Canarias, entre las cuatro comunidades con más casos de maltrato animal

Niño acariciando a un perro. (DP).

Cristóbal D. Peñate

Las Palmas de Gran Canaria —

En España se abandonan cada año 135.000 animales. Es el país de la Unión Europea donde más abandonos hay en proporción a la población. En Gran Canaria se producen 10.000 abandonos. La mitad, unos 5.000, son recogidos en el Albergue Insular de Bañaderos.

La ley canaria establece que el abandono es una infracción grave y la administración está avanzando para hacer más rigurosa la aplicación de las penas. En la actualidad se establecen sanciones que oscilan entre los 1.500 y los 15.000 euros por el abandono de un animal. Pero muchas veces las sanciones se quedan en agua de borrajas.

El abandono es una forma más de maltrato animal. Canarias fue la primera comunidad autónoma española en prohibir las corridas de toros. La Ley canaria de Protección de Animales, aprobada en 1991, descartó los espectáculos sangrientos con animales, entre ellos las corridas de toros, si bien se siguió permitiendo las peleas de gallos porque sus partidarios presionaron duramente a los partidos políticos. Se acabó con los toros, las peleas de perros y el tiro al pichón, pero las riñas de gallos siguen siendo legales.

La prohibición de las corridas de toros no tenía mucho mérito porque ya en Canarias hacía tiempo que no se celebraban debido a que en las islas había poca afición y arraigo, además de lo costoso que era para los ganaderos taurinos traer los animales desde la Península ya que en el Archipiélago no se cría el toro bravo, símbolo de la España más casposa y carpetovetónica.

El diputado regional Miguel Cabrera Pérez-Camacho fue el promotor de esta iniciativa cuando era parlamentario de las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), aunque posteriormente se pasó al PP. Era curioso ver cómo este hombre conservador era aplaudido por los animalistas y protectores de animales, mientras que era abucheado por el lobby partidario de las riñas de gallos o del tiro al pichón.

Posteriormente, tras Canarias, la segunda comunidad autónoma española que prohibió las corridas de todos fue Cataluña, aunque en este caso prevalecía el rechazo a la mal llamada fiesta nacional, contraponiendo las ideas, las costumbres y los intereses de los catalanes frente a la España cañí. Prueba de ellos es que solo PP y Ciudadanos votaron en contra de que se prohibieran las corridas taurinas.

Ferias de ganado

Hasta algo tan arraigado en las islas como las ferias de ganado está también considerado por muchos como maltrato animal porque las reses se pasan todo el día, desde la primera hora de la mañana, de pie y a pleno sol. La mayoría de estas ferias ganaderas se celebran en verano, que es cuando suelen desarrollarse las fiestas patronales de los municipios canarios. Es lógico que pueda considerarse maltrato animal, aunque el hecho suela pasar desapercibido entre los isleños ya que está arraigado en la costumbre popular. De hecho los padres suelen acudir con sus hijos pequeños en familia para ver las cabezas de ganado de toda índole: bovina, caprina, ovina, caballar, asnal, mular…

Volviendo al plano insular del abandono animal, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, asegura que la institución insular “ha intervenido correctamente con cambios sustanciales, tanto en el trato de los animales que ingresan en el albergue como en la solución de los abandonos”.

“Los datos de junio de 2017 de los que disponemos es que han ingresado en el albergue 1.193 perros y 265 gatos, en total 1.458 animales en el primer semestre de 2017”, añade Morales.

De esos casi 1.500 animales se han adoptado 878 perros y 156 gatos. Por lo tanto, 1.034 están actualmente con una familia. “Estamos hablando de sensibilización e implicación. Hay que dar una respuesta a este problema y estamos ofreciendo una manera distinta de gestionar el asunto”.

Antes la mayoría de los 5.000 animales que entraban en el albergue eran sacrificados. “Si en estos primeros meses ha habido 1.458 ingresos y las adopciones pasan del millar, ha habido un aumento extraordinario de las adopciones. Estamos hablando de los primeros meses. El cambio de gestión está dando respuesta a esta cuestión”.

Morales considera que hay que endurecer las normas, “pero antes de eso tenemos que profundizar en la educación, la sensibilización, la formación. Sancionar es el último paso, aunque creo que hay que castigar con dureza lo que corresponde a todos los protocolos que se establecen para llegar hasta las últimas consecuencias. Se tiene que evitar llegar al último paso, trabajar con los colegios. Hay un cambio de actitud en la sociedad grancanaria”.

