Sandbox regulatorio aplicado al Valle de Aridane

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En el mundo actual, la innovación tecnológica se encuentra en constante evolución, creando nuevas formas de interacción entre las personas y generando oportunidades para la creación de nuevos productos y servicios que pueden transformar radicalmente la vida de las personas. Sin embargo, este progreso también puede presentar ciertos riesgos y desafíos regulatorios que pueden impedir el desarrollo de nuevos proyectos innovadores.

Un ‘sandbox’ regulatorio es una solución legislativa que tiene como objetivo permitir la experimentación de nuevas soluciones en un entorno controlado y regulado. Se trata de un mecanismo que permite probar soluciones y servicios en condiciones reales, pero dentro de un marco legal y regulatorio específico.

En otras palabras, en La Palma y concretamente en el Valle de Aridane, un sandbox regulatorio es una herramienta que permite a la administración, los agricultores, las empresas y propietarios explorar nuevas soluciones en un ambiente seguro y regulado, con el fin de reducir la incertidumbre y los riesgos asociados con la innovación y acelerar el proceso de desarrollo de reconstrucción.

En el caso de un territorio afectado por las coladas de un volcán, un sandbox regulatorio podría ser una solución legislativa que favorezca la reconstrucción. En los desastres naturales, como las erupciones volcánicas, hemos comprobado el impacto devastador que tienen en las comunidades afectadas, provocando daños en la infraestructura y afectando la calidad de vida de las personas. La reconstrucción de estos territorios puede ser un proceso largo y costoso, y la innovación podría ser una herramienta valiosa para acelerar el proceso de reconstrucción.

Un sandbox regulatorio aplicado a un territorio afectado por las coladas de un volcán podría ser diseñado para permitir la experimentación de nuevas soluciones que ayuden a reconstruir la infraestructura y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. La administración, las empresas, los agricultores, los propietarios que participen en este sandbox regulatorio tendrían la oportunidad de probar soluciones en un entorno seguro y regulado, reduciendo el riesgo y la incertidumbre asociados con la innovación.

Este sandbox regulatorio podría estar diseñado específicamente para abordar los desafíos que enfrenta un territorio afectado por las coladas de un volcán. Por ejemplo, podrían establecerse regulaciones que fomenten la creación de soluciones innovadoras en áreas como la construcción de viviendas resistentes a los desastres naturales, la gestión de residuos y escombros, la provisión de servicios básicos como agua, electricidad y transporte, y la restauración de los ecosistemas afectados.

Además, un sandbox regulatorio podría incluir incentivos financieros y fiscales para las empresas y agricultores que participen en el programa, con el fin de fomentar la inversión en el territorio afectado por las coladas del volcán. Estos incentivos podrían incluir exenciones fiscales, créditos fiscales, subvenciones y préstamos con condiciones especiales.

Para que un sandbox regulatorio sea efectivo, es importante que se establezcan regulaciones claras y precisas que permitan la experimentación de nuevas soluciones, pero que también aseguren la seguridad y el bienestar de las personas. Las regulaciones deben ser flexibles y adaptarse a medida que surjan nuevos desafíos y oportunidades, pero al mismo tiempo, deben ser lo suficientemente claras para garantizar que los participantes del sandbox regulatorio comprendan sus responsabilidades y las limitaciones del programa.

Además, es importante que el sandbox regulatorio cuente con un equipo de supervisión y monitoreo que pueda evaluar los resultados de las pruebas y asegurar que se cumplan los objetivos del programa. Este equipo podría estar compuesto por expertos en áreas como la ingeniería, la tecnología, la regulación y la gestión de desastres naturales.

Una de las ventajas de un sandbox regulatorio es que permite la colaboración entre la administración, las empresas, los agricultores y reguladores, creando una comunidad de aprendizaje y cooperación que puede generar soluciones innovadoras y efectivas para los desafíos que enfrenta un territorio afectado por las coladas de un volcán.

Además, un sandbox regulatorio también puede tener un impacto positivo en la economía local, fomentando la creación de empleos y la inversión en la región. Esto puede contribuir a la recuperación económica del territorio afectado por las coladas de un volcán y mejorar la calidad de vida de las personas que viven en la región.

Por supuesto, también existen ciertos riesgos asociados con la implementación de un sandbox regulatorio. Uno de los principales riesgos es que las empresas y agricultores que participen en el programa puedan violar las regulaciones o poner en riesgo la seguridad y el bienestar de las personas. Por lo tanto, es fundamental que las regulaciones sean claras y precisas, y que el equipo de supervisión y monitoreo sea riguroso en su evaluación de los resultados de las pruebas.

Otro riesgo es que el sandbox regulatorio pueda generar una competencia desleal entre las empresas y agricultores que participan en el programa y las que no lo hacen. Es importante que se establezcan regulaciones que aseguren que todas las empresas tengan las mismas oportunidades de competir en el mercado.

De forma parcial e imperfecta, y sin mencionarlo explícitamente, se está implementando una especie de sandbox regulatorio en la isla de La Palma y el Valle de Aridane. Algunos ejemplos de esto son las reducciones fiscales del 60% en el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), los planes de empleo, la prórroga de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) hasta finales de este año, las obras de infraestructura y carreteras llevadas a cabo mediante procedimientos de emergencia, evitando los trámites ordinarios, y las referencias constantes a un Consorcio que aún no se ha creado de manera efectiva.

Estamos aplicando medidas diferentes en nuestra sandbox sin explicar ni definir claramente sus objetivos y alcance. ¿Por qué no hacerlo de forma transparente y precisa? Sería adecuado establecer un sandbox en toda la isla con una vigencia temporal que podría ser de 10 años, lo que permitiría revitalizar la isla, promover la fijación de población y reconstruir lo que ha sido devastado. Es necesario impulsar un enfoque más estructurado y coherente para aprovechar plenamente los beneficios de este sandbox regulatorio y garantizar su éxito a largo plazo.

La oportunidad de rediseñar y reconstruir nuestra isla después de la devastación es una ocasión única que no podemos desaprovechar. Es el momento de unirnos como comunidad y trabajar juntos para forjar un futuro brillante y prometedor.

Imaginemos una isla que refleje nuestra resiliencia y creatividad, donde las infraestructuras sean más modernas y eficientes, donde se fomente la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente. Podemos impulsar proyectos innovadores que promuevan el crecimiento económico y la creación de empleo, al tiempo que protegemos y conservamos nuestro patrimonio natural y cultural.

Además, en este proceso de reconstrucción, debemos asegurarnos de fomentar la inclusión social y la participación activa de todos los ciudadanos. Cada persona debe tener voz en el diseño de nuestro futuro, para que todos nos sintamos parte de este cambio.

El futuro es nuestro lienzo en blanco y tenemos la oportunidad de plasmar en él nuestras aspiraciones más grandes. Si trabajamos con determinación y visión, el futuro de nuestra isla estará garantizado. 

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