Felipe Vargas de Paz nació en Santa Cruz de La Palma el 28 de marzo de 1934. Realizó sus estudios primarios en su ciudad natal, no siguiendo otra formación y empezando a trabajar, junto con su hermano Enrique, en una pequeña tabaquería en la Avenida Marítima.
También tuvo una venta en la calle del Tanque, donde igualmente hacía tabacos en la trastienda, con la ayuda de su familia.
Finalmente comenzó a trabajar de celador en el Hospital de Nuestra Señora de las Nieves, tarea que desempeñó hasta su fallecimiento.
En su importantísima faceta musical, y a pesar de no haber recibido clases de canto, se incorpora, como solista, al grupo de Coros y Danzas de la época, denominado más tarde como Agrupación de Coros y Danzas Nambroque.
Felipe Vargas, con ese estilo tan peculiar de cantar e interpretar la música, realizó miles de actuaciones por todo el mundo, recibiendo múltiples premios y reconocimientos, destacando cuando cantó en Tokio ante Hiro Hito, emperador del Japón o, también, cuando viajó a la Expo`92 de Sevilla.
Igualmente fundó su propio grupo musical, Felipe Vargas y Los Benahoare, donde se recreaba con esas canciones que le entusiasmaban y enamoraba a un público fiel y entregado a su arte.
Uno de los componentes de los Benahoare, Susín Morera, lo define sencillamente como un hombre bueno y gran amante de la música de calidad, y el musicólogo Fran Medina como “un ejemplo de autenticidad y de respeto con nuestras tradiciones… un guerrero que defendió nuestro acervo con una lealtad heroica de la que debemos tomar vivo ejemplo”.
Felipe Vargas de Paz falleció en Santa Cruz de La Palma, la ciudad que lo vio nacer, el 14 de enero de 1995.
Su amigo Julio Marante, con ocasión de su muerte escribió:
“Cuando murió el trovador
le lloramos sus amigos…
E igualmente conmovido,
se fue oscureciendo el sol
al no escuchar su latido“
(Malagueña)