Esterilización y castración

Miguel Ángel Rodríguez, consejero de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, afirma que los animales tienen que estar bien identificados. “Se pueden hacer campañas de esterilización y castración masivas. Se puede penalizar y castigar mucho más el maltrato y el abandono y en esa línea estamos trabajando”, afirma.

“Queremos hacer un llamamiento a la ciudadanía porque tenemos que ser responsables con los animales. Dice mucho de una sociedad cómo tratamos a los animales. Gran Canaria tiene más conciencia y más valor humano. Vamos a apoyar y a animar al Gobierno de Canarias para que actualice la ley de maltrato animal, pero mientras eso ocurre vamos a intentar consensuar con todos los ayuntamientos una ordenanza municipal idéntica en todos los municipios y que ahí recoja todas las sanciones por el abandono animal”, añade el consejero.

Para desarrollar este asunto, hay un acuerdo entre el Colegio de Veterinarios y el Cabildo de Gran Canaria “para concienciar el problema que tenemos en la isla con el abandono y el maltrato de animales. 10.000 animales abandonados en la isla cada año es una cifra insoportable”.

Por su parte, el presidente del Colegio de Veterinarios de Las Palmas, Enrique Rodríguez Grau-Bassas, asegura que “no tenemos un número exacto de los animales abandonados y eso es un tema muy grave y lamentable. Canarias no aparece en las últimas estadísticas”.

“En este asunto hay que tener primero educación, es un problema con una base cultural muy importante. Por otro lado tenemos que tener un marco legislativo en el que se sancione, se regule y se detecten los malos tratos. Debe haber una vía por la cual los ciudadanos puedan denunciar estos hechos. Ahora mismo es muy complicado porque hay municipios en donde no hay interlocutores, no hay a quien presentar una denuncia por maltrato y la situación es muy grave”, apunta.

“Estamos a la cola del país. Afortunadamente ya se está modificando la ley del 91. Es un momento políticamente importante porque por fin el Ejecutivo autonómico se ha decidido a meterle mano a la ley. Está muy avanzado el proyecto y esperamos que en pocas semanas podamos empezar a participar en la elaboración del borrador”, señala.

“Se van a endurecer las sanciones, pero también es importante que la ley se cumpla y que las sanciones se apliquen. La idea es endurecerla porque las sanciones que hay ahora por la norma administrativa son ridículas, pero sobre todo lo que no quieren es imponer una cifra muy elevada porque si no es difícil que se imponga en las sentencias. La idea es endurecer muchísimo tanto las sanciones como la gravedad de los delitos”.

Canarias, maltratadora

Canarias es una de las comunidades españolas que más maltratan a los animales, no solo en el maltrato activo sino también el maltrato pasivo de animales mal cuidados. “Esto no puede ser. Estamos en el siglo XXI, vivimos en Europa, tenemos un montón de población europea. No podemos tener la cantidad de casos de maltrato que estamos sufriendo ahora. Canarias está entre las primeras tres o cuatro comunidades, con Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha”, afirma Rodríguez Grau-Bassas.

“Estamos ante un hito histórico en el castigo al maltrato animal. La inercia se acabó, la conciencia ha despertado, las situaciones de tolerancia que se habían inducido hasta ahora se han acabado. Teníamos un albergue que era una especie de agujero negro donde se dejaban perros y gatos porque no queríamos asumir la responsabilidad de tenerlos. Este fenómeno ha pasado muchos años por la facilidad para abandonar perros y gatos en Gran Canaria. Eso se está acabando afortunadamente”, añade Enrique Rodríguez.

La gente que asume una mascota tiene que saber que no se la puede quitar de encima tranquilamente. “Creo que las cosas con el Cabildo se están haciendo cada vez mejor porque las tenemos cada vez más claras. La concienciación, la legislación y la educación de la ciudadanía son fundamentales”.

“Nosotros, como colectivo veterinario y técnico en algunas materias relacionadas con el maltrato y el abandono animal, queremos proveer a través de nuestros colegiados el apoyo técnico para solucionar este grave problema”.

Jornadas contra el maltrato

Jornadas contra el maltratoEl Colegio de Veterinarios de Las Palmas organizó a principios de julio unas jornadas sobre el maltrato de los animales que se celebraron en la casa palacio del Cabildo de Gran Canaria, con la colaboración de la corporación insular. Las jornadas, denominadas Raíces del maltrato a los animales y respuesta normativa, contó con la participación de los doctores Jaume Fatjó Ríos y José María Pérez Monguió, director de la Cátedra de Investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona y profesor titular de Derecho Administrativo de la Universidad de Cádiz, respectivamente.

