Monkey Box, comida a domicilio con sabor a gran restaurante

Hace unos días le hablábamos del proyecto dark kitchen de Sensi Gourmet, en el que un equipo de jóvenes empresarios se ha lanzado a la aventura de elaborar una cocina delivery (sólo para llevar) con mucho talento y esfuerzo dando lugar a grandes resultados. Siguiendo esa estela surge un nuevo proyecto como Monkey Box, que tiene algunos puntos en común como la gran calidad y atractivo de su propuesta, pero que además tiene un plus como valor añadido gracias al prestigio de su alma máter y cocinero, Óscar Dayas, finalista regional ibérico en 2019 dentro del concurso San Pellegrino Young Chef y en 2020 fue incluido en la prestigiosa revista Forbes como uno de los 30 jóvenes menores de 30 años en toda Europa con mayor proyección dentro del mundo de las artes y la cultura, entendiéndose a la gastronomía como parte de esas disciplinas creativas. 

Pero vamos a centrarnos en la propuesta de Monkey Box, que no puede catalogarse como dark kitchen al uso, ya que aquí sí se cuenta con las instalaciones de la casa madre, Mar Gastrotasca, desde donde se elabora esta cocina, eso sí, en una línea de producción aparte. Eso hace viable que el comensal no sólo pueda pedir esta carta para recibirla en casa, sino también para recogerla en pleno Paseo de Las Canteras. Y como está pensada para terminar en casa, no hay prisa. De hecho, mi recomendación es que los pedidos se hagan con cabeza y calma, no piensen en recibirla y comer sobre la marcha, sino que guarden su tiempo para ello ya que tanto el envase como el producto aguanta muy bien en la nevera y fuera de ella. De hecho, les hablaré de cinco productos que fui comiendo durante 48 horas para ver cómo evolucionaban y el resultado no pude ser más sobresaliente.

El menú que pedí de prueba consistió en elaboraciones mixtas donde platos complejos como un ramen, risotto o la tarta de queso, compartían espacio con elaboraciones más frescas del estilo de un poke, hamburguesa de pollo o una especie de perrito caliente donde un brioche y carrillera de ternera sustituía a los habituales ingredientes de este bocado tan sabroso como divertido. Comenzaré con el ramen, un plato que jamás pensé pudiera montar en mi propia casa y que resultó todo un reto, de lo más divertido posible y con un resultado sobresaliente gracias a la claridad de las explicaciones y lo sabroso que estaba el ingrediente principal de un buen ramen, la potencia de su caldo. La próxima vez que lo pida, que lo haré, jugaré más fuerte la carta del huevo y pocharé uno para dejarlo caer en el momento más que usar el que te viene curado en soja.

De segundo en el almuerzo, un risotto de verduras al que le llaman #monkeycapone, donde destaco el grano del arroz, perfectamente empezado a trabajar a la hora de terminarlo en casa, el caldo de verduras, concentrado y sabroso, pero sobresale ante todo la valentía de jugar con mantequilla elaborada en casa, queso de Gran Canaria y un secreto ibérico de alta calidad. Si crees que no eres capaz de hacerlo es porque no has leído las detalladas explicaciones a la hora de terminar el plato, te sentirás un auténtico maestro italiano al terminarlo. 

Y de postre, tarta de queso, que sin estar mala, todo lo contrario ya que tenía un intenso sabor a queso y su textura era impecable, ya me empieza a aburrir la insistencia de todas las cocinas en presentar este producto. Sabrosa era, pero una más de tantas que encontramos en cada rincón de nuestra hostelería, a la que le pido dejar las modas a un lado y crear cosas más interesantes, que no parezca la sección de postre un desfile de tartas de quesos para ver quien la hace mejor, porque pocas hay que destaquen sobre la inmensa mayoría. 

Pero como les dije al principio, si algo se encuentra en este tipo de propuestas es la variedad de elaboraciones que uno puede guardar en nevera para momentos posteriores. Esa misma noche, pero de cena, me elaboré un poké de salmón en casa, y al igual que el ramen, me divertí y emocioné a partes iguales porque según iba cogiendo forma, más ganas me daban de comérmelo. En esta ocasión, otra vez el éxito radicó en la excelente materia prima de sus productos, con una base de arroz perfectamente cocido y preparado para servir de base con este plato y una selección de topping tan divertidos como sabrosos, aportando textura, picante y sabor en cada bocado.

Ya para el día siguiente tocaba el menú de bocadillos, que comenzó con la especial versión de lo que sería un perrito caliente, el brioche monkey, donde el consabido pan de bombón aquí es sustituido por un brioche que se conservó de diez al que el toque de plancha aconsejado lo dejó como un pan recién horneado. Y ya la guinda del pastel es la desaparición de la salchicha, sustituida aquí por una excelsa, sabrosa e impecable carrillera de ternera que tras regenerar con sólo 10 minutos al baño maría en casa te inundaba de aromas la cocina. El toque final lo ponía una mayonesa de jengibre y unos topping de anacardos fritos y brotes varios, que me harían repetir el bocadillo en bucle si lo tuviera.

Como toque final, la burger monkey de pollo, donde el primer hit sería el pan, que se conservó perfectamente y la calidad de la carne que conformaba la hamburguesa, pollo y de corral. Los ingredientes aquí partían de un mix de manzana horneada a la que darle un toque de calor final, cebolla frita, lechuga, queso ahumado herreño y panceta, todo junto fundido en uno con la salsa incluida que hizo innecesario tener que añadir kétchup o mostaza, que siempre acuden a las llamadas de las más variadas hamburguesas.

Lo mejor de Monkey Box no es esto que les he contado y que he tenido el placer de degustar, lo mejor de la propuesta de Oscar Dayas, su socio y equipo es que tienen unas ganan innatas de seguir creciendo día a día más, con una carta muy atractiva y de la que seguiré pidiendo cosas para ir divirtiéndome en casa, y a la vez creer que todo lo he preparado yo. Porque eso les garantizo a ustedes, queridos lectores, pedir Monkey Box les servirá para disfrutar mucho pero también para hacer disfrutar a quienes se sienten en casa con ustedes, una manera genial de dar pequeños pasos apoyando iniciativas atrevidas, valientes y de calidad como esta.

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