“Fuencaliente no ha sido capaz de aprovechar su riqueza y redistribuirla”

Llevan seis años luchando por promover un desarrollo sostenible y socialmente justo en el municipio. El colectivo Tagoror Amigos de Fuencaliente, un proyecto abierto, participativo y asambleario, se constituyó en el verano de 2007 y dejó clara su oposición al campo de golf que se proyecta en la localidad y su defensa de los poblados populares de la costa. “Planteamos alternativas encaminadas hacia un progreso económico y social justo, un modelo de desarrollo solidario y respetuoso con el medio”, han asegurado a LA PALMA AHORA sus componentes. “Apostamos por un modelo que mejore el bienestar y la calidad de vida de quienes habitamos en Fuencaliente, sin comprometer los recursos naturales del municipio, un modelo que genere empleo estable y que huya de la incertidumbre laboral a la que el actual capitalismo pretende condenarnos”, añaden. “También consideramos necesario potenciar y desarrollar la cultura en todas sus dimensiones y universalidad” pero, resaltan, “debemos tener la oportunidad de conocer la historia de nuestro pueblo y sus tradiciones, una identidad conformada por un continuo desde la población anterior a la colonización hasta la actualidad, una enorme riqueza cultural que es preciso rescatar y promocionar”.

Tagoror Amigos de Fuencaliente entiende que la situación social del municipio, como la del resto del Archipiélago, es “difícil”, no obstante, considera que no se ha sabido aprovechar su riqueza. “Cuenta con un enorme potencial agrícola (es una de las principales zonas productoras de plátano), con valiosos recursos paisajísticos para el desarrollo de actividades turísticas sostenibles, con un gran potencial para la generación de energías limpias, pero no ha sido capaz de explotar la riqueza que todos esos recursos han sido, o son, capaces de generar, y redistribuirla en los habitantes del municipio y de la Isla”, sostienen. Además, añaden, “los grupos que hasta ahora han gobernado en Fuencaliente han puesto estos recursos, o pretenden ponerlos, en manos de grandes empresas ajenas al municipio, llevándose fuera los beneficios generados”. Por otro lado, prosiguen, “vemos cómo cada año servicios públicos esenciales como los servicios sociales o la escuela se reducen; por tanto, entendemos que el grupo municipal de Gobierno, o no está preocupado por desarrollar políticas redistributivas de la riqueza que es capaz de generar Fuencaliente, o no tiene la capacidad para hacerlo, o, simplemente, sigue apostando por un modelo de desarrollo especulativo al servicio del capital y no de la población local, un modelo generador de desigualdades sociales y depredador de recursos naturales”.

Los miembros de Tagoror rechazan el campo de golf que se proyecta en el municipio y aseguran que “es un ejemplo de proyecto especulativo que no tiene ningún interés por mejorar el bienestar de quienes vivimos en Fuencaliente”. Recuerdan que esta iniciativa empresarial “requiere más de un millón y medio de metros cuadrados de terreno, cambiando la fisonomía de uno de nuestros paisajes más emblemáticos”. “Su interés radica en el precio de compra de esos terrenos, la recalificación del suelo a través del Plan General de Ordenación (PGO) y la especulación con la construcción, o posibilidad de construcción, de villas ligadas al campo de golf”, afirman. En este sentido hacen referencia a la intervención, en las últimas jornadas 'Fuencultura', del alcalde de Buenavista, Antonio González Fortes, quien puso de manifiesto cómo el campo de golf de esta localidad tinerfeña “no había provocado una mejora socioeconómica en el municipio, ni tampoco la generación de empleos, puesto que su interés estaba en la especulación con los terrenos aledaños”.

Tagoror estima que “los palmeros y palmeras debemos diseñar y planificar nuestro propio modelo de desarrollo turístico, y no poner a disposición de multinacionales los recursos paisajísticos y culturales del municipio y de la Isla, mientras que los beneficios se van fuera Canarias”. “Desde las administraciones, se deberían dar las mismas facilidades a la población local para el desarrollo de iniciativas turísticas, a escala del territorio y la cultura local”, reclaman. Sobre el hotel de Cerca Vieja construido en el litoral de Fuencaliente, manifiestan que “después de nueve años de funcionamiento, vemos cómo tampoco ha repercutido en una significativa mejora económica y social del municipio”.

La defensa de las casetas de la costa de Fuencaliente es otra de las batallas de Tagoror. “Desde un inicio nos opusimos al derribo de estos asentamientos, construidos antes de la Ley de Costas de 1988, y no sólo por lo que representan las construcciones, sino porque el aprovechar los recursos, desde el mar a la cumbre, es algo que han hecho nuestros antepasados desde hace más de cinco siglos (valiéndose de las cuevas naturales del litoral o de pequeñas chozas) hasta la actualidad, donde a mediados del siglo XX se comienzan a construir las actuales casetas”, recuerdan. “Si la discusión fuese el uso público de esas construcciones, estamos seguros que muchos de los propietarios estarían dispuestos a que se desarrollase un proyecto para el disfrute de toda la población, pero, insistimos, no sólo es el valor de las construcciones, esos asentamientos llevan aparejada una parte importante de la historia de Fuencaliente (alimentación, fiestas, comunicación etc.,) como quedó recogido en la información presentada para su declaración como Bien de Interés Cultural, documentación en la que se recoge un importante material etnográfico a través de entrevistas y una revisión bibliográfica, y que esperamos editar próximamente”.

Desde su fundación en 2007, Tagoror Amigos de Fuencaliente ha organizado numerosas actividades, como el vallado del Roque Teneguía para su protección, 'quedadas' para controlar la planta 'rabo de gato' o un estudio etnográfico de los asentamientos de la costa, manteniendo siempre “una actitud crítica frente a los diferentes proyectos especulativos que se pretenden desarrollar en el municipio y defendiendo el patrimonio etnográfico y natural”. Las jornadas 'Fuencultura', un espacio de debate en el que se realizan talleres y se presentan ponencias desde distintas perspectivas (socioeconómica, histórica o etnográfica), es quizá la actividad de Tagoror que más repercusión pública ha tenido y que se viene celebrando desde diciembre de 2007.