Ciudadanos, moderna derecha centralista

Ciudadanos ha arrancado el año 2018 con encuestas electorales favorables. Todas, en mayor o menor medida, apuntan a su crecimiento en unas posibles elecciones generales, aunque parece que Rajoy hará todo lo posible para que estas no tengan lugar antes de 2020. Las recientes catalanas donde el partido naranja recibió un inusitado apoyo mediático, desde El País al ABC -periódico este último que incluso no dudó en saltarse la normativa electoral vigente publicando una entrevista a su candidata, Inés Arrimadas, en la jornada de reflexión- y consiguió un gran resultado, parecen haber mejorado sus expectativas en el conjunto del Estado, a costa, fundamentalmente pero no solo, del PP.

De todos modos, la situación política del último periodo, con el problema territorial en Cataluña, así como la lejanía de los comicios deben llamar a la prudencia a la hora de interpretar estos datos. Habrá que esperar más tiempo para comprobar si se trata de un suflé que se desinflará tarde o temprano o si estamos ante una formación que puede sustituir al PP como principal representante de la derecha española.

Las encuestas se parecen, como pueden observar, como un huevo a una castaña. Publicadas en las mismas fechas, el diferencial del partido de Albert Rivera entre una y otra es de nada menos que 8 puntos porcentuales. O si lo prefieren en porcentaje puro y duro alcanza el 28,78%. Menor en el caso del PSOE, 3,6 puntos, y más próximo aún en el de Unidos Podemos: las dos encuestas se diferencian en menos de dos puntos, y con una bajada importante respecto a 2016 donde superó el 21%.

Naufragio

La media de encuestas que realizan distintos expertos otorga en estos momentos una especie de empate técnico entre PP,PSOE y Cs, en torno al 24%, e insiste en el 15% para Unidos Podemos. Lo que abre varias posibilidades de Gobierno con sólido apoyo parlamentario: PP-Ciudadanos, PSOE-Ciudadanos o PP-PSOE. Sin que los número den, ni de lejos, para un gobierno progresista. Perdida la oportunidad de 2015-2016 todo indica que vienen malos tiempos para la izquierdista lírica.

Parece que esta vez va en serio la competición en la derecha del espectro político, tras el amago de UPyD que terminó naufragando por completo. Un proyecto que era excesivamente personalista, centrado en la figura de su líder, muy agresivo con los nacionalismos pero con algunas pinceladas progresistas y solidarias. Mientras Rosa apoyaba con fervor la causa del Sahara, no me imagino a Rivera y los suyos en campamento alguno.

UPyD y Ciudadanos surgen como rechazo a los nacionalismos. UPyD impulsada por Rosa Díez, quien fuera consejera del Gobierno vasco, tras abandonar el PSOE. Y logra una modesta presencia institucional en el Congreso y el Parlamento Europeo, pero muy raquítica en Euskadi, donde solo conseguía en 2012 un acta por Álava, con apenas 5.400 votos (3,47%), y no llegando al 2% en el conjunto del País Vasco.

Ciudadanos, sin embargo, ha ido creciendo progresivamente dentro y fuera de Cataluña, favorecido por la crisis en esta Comunidad y, también, por los vientos que tras el 15M reclamaban cambios en la política española. Aquel deseo de crear “una especie de Podemos de derechas” orientado a la iniciativa privada y al desarrollo económico, que formulara en su momento el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu, se ha cumplido con la consolidación del partido de Rivera.

Aunque coincide con la UPyD en su antinacionalismo –aunque practiquen en el fondo un intenso nacionalismo, el español, frente a los nacionalismos periféricos- es más conservador en lo económico que los magenta y, asimismo, mientras los de Díez, aunque no iban sobrados, defendían más el feminismo, aunque cuando Toni Cantó soltó aquellos disparates minimizando la violencia de género, se impuso un enorme silencio en la formación.

Feminismo

Los de Rivera se han caracterizado reiteradamente por sus salidas de tono en este asunto. Hace unas semanas, para evitar pronunciarse sobre el feminismo la diputada de Ciudadanos Melissa Rodríguez, electa por la circunscripción de Santa Cruz de Tenerife, se metió, sin pretenderlo, en un tupido jardín. O en una perrera. Hay que ser bastante enrevesada, o tener un caos ideológico notable, para responder al ser preguntada en una publicación si se consideraba feminista lo siguiente: “yo creo en la igualdad de las personas reales: mujeres, hombres y seres. Por ello presentamos el proyecto de ley para que los perros sean personas”.

