Partamos de la base que este artículo no es más que una opinión, la mía, que no estoy en posesión de la verdad absoluta y que estoy lleno de contradicciones porque a día de hoy estoy tremendamente agotado psicológicamente del camino a donde esta pandemia, el único y verdadero enemigo, nos está llevando.
No creo que deba ser de buen gusto para ningún político el dictar las medidas que están haciendo semanalmente, porque en el fondo son personas igual que tú y que yo, pero que encima tienen amigos y familias a los que estas situaciones también les están perjudicando, pero si han decidido levantar la mano para que les votemos, en el cargo está que les señalemos y pidamos responsabilidades cuando algo no funciona. Y algo está claro con este semáforo, tiene tantas luces encendidas que si usáramos un símil con un cruce de verdad y un semáforo destinado a coordinar el tráfico el final estaría muy claro, se produciría un choque entre todos los vehículos. Y en esas nos encontramos un año después, sí, un año después, en vísperas de un choque irremediable que hará de la pandemia un efecto secundario en la economía y salud mental de los canarios, que ya no saben en qué estado vivimos y, lo que es peor, hacia cuál nos dirigimos.
Hay tantos cambios de luces, medidas y cambios una vez te encuentres en la fase actual que es imposible saber qué estás haciendo bien o qué estás haciendo mal. Tenemos tres islas en verde, una en amarillo y tres en rojo, con unas medidas en vigor hasta el 9 de abril en un principio, pero que después tienen variantes en el período de Semana Santa. No me voy a poner a desgranar todas y cada una de ellas porque para eso les invito a los imprescindibles artículos que escriben mis compañeros de Canarias Ahora, pero sí voy a describir en esta sección destinada a la hostelería y la restauración algunas de las contradicciones y reflexiones que llevo días dándole vueltas a la cabeza.
En esta nuevo nivel 3 se permite hacer delivery hasta las 00:00 pero el toque de queda entra en vigor a las 22:00 y entendiendo que lo hacen por si alguien quiere cenar en su casa a las 23:00, cosa harto difícil por los ritmos actuales de vida, ¿no creen que esto incita a pequeñas fiestas nocturnas en domicilios, justo cuando es en esos espacios donde más contagios se están dando? Yo no puedo entender que estén prohibidas reuniones de no convivientes en casas particulares y a la vez creer que esta medida ayuda a la hostelería.
Por otro lado, quiero felicitar públicamente a los impulsores de la plataforma Más Deporte por sus logros conseguidos en un espacio récord de tiempo consiguiendo que Sanidad rectificara de tener los interiores de los gimnasios cerrados en las anteriores fases 3 a permitir ahora su apertura con un 33% de ocupación, decisión justa y merecida al 100%, a la vez que me hace replantearme una pregunta, ¿está siendo de utilidad y tomada en serio por el Gobierno de Canarias sus reuniones con asociaciones como Ashotel o la FEHT? Por los resultados obtenidos y por los imput que recibo de multitud de mensajes privados por profesionales del sector, está claro que no. Y esto no es culpa únicamente de los representantes de dichas asociaciones o de la terquedad de los políticos, también es culpa de esos hosteleros que siendo referentes y líderes en su sector deberían dar un paso adelante para que se escuchen sus propuestas, sugerencias y ganas de construir. Desde fuera, pero sintiéndome parte del sector hostelero, tengo ahora mismo la sensación de que la relación entre el Gobierno canario (y también el central) con el sector es como la de un padre adinerado con ese hijo que le da problemas, toma esta pequeña paga, aquí en forma de ayuda o subvención y déjame descansar un rato de tanto escucharte. Y eso, al igual que sucede en las familias, es un error de bulto que únicamente serviría como dice el refrán, para tener pan para hoy y hambre para mañana.
Yo me pregunto, ¿no se podrían haber articulado unas medidas similares para la hostelería que las tenidas para los gimnasios?, y mi respuesta es sí, y tras hablar en privado con algunos miembros del comité científico y escuchar declaraciones públicas de los mismos, me reafirmo en mi pensamiento autocrítico de que algo más se podría haber hecho empezando por hacer una correcta segmentación del sector hostelero ya que ahí radica el verdadero quid de la cuestión. No tiene sentido que se rija por el mismo concepto un restaurante que un bar de barrio o uno de alta cocina. Se les llena a los políticos la boca sacándose fotos con los establecimientos presentes en la Guía Michelin y pocos se están preocupando de que muchos restaurantes, presentes en la guía o no, están cerrados o inutilizados para poder llevar a cabo su trabajo por no querer bajar sus estándar de calidad o servir la comida en una terraza donde el humo de los coches sería el mejor de los aromas. Como ejemplo de ellos, El Equilibrista33, Ribera del Río Miño, Casa Brito, Texeda, Hestia, Sarang, Bevir, El Bento Japonés, Fuji, San Sebastián57, La Sandunga, El Silbo Gomero, El Taller de Seve o Etéreo by Pedro Nel, entre otros muchos.
Y de esos restaurantes nadie habla, de esos locales que son capaces en su interior de tener las mesas a cuatro metros de distancia, trabajar al 33% de ocupación y de formar parte de la solución y no del problema, nadie los escucha. Y esa es mi queja ante las Federaciones, Gobierno y también esos hosteleros que miran para otro lado. Está en manos de todos el poder avanzar y caminar juntos porque sólo sumando entre todos este barco llegará a buen puerto. Una buena parte de la solución podría ser incluir al Colegio de Veterinarios a formar parte de ese comité científico que asesora al gobierno de Canarias y que ellos den una visión que haga llegar al mismo posibles aportaciones para el interior del sector hostelero con el que trabajan codo a codo todos los días.
Quiero terminar este artículo igual que lo empecé, dejando claro que es simplemente una opinión, la mía, y que como todas las opiniones subjetivas tendrán su parte de justicia, así como de equivocaciones también, por lo que me gustaría no se tomara esto como una crítica hacia las personas, sino como una reflexión que invite a sumar.