El papa negro y el fin del mundo

Durante los días del cónclave que elegía al sucesor del papa Francisco, volvió a escena la figura del “papa negro”. Varias personas de mi entorno lo nombraron. No recordaba bien la historia que había detrás, pero sí que no se refería a nada bueno. Alguien explicó todo con una frase dicha en tono de burla: “Seguro que sale el papa negro. Ya tenemos el fin del mundo”.
Se hablaba de dos papables africanos: Robert Sarah, prelado católico de Guinea y Peter Tukson, cardenal de Ghana. Uno conservador y otro en la línea aperturista de Francisco. De la misma forma que Trump se imaginó a sí mismo jefe de la Iglesia católica en una imagen generada por IA que él o alguien de su entorno puso en circulación en redes, muchos imaginaron a uno de estos dos candidatos ataviados con la vestimenta papal, la mitra y el báculo.
Entonces, Nostradamus resurgió con fuerza como lo ha hecho tantas otras veces desde 1555. Se citaba una frase que estaría en sus Prophéties:
“Primero vendrá un Papa extranjero, luego un Papa viejo y, finalmente, un Papa negro, y con él, el fin del mundo”
Esta vez sí. El fin del mundo se acercaba. Una idea que casa muy bien con cierto de ánimo colectivo de estar a punto de un colapso, una catástrofe mundial, una conflagración universal.
Pues no. Finalmente, salió elegido un cardenal de piel blanca nacido en Chicago (EEUU). “Se cancela reinicio”, comentó un usuario en una cuenta de extrema derecha de X (Twitter).
Pasados unos días, el papa recientemente elegido dio su primer discurso y el bombardeo de noticias sobre lo que pasa en el Vaticano está en fase de intensidad decreciente. Una búsqueda en internet de “Papa negro Nostradamus” nos lanza decenas de entradas de medios de todo tipo dando pábulo a ese vaticinio. Entre ellos, muchas cabeceras de mucha difusión. Están divulgando una profecía falsa (fake prophecy?).
Entre todas esas entradas, unas pocas advierten que Nostradamus nunca habló de un papa negro, al menos de forma directa. En Las Profecías se ve como la palabra ‘negro’ aparece en una veintena de ocasiones y la palabra ‘Papa’ dos veces, pero nunca juntas. En la cuarteta XCII de la centuria II habla de “El mundo próximo al último periodo”, pero nada que ver ni con un papa ni con una persona de piel negra.
Por su parte, Chatgpt afirma que Nostradamus no dijo nada de eso, Gemini también lo hace. Deepseek también, aunque con algunas dudas. Aquí la IA es certera. ¿Será algún día menos crédula, interesada y más fiable que los medios de comunicación?
Lo que nadie sabe, de momento, es de dónde surge esa “profecía-bulo”. Es una creencia popular errónea, una leyenda urbana cuyo origen se pierde entre el lodo y las miasmas de patrañas mileniaristas, la intoxicación informativa, los chismes, los prejuicios y la mala baba.
Se habla una profecía de San Malaquías (siglo XII) mal interpretada y luego mal atribuida al profeta francés. Otra pista posible para entender el malentendido es que al Superior General de los jesuitas se le denomina “Papa negro” por el color de la sotana. De ahí que, cuando en 2013 salió elegido Francisco, el primer jesuita investido como papa, hubo otro momento de auge de esta misma falsa profecía, aunque Jorge Mario Bergoglio no era Superior General de la orden.
En fin, pasaron los días del cónclave, Habemus papam. Ahora vendrá otra ola de actualidad sobre algún tema nuevo que llene las portadas de los digitales y las horas de los informativos. La elección del papa eclipsó un nuevo enfrentamiento entre India y Pakistán, dos potencias nucleares, pero antes de ir a mayores, firmaron un alto el fuego. Ya vendrá otra cosa.
Robert Prevost (León XIV) tiene 69 años. Si la salud no le falla, habrá que esperar mucho para saber si en un próximo cónclave renacerá la profecía falsa. Mientras tanto, cabe preguntarse por el éxito fulgurante de un infundio del que muchos hemos oído hablar durante estos días pasados. Unos opinarán que no se trata sino de casualidad divertida, que no hay que darle más vueltas. Los más sesudos pensaremos que la rápida difusión de esta invención se debe a que tocó alguna tecla del subconsciente colectivo. La figura de una persona de piel negra portando la indumentaria de los papas, un negro como obispo de Roma, eso es algo que aún causa extrañeza. ¿Habría funcionado igual de bien la misma profecía inventada con cualquier otro color de piel?
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