Confiesa que “lo que vi me dejó triste, y quizás haya sido la semana que más he llorado este año”. El barista palmero Rayco Paz, que regenta el Café Don Manuel de la Casa Cabrera de Santa Cruz de La Palma, ha pasado siete días en una finca de cultivo de café en el Valle del Cauca, cerca de Popayán, en Colombia, una de las mejores zonas cafeteras del mundo. El viaje que le ha marcado. “En la finca Los Naranjos, propiedad de Supra Café España, se desarrolla un proyecto denominado Tecnicafé, que es una especie de universidad del café, donde se están desarrollando iniciativas solidarias muy importantes”, ha explicado a LA PALMA AHORA. “El objetivo es que los agricultores produzcan más y mejor para que incrementen sus ingresos y puedan mejorar su calidad de vida”, dice. “Esta empresa española, de forma desinteresada, ha puesto a disposición de los cafeteros a ingenieros agrónomos que les enseñan a modernizar los cultivos”, añade.
Y Rayco se ha implicado en Colombia en un proyecto solidario. Ha decidido comprar, a un precio justo, la producción de café de dos cultivadores, doña María y su hijo Rigoberto. “Gracias a la ayuda de Ricardo Oteros, impulsor y socio propietario de Supra Café, y de César Echeverry, ingeniero agrónomo, he podido hacer la compra porque como son importadores no me cobrarán el transporte hasta La Palma”, detalla. “Cuando el café llegue a la Isla, en febrero o marzo, lo vamos a tostar y a procesar, y celebraremos un día del café solidario con las cafeterías que quieran participar; yo les regalaré el café, y el dinero que se recaude lo destinaremos a mejorar la vida de las familias cafeteras”, asegura. “Fui a Colombia a formarme, a formar, y a intentar, con un proyecto desarrollado en La Palma, buscar ayuda para los cafeteros”, resume.
El pasado agrícola de La Palma está muy presente en la memoria de Rayco. “Cualquier palmero sabe cómo hemos vivido aquí en el campo hasta hace dos días, se ha trabajado mucho, y a veces, hasta en condiciones infrahumanas; me duele el corazón saber que esta gente está así; una señora me dijo que cobraba 50 euros al año, y su hijo 150”. “El café que recolectan con cariño lo llevan a una cooperativa; tienen comida, pero no hay sanidad ni disponen de dinero en metálico para comprar unas sandalias o un suéter”, cuenta. “Doña María no sabe cuándo nació, desconoce cuántos años tiene exactamente -dice que más de 75- mientras que aquí no estamos si no pendientes de celebrar el cumpleaños”. “Me choqué en Colombia con un muro: gente que vive entre cuatro paredes de paja y barro, sustentadas por palos de madera y con unas planchas de zinc, sin suelo, sin baño, sin cocina…”, relata con tristeza.
Rayco, que viaja a Colombia habitualmente cada cuatro meses, subraya que “antes ya creía en el comercio justo y en el trato directo, pero ahora, después de haber conocido a esta gente, llevo la solidaridad en el ADN, no voy a trabajar un café que no sea de comercio justo”.
El viaje también ha sido muy fructífero para Rayco desde el punto de vista profesional. “En la finca se desarrolla un proyecto de innovación tecnológica, y para cualquier buen barista conocer este espacio es un sueño; allí haces numerosas catas de café, y recibimos y damos formación, pero también participamos en un proyecto social”, remarca.
La cafetería Don Manuel ya forma parte de un proyecto solidario sirviendo café recolectado por la Asociación de Mujeres Caficultoras del Cauca. Ahora Rayco ha emprendido una nueva acción solidaria, mucho más comprometida, con la compra de la producción de doña María y su hijo Rigoberto. “A ver si desde La Palma, entre todos, empujamos, con la ayuda de Supra Café España, y de Ricardo y de César, y podemos mejorar la vida de estas personas”. “Nunca entregamos dinero en metálico, les compramos plantas de café, fertilizantes o materiales para mejorar las viviendas”, precisa Rayco, quien afirma que “lo que no se consiga con la acción solidaria lo pondré yo de mi bolsillo; la situación es muy triste”.