Estas jornadas estuvieron dirigidas a los 21 municipios de la isla. Además de los veterinarios, acudieron a este seminario los concejales del ramo, técnicos con responsabilidades en las áreas de tenencia y bienestar animal de todos los ayuntamientos, policías locales, agentes de medio ambiente y personal municipal implicado en tareas de animales perdidos o abandonados, convivencia ciudadana y derechos de los animales.

La concepción social de los animales está inmersa en un proceso complejo de evolución que se está trasladado al campo jurídico con múltiples implicaciones a todos los niveles y que exige a las Administraciones un esfuerzo continuo por, en primer lugar, comprender las raíces en las que se sustentan los cambios y, en segundo lugar, por conocer el amplio abanico de normas interconectadas que sobre la protección animal se han ido aprobando y que han dibujado un nuevo marco jurídico.

En estas jornadas, el doctor Jaume Fatjó Ríos, director de la Cátedra de Investigación de la UAB Fundación Affinity–Animales y Salud, expuso las conclusiones de la investigación que se ha realizado hasta la fecha sobre los mecanismos que explican el maltrato a los animales, con una especial atención a la perspectiva de la psiquiatría, la psicología y la psicología social.

Por su parte, el doctor José María Pérez Monguió, profesor titular de Derecho Administrativo de la Universidad de Cádiz, abordó, entre otras cuestiones, el maltrato en la normativa penal tras la reforma del Código Penal de 2015 y en la normativa administrativa autonómica comparada, el abandono como forma de maltrato, el fenómeno del sacrificio 0, los refugios o centros de recogida de animales y su problemática, la especial consideración de los animales potencialmente peligrosos y las medidas de los ayuntamientos, cabildos y administración autonómica en el campo de la protección animal.

Régimen jurídico de los animales

Pérez Monguió es doctor europeo en Derecho por la Universidad de Cádiz en la que desarrolla su actividad docente y de investigación como profesor titular en Derecho Administrativo. Su labor de investigación se ha centrado en el campo del régimen jurídico de los animales, y en este campo es uno de los pioneros en España.

Este profesor cree que cada vez hay más sensibilidad social sobre el maltrato de los animales. “Hace unos años, cuando yo empecé a estudiar la materia, las cuestiones de maltrato o de bienestar animal se tomaban en cuenta en ámbitos muy reducidos. Era un grupo muy pequeño el que se preocupaba por estas cuestiones, pero actualmente en los últimos años ha ido creciendo y emergiendo esta sensibilidad y ahora se extiende a casi todas las capas sociales y todos los ámbitos”.

El asunto está ahora candente en todas las esferas. “Hace unos años, el maltrato animal no tenía mucha repercusión en los medios de comunicación hasta 1999, cuando se produjeron una serie de ataques de perros potencialmente peligrosos. Al día de hoy cualquier acción de maltrato hacia los animales tiene una repercusión mediática muy importante”.

Las leyes de protección animal se han ido adaptando a los tiempos. La primera ley en España es de 1929. Cuando comenzó la democracia y se empezó a desarrollar el marco normativo autonómico, cada comunidad fue aprobando su respectiva ley de protección animal, especialmente referida a los animales de compañía.

En general, las leyes autonómicas de protección animal tienen puntos de común pero hay diferencias entre las comunidades. “En todas partes está el principio de que hay que preservar el bienestar animal o que los animales son seres sensibles o que el trato a los animales es una muestra de la civilización de los pueblos”.

Canarias fue la primera comunidad que prohibió las corridas de toros, pero fue porque aquí no había cultura y afición taurinas. No fue porque los canarios tuviéramos más sensibilidad con los animales que los peninsulares y baleares. De hecho en las islas hay peleas de gallos. “En Canarias pasa una cosa curiosa. Las peleas de gallos son una actividad ancestral, igual que pasaba en Andalucía. En Andalucía están permitidas estas peleas, siempre que se empleen para la mejora o selección de la raza”, dice Monguió.

Esta práctica requiere un control exhaustivo porque detrás de las peleas de gallos muchas veces hay otro tipo de actividades ilegales, como apuestas clandestinas o actividades violentas que el Seprona está persiguiendo de cerca.

Perro de presa canario

Hace unos pocos meses una mujer falleció en su casa de Madrid, al parecer por un ataque de su perro de presa canario. Sobre este particular el doctor Monguió no tiene claro que pueda considerarse un animal potencialmente peligroso. “Yo no tengo los conocimientos técnicos para decir si el perro de presa canario es potencialmente peligroso. Lo que sí puedo decir con toda certeza es que los perros han sido seleccionados para una actividad. Cada raza ha sido seleccionada para una actividad. El perro de presa canario, como el resto de perros de presa, ha sido seleccionado para la presa. Eso no quiere decir que sean agresivos, sino que tienen un instrumento y han sido seleccionados para una actividad concreta”.