Cierto que podría haber contestado que “el cambio climático nos afecta por igual, da igual el género. Moriremos todos si el planeta se sigue calentando. No cabe hacer distinciones entre mujeres y hombres. Tengo un coche de gasoil pero mi propósito para 2018 es cambiarlo por uno que expulse menos humo. Algo de eso llevamos en nuestro programa”. Y así veinte mil variaciones sobre un mismo tema.

Según el CIS, los votantes de Ciudadanos se encuentran entre los que más defienden la vuelta a un estado con un Gobierno central sin autonomías (26,7%) solo superados por los del PP (34,7%). Ocupan, además, el primer lugar en los más favorables a recortar las actuales autonomías, 18,9%, tres puntos por encima del grupo de Rajoy. Aunque habrá que ver posteriores estudios y comprobar si a su electorado se ha incorporado el más radical del PP en el asunto antiautonomista.

Sus votantes también son, según el CIS, los que sienten menos sentimiento identitario hacia su comunidad autónoma, superando en este sentido al PP. Y, además, da la impresión de que su dirección está hoy más radicalizada en los temas que afectan a la identidad nacional y al modelo de Estado que sus propios votantes. Aunque si hacemos caso al reciente informe del Instituto Elcano sobre la subida de los posicionamientos centralizadores, responderían adecuadamente a ese proceso.

Enmiendas al Estatuto

Como ejemplo, en sus enmiendas a la reforma del estatuto de Autonomía, actualmente en tramitación en el Congreso, dejan ver su escaso interés en ampliar el autogobierno. Y ya desde la primera enmienda les parece poco que se diga que Canarias ejerce el derecho al autogobierno “como nacionalidad, constituyéndose en Comunidad Autónoma en el marco del Estado español”. Exigiendo que se añada que lo hace como nacionalidad “que integra la Nación Española”.

Asimismo propone eliminar la referencia a la “defensa de la identidad de Canarias”, recogida en el artículo 1, asegurando que “no compartimos la idea, reiterada, sobre una supuesta «identidad» de Canarias, en tanto que tal, e, incluso, con la capacidad para convertirse en objeto de la tarea suprema de las instituciones democráticas. Es una exageración pretender que la «defensa» de tal singularidad es una tarea suprema de tales instituciones.”

En este sentido, cabe abrigar pocas esperanzas en las posibilidades de la comisión constitucional para el estudio del estado autonómico. Nunca vi las posibilidades del proceso constituyente que algunos anunciaban hace apenas tres años, pero tengo la impresión de que las “condiciones objetivas” para el mismo han empeorado notablemente en este período reciente.

Ciudadanos ya ha expresado su cuestionamiento del sistema de cupos del País Vasco, donde por cierto no obtuvo ningún escaño en las últimas elecciones autonómicas. De momento no ha expresado públicamente su rechazo al mantenimiento de las especificidades canarias, señalando que las respeta. Pero su corazón centralizador y uniformador puede condicionar las políticas estatales en el próximo período. Permanezcan atentos a la pantalla. El precedente, calificar de veleidades “independentistas” al Gobierno de Canarias, por utilizar la palabra “país” en el anuncio del Día de Canarias, es para preocuparse. Yo, por si acaso, en el Mercado Central ya pido “papas de la Comunidad”, “queso de la autonomía” y “aceitunas de la región”.

De 54.000 a 117.000 papeletas

Ciudadanos ha ido consolidándose también en la Comunidad Canaria. En las autonómicas de 2015 logró 54.375 votos, pero no consiguió traducirlos en escaños por el injusto sistema electoral canario al quedarse en el 5,84% archipelágico, apenas a una décima y media del 6% que le hubiera otorgado dos actas, una por Gran Canaria y otra por Tenerife. Esta fue la distribución de su voto en las islas en aquellas autonómicas:

En el postelectoral del CIS de las elecciones autonómicas de 2015 se aprecia que casi un 17% de los que dicen haber votado a Ciudadanos lo había hecho por UPyD en las de 2011 y un 10% por el PP, en pregunta con respuesta espontánea.

Como suele suceder con todos los partidos estatalistas mejoró sustancialmente en las elecciones generales del mismo año de las autonómicas, en 2015, en las que obtuvo más de 113.000 votos, sin apenas estructura ni liderazgos. En los comicios celebrados en junio de 2016 experimentó un ligero crecimiento, superando los 117.000 sufragios.