La floración de las plantas de cumbre, como cada año, ha dibujado en distintos puntos de las partes más altas de La Palma una sinfonía de colores y perfumes. Este singular jardín silvestre, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, esparcido por las cimas de la Isla, está conformado por el añil y rosado de los tajinastes, el amarillo fuerte de las gacias, el claro de la hierba pajonera, el lila del alhelí y el morado claro de la violeta.
Tal espectáculo de la naturaleza, en estos momentos, se muestra con mayor exuberancia en las zonas próximas al límite del pinar, donde ahora están en plena floración. Asimismo, señala del director del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, Ángel Palomares, “está más adelantada la floración de los codesos en la vertiente Oeste, en la bajada a Garafía, que en la oriental”
Igualmente, añade, “entre los pinares con codeso hay este año un par de lugares donde los tajinastes rosados en flor abundan”. Detalla al efecto que “sobre el kilómetro 40,5 de la carretera LP-4 está la mayor concentración y, en el cortafuego de la línea eléctrica, justo en el límite del pinar, la segunda”.
Detalla que también “se pueden ver en la residencia del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y en la subida desde Santa Cruz de La Palma, a la altura del barranco de Vizcaíno, cerca del monumento al Infinito de Cesar Manrique”.
Hay además violetas, alhelíes y hierba pajonera en el mismo barranco de Vizcaino y el siguiente, conocido como de La Mejorana.
El tajinaste azul genciana “se observa bien en las cercanías de la residencia del IAC”. Asimismo, en la bajada a Garafía, en las parcelas de repoblación, “están en plena floración las gacias y bastantes tagasastes”.
Por último, concluye, “aunque todavía son pocas las plantas, se observa alguna retama de cumbre en flor y algún retamón”.