Cada perro tiene unas características peculiares. El perro de presa, como el perro de rastreo, tiene unas mayores habilidades para el rastreo. Un perro de presa en manos de una persona sensata, con el animal bien educado, que venga de progenitores estables, seguramente no dará ningún problema. Los problemas vienen de la manipulación y de la selección. Hay perros para todas las personas y no todos los perros son aptos para todo el mundo. Es como si una señora mayor quisiera tener un cachorro de dogo argentino. Si la señora tuviera un problema de cadera se caería con este perro. Sin embargo un yorkshire le viene estupendo“.

Los expertos y profesionales coinciden en aceptar que el perro de presa canario no es un animal potencialmente peligroso, y de hecho la ley estatal en esta materia lo excluye. En la ley solo se incluyen ocho razas de perros peligrosos: pitbull terrier americano, staffordshire bull terrier, rottweiler, dogo argentino, fila brasileño, tosa inu y akita inu japoneses y dogo de Burdeos.

Clemente Reyes, secretario del Club de Perro de Presa Canario y juez de esta raza canina, señala que es muy difícil pronunciarse sobre el suceso de Madrid porque no está aún muy claro. “Dicen que el perro mordió a la señora pero no sé si fue antes o después. Muchas veces ha pasado que el perro intenta ayudar a la persona que está desfallecida y lo hace con la boca porque no tiene otra forma. Y otras veces tira del brazo. En Arucas la pobre perra lamía la cara de la dueña, que estaba inconsciente por infarto, y como le arañaba la cara pensaron que la perra se le había tirado a la señora, pero todo lo contrario, la perrita trataba de ayudar. El perro no se puede defender porque no habla”.

Antonio Miguel Martel, adiestrador profesional de perros de presa, también cree que el canario no es una raza peligrosa. “Se han catalogado ocho razas de perro peligrosas y el presa canario no está entre ellas. La ley dice que cuando un perro tenga tres de una serie de características establecidas puede ser peligroso.

Manuel Zumbado, vicedecano de Planificación Académica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas, afirma que “hay voces que están a favor de cambiar la normativa de la Ley de los animales potencialmente peligrosos porque estás condenando a una serie de razas. Aunque se habla genéricamente de animales potencialmente peligrosos, al final son los perros a los que señala”.

Pedro Cerpa, veterinario municipal de Telde, reconoce que la normativa en esta ciudad sí reconoce a los presa canario como perros potencialmente peligrosos ya que cada municipio puede añadir las razas que crea conveniente a la lista de ocho de la ley nacional.

Sin embargo, cree que “la normativa, que salió en el año 99, tiene fallos. En eso todo el mundo coincide. Debía mejorarse la normativa nacional porque se sacó deprisa, mal y corriendo. En los foros con los compañeros veterinarios de otros municipios comentamos que tiene fallos y que algún día el Gobierno central tiene que mejorarla”.

Manuel Morales, profesor titular de Medicina y Cirugía de Pequeños Animales de la Facultad de Veterinaria de la ULPGC y ex presidente del Colegio de Veterinarios de Las Palmas, entiende que el presa canario “no solo no es una raza de perro potencialmente peligrosa, sino que es una animal muy entrañable con sus dueños y en general es muy sociable. En cualquier caso la socialización que se haga en los animales es la base para que la relación con las personas sea lo más adecuada posible”.

La Ley canaria

La ley canaria es del año 91. “La sociedad canaria está suficientemente madura para que se produzca un cambio normativo, y de hecho es lo que se está produciendo ahora en fase de anteproyecto para adaptar la normativa a los nuevos tiempos. Eso significa que la sociedad lo reclama. Está reclamando un cambio significativo”.

En España hay muchos defensores de la tauromaquia que dicen que el toro no sufre en la plaza y que la lidia va en su carácter. “A mí esos argumentos no me parecen muy aceptables. De hecho, dicen que el animal, en el momento de la lidia y debido al estrés, tiene una mayor tolerancia al dolor y que han sido criados para eso. En estos tiempos disfrutar con una escena cruenta de otro ser vivo no es de recibo, no me parece razonable”, concluye Pérez Monguió.

Barcelona y Nueva York

Jaume Fatjó Ríos, licenciado y doctor en veterinaria por la Universitat Autónoma de Barcelona y director de la Cátedra de Investigación de la UAB Fundación Affinity–Animales y Salud, realizó estudios de posgrado en medicina del comportamiento en la Facultad de Veterinaria de Nueva York y fue responsable del servicio de etología de la Facultad de Veterinaria de Barcelona de 1995 a 2009.

