Pudo ser mucho peor
el cruel fuego traicionero
salteado y puñetero,
que al pinar cambió el color.
Ha perdido su verdor
y canelo se ha tornado,
pero el terreno riscado
de violenta orografía
nos da una fotografía
de impacto disimulado.
Jócamo, 8.VIII.2023
NOTA: El fuego se ha convertido en un 'marrón' de dimensiones colosales, al que parece imposible poner coto.
Los grandes incendios calcinan cada año miles de hectáreas en España (millones en el mundo). Afectan por igual a los medios seminaturales antropizados, donde generalmente se originan, que a los naturales, con cuyos bosques se ceban.
En el reciente incendio que afectó a la comarca noroeste de la isla de La Palma, el fuego arrasó por igual cultivos (principalmente viñedos y almendreros) como pinares de gran valor ecológico.
El fuego se descolgó por el veril del Time hacia el interior de La Caldera de Taburiente, cambiando el alegre color verde de los pinos por el canelo o marrón claro de las copas abrasadas. El daño ecológico de los incendios es de sobra conocido (pérdida de biodiversidad, fomento de la erosión, etc.). Por fortuna, la complicada orografía de La Caldera, disminuye el impacto paisajístico, que se diluye entre las sombras de los riscos y los abismos verticales de los profundos barrancos. Pero no nos engañemos, el daño es cierto y a ningún ser vivo, animal o vegetal, le gusta quemarse.