Sí, misiles y pedradas. El avión del jefe de Wagner, Prizhogin o algo así, es derribado por misil o similares y Putin lanza un pésame que es un misil a su familia, un octogenario en Tenerife “derriba” un helicóptero con una pedrada, lo que explica por qué la conquista de Tenerife costó tanto a los castellanos, un beso derriba al presidente que gobernaba el fútbol español como si fuera su jardín de los cielos del poder, un beso-misil que es una especie de suicidio asistido, Puigdemont lanza un misil referéndum que Sánchez esquiva hábilmente pues tiene gran experiencia esquivando misiles de la derecha, de la izquierda y del centro, el fuego ataca por tierra mar y aire la corona forestal del Teide después de haber hecho un destrozo en La Palma, el empresariado turístico palmero esquiva un misil anti-resort con más de cuarenta mil firmas y yo atacado en todos los frentes por una calufa apabullante corro a la tienda de enfrente a comprarme el más potente ventilador antimisiles. En fin, como se dice en bagañete ‘valirio larai, larai, callareme’, que esta guerra de sinsentidos no ha hecho más que empezar.