Juan Domingo de Guisla Boot y Salazar nació en la villa de San Andrés, en San Andrés y Sauces, isla de La Palma, el 11 de noviembre de 1723.
Perteneciente a las Milicias de La Palma en un primer momento, pasó a servir a la Corona Española como oficial de las reales guardias de infantería.
En la guerra de Italia tuvo una actuación sobresaliente, tanto en la toma de Casal de Monferrato, en Milán, como en el sitio de la plaza de Parma, donde resultó herido.
De vuelta a la isla de La Palma, fue nombrado Regidor Perpetuo de su Cabildo General, y patrono de la ermita de Nuestra Señora del Pilar en la villa de su nacimiento, fabricada a su costa y con tribuna abierta hacia su residencia y casa en la que nació.
Caballero de la Orden de Santiago, fue uno de los personajes más influyentes de la nobleza palmera en el siglo XVIII, sobre todo a raíz de solicitar a su majestad el rey Carlos III (1759-1788) un título de Castilla.
De esta forma y por Real Cédula de 23 de junio de 1776, la Corona le concedió el Marquesado de Guisla Ghiselín, nombre que había escogido personalmente el interesado.
Una vez abolidos los privilegios de los Regidores Perpetuos en 1771, el Marqués se trasladó a Tenerife, donde fue gobernador del castillo de San Joaquín, en La Cuesta.
Juan Domingo de Guisla falleció en La Laguna, en la isla de Tenerife, el 30 de septiembre de 1785.
Sin descendencia alguna, el Marquesado pasaría a manos de su hermano Carlos José.
Se da la circunstancia de que también fue hermana de los dos primeros marqueses de Guisla Ghiselín, María Liberata, que pasaría tristemente a la historia de la Isla por haber sido, presuntamente, enterrada viva en la cripta de La Victoria, en la iglesia de San Andrés y Sauces.