casa mejor.

Deseo que mi hermana aprenda a ordenar.

Deseo ser un buen amigo (de mayor).

Que vengan mis abuelos a casa. Que mi tía Sonia venga en Navidad. Que mi primo venga estas navidades. Que mi abuelo se quede en mi casa a dormir. Quiero un hamster. Salud para toda la familia.

Conoser a papa nuel.

Mi deseo es tener un montón de amigos.

Aprobar todas las asignaturas.

Igualdad, justicia, paz, felicidad y que la señorita Bea vuelva al colegio.

Deseo para mi próximo año estar más tiempo en familia.

Deseo compartir con los amigos.

Deseo que nadie nunca sufra de hambre, sed… etc. (Ha tenido tiempo para pintar dos niños calentándose al fuego y asando un pedazo de carne. Uno es blanco y el otro negro. Los dos sentados sobre unas piedras. Detrás un árbol).

Deseo que haya colegio todos los días. ¡Que no se hagan exámenes! Y que mi madre no se tenga que ir de viaje.

Deseo que Raul se enamore de mi.

Ser un poco más mejor con las notas.

Que el mundo sea mejor.

Botas nuevas de messi por favor.

Deseo ser un gran futbolista.

Deseo cuidar mi familia.

Que el próximo año sea mejor que este 2016.

Que haya amor alegria y paz.

Que mi hermana aprenda a leer.

Pasármelo bien.

Deseo quedar en buen puesto en el Rock Da House

Tener siempre ilusión.

Deseo que todos los niños tengan una familia con quien pasar la navidad.

Que los humanos no seamos una amenaza para la humanidad.

Que ningún niño pase hambre.

Ojalá que la PAU no nos de la muerte, que las dudas no nos acechen a última hora, que la vida fuera nos trate bien y que esta sea la mejor etapa de nuestras vidas (pintado un corazón) De una estudiante de 2º bachillerato.

Hay árboles de Navidad que no deberían ser desmontados. Que deberían permanecer delante de nuestros ojos días y días hasta que grabemos a fuego en nuestra memoria cada uno de los objetos allí representados, cada figura, cada brillo, cada esperanza. Cada una de las palabras que allí se escribieron. Porque hay árboles que se miran y hay árboles que se leen. En la Real Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de La Palma idearon un árbol diferente a otros árboles de Navidad. Colgaron pequeños cartones de colores y quien quería podía escribir en ellos un deseo. El árbol fue creciendo día a día y sus ramas se tiñeron de deseos azules, rojos, verdes y amarillos que tintineaban y se movían con el aire que entraba por la puerta.

Los niños escribieron en él. En él algún adulto se atrevió y dejó tendidos sus deseos. Y allí lo vi una tarde. Grande en su humildad, grandioso en su contenido. Y hoy, domingo 8 de enero, último día de estas fiestas que con los años se van volviendo amargas por culpa de la desesperanza, he querido traerlo hasta aquí para que lo lean, lo disfruten, lo hagan suyo, graben esas palabras en su corazón y no olviden que ellas son el resumen exacto de lo que muchos niños desean y añoran; para que piensen en lo que ellos sueñan, lo que ellos creen que alguna fuerza extraña y desconocida podría concederles en este año que comienza.