“En primer lugar tenemos que plantearnos lo que es maltrato a los animales y lo que no, intentar acotar una definición. El problema está en que la definición es difícil y nadie está de acuerdo. Si tú tomas la perspectiva del animal, tan maltrato sería encadenar a un perro y darle una paliza en la calle como una corrida de toros. Eso desde la perspectiva del animal. Una de las definiciones más conocidas dice que el maltrato es una acción socialmente no aceptada que le causa daño injustificado a un animal”, afirma.

“Por ejemplo, de acuerdo con esta afirmación, la ganadería quedaría excluida de la definición porque es algo que está socialmente aceptado y para nuestra sociedad, al menos de momento, es justificable. Porque permite conseguir alimento. La experimentación animal quedaría también excluida de esta definición”, agrega Fatjó Ríos.

La sociedad cuestiona cada vez más el trato a los animales. “Hay movimientos de personas para las cuales una fiesta con animales, como pueden ser las corridas de toros o el correbous en Cataluña, empieza a no ser justificada. Incluso para otras personas que lo llevan más al extremo ningún tipo de utilización de los animales estaría justificado. Y si causa daño ya entraría para ellos dentro de la definición de maltrato”.

Sociedad más sensible

La sociedad es cada vez más sensible con el maltrato animal, pero no ocurre con todas las especies. “Por ejemplo, la paloma. En ciudades como Barcelona o las que tienen poblaciones muy grandes de palomas, en un primer momento, a principios del siglo XX, eran animales que tenían una buena percepción por parte de la gente. La gente tenía una buena actitud ante estos animales, pero cuando estos animales han crecido, las poblaciones se han descontrolado y han empezado a causar daño directo o indirecto a la gente, la percepción de la sociedad ha cambiado. Ahora las actitudes de la población hacia las palomas en ciudades como Barcelona o Nueva York, son muy negativas comparadas a las de hace treinta o cuarenta años”, explica Jaum Fatjó.

“Hay algunos investigadores que dicen que a veces en lo que nos hemos especializado es en hacer desaparecer el maltrato de alguna manera. Es decir, ¿dónde estás los mataderos? Nadie lo sabe. Porque no queremos verlos. Esa es una de las estrategias que usamos como sociedad e individuos para limpiarnos moralmente de los actos que cometemos de maltrato hacia los animales. No sabemos dónde están los mataderos, no queremos ni saberlo”, añade.

“La investigación ha demostrado en los últimos años que huimos de la imagen de maltrato a los animales. Si vas a cualquier tienda o a un supermercado la evolución es que los productos cárnicos cada vez te recuerda menos al animal. Hace unos años ibas a comprar y veías el conejo o el pollo expuestos en toda su crudeza. Ahora no, ahora ves las bandejitas con las pechugas limpias para que te recuerden lo menos posible al animal. Y eso la industria lo sabe y por eso lo hace”, puntualiza.

El maltrato a los animales es algo cotidiano, pero la sociedad lo ha aceptado. Las personas somos más permisivas con el maltrato de algunos animales determinados. “Eso lo sabemos hacer muy bien, de la misma manera que lo hacemos con las personas. El prejuicio, que puede ser por raza, por cultura, por países, por estratos sociales. Los mecanismos psicológicos que hacen que una persona sepa distanciarse más o menos de otro ser humano son básicamente los mismos que permiten a una persona tener una conducta exquisita con su perro y no tenerla con el pollo que se está comiendo. Hemos llegado a escenarios surrealistas, casi de caricaturas. El conejo es un animal de compañía. Se da el caso de tener un conejo con nombre y apellidos en tu casa y encima de la mesa tener en la cazuela un primo suyo cocinado al ajillo”.

El ser humano discrimina a los animales ya que los que les parece repugnantes, como las ratas o las cucarachas, los aniquila. “Cuando hay un agravio fuerte, los mecanismos de culpabilización o condena del animal los necesitas para poder tomar acciones negativas contra él: los convertimos en plagas. Cuando se empezó a cambiar la percepción sobre las palomas a mediados de los años 60, que es un fenómeno que se ha estudiado muy bien en la ciudad de Nueva York, el nombre que se les puso fue el de ratas voladoras. Se les cambió de categoría y entraron en la de la ratas. Lo de las ratas del aire apareció en Nueva York a mediados de los años 60 y poco a poco se fue cambiando la percepción, aunque evidentemente con las palomas no tenemos la misma percepción que las ratas”, concluye Jaume Fatjó.

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