“Que moleste una foto que diga que no nos violen es un medidor claro de que aún hay machismo”
La actriz, fotógrafa e ilustradora madrileña Sara Batuecas ha vuelto a La Palma de la mano de Karmala Cultura con un proyecto de fotografías femeninas que reflejan el dolor silencioso que sienten las mujeres ante el acoso al que son sometidas. Asegura que esta exposición le ha servido para expresar la impotencia que siente ante la impasibilidad de la sociedad sobre el maltrato femenino. Actualmente 12 fotos de su colección Si tocas a una nos tocas a todas están siendo publicadas por el periódico El País desde el lunes 23 hasta el domingo 29.
Sara Batuecas (28 años, Madrid) más conocida por su nombre artístico TETABÚ (el tabú de la teta) estudió Arte Dramático y más tarde fotografía. Sus fotos reflejan el dolor silencioso que sienten las mujeres cuando están siendo manipuladas, golpeadas o usadas por muchas manos sin dejar de mirar al objetivo. Fotografías en blanco y negro en el que los sentimientos traspasan el papel y llegan a la mirada del viandante convertido en asco, agobio, impotencia, dolor o desamparo. Para Sara Batuecas es muy importante seguir denunciando y mostrando a la sociedad que, aunque se haya conseguido mucho en materia de protección para las mujeres, aún a día de hoy se siguen arrancando las fotos de los murales que ha expuesto por todo el país. Con sus ilustraciones muestra a través del sarcasmo las ideas que con las fotos no alcanzaba a mostrar y a modo de terapia para soltar tanta impotencia creó ilustraciones sobre temas del feminismo y como si el propio cuerpo nos contase lo absurdo de la vida.
TETABÚ, el tabú de la teta ¿Cómo nace tu seudónimo?
Nace de las redes sociales y su extraña moral para censurar mis fotografías artísticas en las que ver un pecho de mujer es contenido peligroso y sin embargo los vídeos de maltrato animal o el contenido sexista rozando lo pornográfico no tiene ninguna repercusión en las redes.. En varias ocasiones fui amenazada por Instagram con cerrarme la cuenta por que se veía la teta de una mujer y al ver que había tanto tabú al visionar un pecho nada erotizado decidí llamarme así.
¿Cómo y cuándo comenzó el proyecto?
Comenzó hace más de dos años, fue justo cuando empecé a trabajar con retratos de cuerpos femeninos cuando en la primera sesión con las mujeres nos sentíamos decepcionadas y nos podía la rabia porque ese mismo día había salido la primera sentencia de la manada en la que el juez había dictaminado que había sido abuso y no violación. El proyecto se llama Si tocas a una nos tocas a todas. Ahí tuve una necesidad de desahogarme y expresarlo e inconscientemente se plasmó en las fotos. Les pedía a mis amigas que simplemente me mirasen a cámara y durante un tiempo estaban siendo manoseadas de cintura para arriba. Noté que era algo potente y decidí subirlo a Instagram y me lo censuraron otra vez por contenido violento, aunque lo que se estaba reflejando era el dolor que sentían las mujeres. Ahí tuve la necesidad de contar lo que nos está pasando y cómo no paran de restarle importancia a nuestras penas. Más tarde, a través del boca a boca las sesiones se fueron ampliando porque más mujeres querían prestarse voluntarias al proyecto. Lo saqué a las calles, Malasaña y Lavapiés. Hacía murales por las noches y tristemente por la mañana la mayoría amanecían arrancados. Entonces fue cuando me di cuenta de que, aunque me dolía porque sentía que era una agresión sobre otra agresión debía seguir, porque si provocaba era necesario que se mostrase. Por un lado, hay que seguir concienciando y por otro, a las modelos y a mí nos servía como catarsis al enfrentarnos a nuestros miedos, las sesiones las acabábamos muy agotadas por todos los sentimientos que allí se exponían. Porque al final todas hemos pasado por diferentes abusos a lo largo de nuestra vida. Este proyecto no se ha cerrado aún, todavía quedan muchas mujeres que me han pedido formar parte y mientras no exista la plena concienciación seguirán vigentes estos sentimientos.
Tus fotos están siendo publicadas en un diario de tirada nacional. Muy pocos artistas consiguen esa notoriedad. ¿Cómo llegaste al periódico El País?
Lo curioso de todo es que son esas cosas maravillosas que surgen a través de las sinergias y a pesar de que yo soy madrileña la iniciativa salió de la isla de La Palma. Durante la exposición que hice en Santa Cruz de La Palma dentro de las Jornadas de La Voz de La Mujer que organizaba Karmala Cultura, la Escuela de Fotografía de Breña Baja vino a visitarla e hizo de puente con el diario El País. Pasaron las semanas y yo ya me había olvidado de aquello mientras me centraba en la edición de un vídeo con todo el trabajo realizado para que fuese más fácil distribuirlo. Finalmente, la semana pasada me llamaron para proponerme la publicación de 12 fotos durante la semana del 23 al 29 de noviembre y el domingo en el formato de papel.
Has vuelto a La Palma. ¿Qué proyecto tienes entre manos ahora aquí?
Esta es la tercera vez que me han invitado a la isla y siempre he sentido una buena acogida, comparto arte con otras tres mujeres en dos murales y me dan unos espacios en los que me siento muy cómoda, puedo enseñar mi arte y expresarme con calma y no sintiéndome una ilegal por mover un mensaje que creo que es necesario. Me ha encantado poder conocer otros municipios como El Paso y ver cómo la gente que circulaba se paraba a observar lo que estábamos haciendo con respeto y curiosidad. En el caso de Los Llanos que me volvieran a dar la oportunidad de colocar otra vez mi exposición en el mismo lugar donde el año pasado arrancaron las fotos y lo pintaron con palabras machistas me ha parecido un gesto muy bonito, me ha dado fuerzas y me ha hecho sentirme apoyada. Además, he compartido los muros con tres mujeres más y el conjunto de fotografías y dibujos ha quedado potente, porque te hace pensar, porque a través de los ojos entra el mensaje sin adoctrinarte, te vuelves empático, te ayuda a ponerte en el lugar de las mujeres.
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