Creo que ya he nombrado alguna vez la vergüenza propia y ajena que siento ante el escaso conocimiento que tenemos los españoles medios ante las lenguas extranjeras. Que yo sólo sepa chapurrear un poco de inglés, me fastidia mucho. Y cuando algún extranjero me encuentra por el monte o el campo, y se sorprende y le parece raro que un español ya mayorcito sepa hablar algo con él, ya me pongo colorado y ojiplático. Esto, en un país de Unión Europea, tan, tan dependiente del turismo, con más de 60 millones de visitantes, es, aparte de absurdo, antieconómico. Algo se ha avanzado en los últimos años, pero poco, muy poco, insuficiente. Hasta ahora he visto que se han dado muchas, muchas explicaciones (excusas diría yo) para esta situación: que si en España usamos unos métodos muy memorísticos, poco prácticos, inadecuados en la enseñanza de otros idiomas en los centros de docentes; que si el tradicional viejo aislacionismo de los españoles con Europa, que si nuestro bajo nivel económico y cultural frente a la UE más desarrollada, etc., etc. Todo eso puede influir, pero… ¿nada más?
Estos últimos días he estado en el archipiélago de Madeira, en concreto en la pequeña y poco habitada isla de Porto Santo, en una zona y ambiente no turístico, en la casa de un nuevo y buen amigo. En mi relación con la familia, conocidos, compañeros de trabajo, etc., noté algo sobre lo que había leído y que ya me habían comentado y que, teóricamente, parece inexplicable: los portugueses, de media, hablan más idiomas que nosotros. ¿Por qué? Veamos un dato comparativo de situaciones similares. Porto Santo es una isla algo más pequeña que El Hierro, un poco menos poblada, una economía bastante similar y…no es raro encontrar fuera del ambiente de la zona turística que trabajadores que, por su labor, no están relacionados directamente con foráneos, saben algo de idiomas extranjeros. No se pueden comparar ni de lejos con cualquier país, digamos, de la Europa central, pero ¡caramba!, nos ganan por diferencia. Eso en El Hierro, o en La Palma, La Gomera, etc., no sucede con tanta frecuencia. Es más fácil que ellos, portugueses, sepan algo de español, o “portuñol”, como dicen jocosamente, que, al contrario. La cantidad y la calidad del conocimiento medio de inglés también es superior. Y tampoco es raro encontrar quien también se defiende un poco en algún idioma más, sea francés o alemán. Y, además, con más desparpajo, con más fluidez, con más ganas de comunicarse en otro idioma.
Portugal y España, somos bastante parecidos, vecinos, ambos con sendos pasados dictatoriales (Salazar y Franco), chovinistas, patrioteros y ridículos que nos lastraron a la hora de abrirnos al exterior. Una economía similar, unas mentalidades y sociedades muy similares. ¿Por qué ellos son mejores que nosotros en este aspecto, el del conocimiento de lenguas foráneas?
Hay algo que sí noté que es muy diferente entre ambos y que da lugar a un hecho muy importante en el aprendizaje de idiomas foráneos. Los portugueses, aunque no estén relacionados con foráneos, sí están relacionados con idiomas foráneos frecuentemente, a diario. Oyen hablar en otros idiomas constantemente, en su casa. ¿Dónde? En nuestra omnipresente televisión. Nuestro tan democrático y avanzado Estado español conserva a rajatabla, con veneración cuasi divina, una tradición absurda, que implantó por ley el dictador en el año 1941. Todas las películas, programas de cualquier tipo, tanto en el cine como en la posterior televisión, de procedencia foránea, tenían que ser dobladas a nuestro glorioso idioma imperial, el castellano. En Portugal, y en la mayoría de países, eso no sucede. Sean películas, programas de entretenimiento, infantiles, documentales, etc., de origen foráneo, no se doblan al castellano… se oyen en idioma original, y se ponen subtítulos.
Reflexionemos por un momento el cambio profundo que este hecho provoca en las mentes y en los conocimientos, tanto respecto al idioma propio, como a los idiomas foráneos. Si te ves forzado a ver la película que te gusta, de los actores que te gustan, en idioma original con subtítulos, tienes DOS ventajas. UNA, que empiezas a familiarizarte con el tono, la entonación, el sonido general de esa lengua extranjera. Además, con el tiempo, empezarás a pillar algunas expresiones que se repiten: los saludos, las despedidas, etc. Eso, el encontrar “normal” como suena una lengua no conocida, es fundamental para aprender un idioma. Es el primer paso, fundamental. DOS. Con respecto a nuestro idioma, es bien sabido lo poco que lee el españolito medio, con consecuencias funestas tanto culturales como económicas. Mejor que cualquier campaña de lectura, sería el ser “obligado” a leer los subtítulos de los programas y películas de origen foráneo que quieras ver, para que las puedas comprender, salvo que ya domines el idioma extranjero en cuestión. Tu conocimiento de la ortografía y el vocabulario de nuestro idioma castellano también mejorará con el no doblaje televisivo.
Ya se sabe que los cambios, aunque sean muy necesarios… y éste lo es por sus enormes ventajas culturales, sociales y económicas… es difícil de que se acepten por la población de repente. Quisiera hacer un símil con el consumo del tabaco, antes tan habitual en cualquier lugar y sin control. Primero se pusieron zonas de no fumadores, luego se ampliaron, luego se generalizaron a más lugares, y ahora son de obligatorio cumplimiento siempre que se esté en espacios cerrados y bajo techo. Costó, pero se logró. Hubo ciertos sectores que pusieron el grito en el cielo. Pero al final entraron por el aro, como se hace en todos los países avanzados.
Pues lo mismo con el no doblaje televisivo. Debe hacerse por etapas. ¿Es que acaso no se puede legislar para que toda cadena de televisión hispana tenga que, obligatoriamente, poner en versión original con subtítulos, de entrada, un número X, o un tanto por ciento de programas, películas, etc.? Ya luego se puede ir generalizando. Porque, mientras más tardemos, más será nuestro retraso idiomático con respecto al resto de Europa, con consecuencias económicas que ya son evidentes. No se pueden hacer milagros en la escuela, señores. Si nuestros alumnos llegan a la clase de tal o cual lengua foránea ya con un cierta “práctica” auditiva desde casa, gracias a la televisión, mucho, mucho, habremos ganado.
¿Habrá algún partido político valiente que se atreva a plantearlo? ¿Cuál será? Pronto estaremos en elecciones generales. A ver qué dicen los programas electorales en el aspecto educativo.