Tristemente, la violencia de género ha sido, y sigue siendo hoy en día, tanto en nuestro país, como en muchos países del mundo, un delito oculto en muchos casos, invisible en otros tantos y una verdadera desgracia, que en muchas ocasiones ha terminado con el peor final, la muerte. La consideración de que las mujeres pueden llegar a ser objetos de propiedad de los varones, y que deben estar sujetas a ellos, obedecerles, mantenerse en la sombra, satisfacer sus necesidades y deseos, es la regla de oro causante de todo este mal, llamado violencia de género.
De este modo se ha creado un falso poder masculino, que permite la capacidad de corregir, de castigar, de amenazar, de recurrir a la violencia, de manipular, de celar, y en ellas, de aguantar, soportar, sufrir y vivir llenas de miedo, día tras día. Esta actitud es algo que se puede llegar a transmitir de mujer a mujer, con frases como “aguanta, ya sabes cómo son los hombres”, llegando a producirse incluso entre madres e hijas, quitándoles de esta manera la capacidad de quejarse o de tratar de eliminar como sea ese tipo de comportamientos de sus vidas.
Esta violencia de género está presente, por desgracia, en todos los países del mundo, pero es cierto que en aquellos países donde los derechos de las mujeres ni si quiera están contemplados formalmente, la situación es totalmente desesperante, triste y devastadora. En nuestro país, se ha conseguido visibilizar, gracias a muchas personas valientes, este problema que tanto ha dejado atrás. Sin embargo, cada día muchas mujeres siguen sufriéndola en primera persona, en silencio, o cada año vemos en las noticias cómo una mujer es asesinada por su pareja, por lo que nos queda mucho, pero mucho camino por seguir construyendo.
Si algo caracteriza a la lucha feminista es su tenacidad, su perseverancia, su constancia y su acción, y por ello, en un día reivindicativo como el de hoy, todos sabemos que, aunque en muchos momentos crean que están solas, desde aquí, queremos decirles que no se den por vencidas nunca, pues no están solas.
Es de gran importancia conocer los mecanismos de control sexista, investigar y controlar las posibles formas de violencia que se pueden dar, los diversos modos de sufrimiento que pueden experimentarse día sí, y día también. En muchas ocasiones, no se es consciente de estos problemas, o no se les da la importancia porque se cree que eso también es amor, sin embargo, con el paso del tiempo este tipo de problemas se van haciendo cada vez más grandes, hasta llegar a perderse totalmente el control.
Algunos de estos ejemplos de los que hablamos pueden ser el humor sexista, el control de acción entre parejas, los micromachismos, el chantajismo, la culpabilización, la humillación, el desprecio o la desvalorización. Ello puede alimentarse y hacerse mayor de la misma manera en que un tumor crece cuando no se elimina a tiempo, y acarrear en consecuencias mayores como pueden ser los gritos, insultos, las amenazas, el abuso sexual, la violación, las agresiones físicas, y, por último, muy desgraciadamente, el asesinato.
Pero todas estas malas acciones, que son más frecuentes de lo que creemos, no se solucionarán nunca si se permiten, si se guarda el silencio. Y es que, el precio del silencio puede resultar muy caro, tanto si eres víctima, como si conoces algún caso de este tipo y no haces nada.
Por eso, desde aquí, queremos alzar la voz contra la violencia de género en este 25 de noviembre de 2020, Día Internacional contra la Violencia de Género. Es momento para reflexionar sobre ello, para participar en la lucha hacia un cambio, un cambio a mejor, donde brille la igualdad, donde la violencia de género quede atrás de una vez, donde una mujer no se sienta valiente por salir a la calle de noche, sino que se sienta libre.
Llena tu vida de libertad, ámate mucho y no dejes que nada ni nadie te frene, y recuerda, no estás sola, denuncia.
Te animo a que en un día como hoy, enciendas una velita por todas las mujeres que nos han dejado, pues nunca serán olvidadas. Ni una menos.
Christian Pérez