Nueva Canarias ha denunciado este lunes que el alcalde de Telde, Juan Antonio Peña, de Ciuca, ha autorizado el pago de 100.000 euros al primer líder el partido, Guillermo Reyes, sin llevar esta cuestión al pleno municipial. Ese gasto era reclamado por el propio Reyes en concepto de pago por su defensa ante los tribunales
Según explica NC, Reyes lleva reclamando esta cantidad desde 2017, cuando el pago de estos gastos procesales fueron desestimados, con informes negativos, en varias ocasiones por la asesoría jurídica municipal. “La situación ha tomado un giro inesperado ahora que Ciuca se encuentra al frente del gobierno municipal”, afirma NC, que añade que tras la presentación de un recurso contencioso administrativo sobre este asunto, el secretario del Ayuntamiento concluyó que se deberían incluir en un expediente plenario de reconocimiento extrajudicial de créditos.
“Sorprendente y sospechosamente este expediente no fue llevado a pleno, al que sí se llevaron el pago de facturas de otros ediles, por los mismos conceptos pero sin ningún informe negativo y por unos montantes infinitamente menores”, relata NC, y añade que “esto solo se explica con que el alcalde era consciente de la división en el seno del gobierno local por lo delicado del asunto, lo que suponía que no contaba con la mayoría en este punto y además querría evitar el desgaste de su imagen pública”.
La inmediatez con la que se ha resuelto este “problema personal” del líder de Ciuca, a juicio de NC, “pone en evidencia quién capitanea y marca las prioridades del actual gobierno. Son los concejales del mismo partido quienes ejecutan la estrategia marcada por Guillermo Reyes para, a través de una vía paralela, alcanzar el objetivo principal: embolsarse casi 100.000 euros con cargo de la ciudad”.
Por último, NC considera que lo sucedido “marca una diferencia clara” entre quienes llegan a la institución a servir y quienes “vienen a servirse”. Por ello, lamenta que la ciudad de Telde siga “sufriendo las consecuencias de lo peor de la política: la judicialización de la vida pública, el amedrentamiento del adversario político, la política del miedo. Estas son las señas de identidad de Ciuca, de la que no se conoce ninguna aportación real al avance y bienestar de la ciudad y sus habitantes”.