El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la intención de voto de los españoles ha confirmado la tendencia que comenzó a perfilarse pocos meses después de la victoria del Partido Popular (PP) en las elecciones generales celebradas en noviembre de 2011. El sondeo constata el hundimiento del bipartidismo (PP-PSOE), que apenas llega al 60% de los apoyos. De haberse celebrado los comicios el pasado mes de julio, la formación conservadora, enfangada en la corrupción por el escándalo del caso Bárcenas, habría obtenido el 32,5% de los votos, el peor dato de los últimos años y 12 puntos por debajo de los resultados cosechados en las elecciones de 2011.
La caída libre del PP no ha propiciado, sin embargo, el resurgir del otro gran partido español, el PSOE, que ha bajado un punto y medio en la intención de voto con respecto al descalabro que ya sufrió en las generales (del 28,7% al 27,2%).
Frente a este ocaso bipartidista, los partidos de la izquierda española y canaria han vuelto a impulsar procesos de unidad con la pesada carga de una historia de divisiones y desencuentros constantes, de décadas de disputas internas y escisiones que han dibujado un mar de siglas de planteamientos casi calcados.
En el conjunto del territorio nacional, Izquierda Unida (IU) intenta liderar la confluencia de las fuerzas progresistas alternativas con unas perspectivas esperanzadoras que le otorgan la confianza del 11% del electorado, casi el doble que en los pasados comicios. En Canarias, sin embargo, IUC mantiene cierta cautela frente al proceso unitario auspiciado por el denominado Movimiento por el Frente Amplio, que intenta guiar el descontento social hacia una expresión política que recoja las reivindicaciones de los ciudadanos bajo el lema 'Pan, trabajo y derecho'.
“De momento coincidimos en la acción, en el trabajo político, pero no se trata de un acuerdo para ir juntos a las elecciones. IU no visibiliza un acuerdo para neutralizar a IU y menos en este momento, en el que nos hemos convertido en un referente nacional de la izquierda alternativa”, explica Ramón Trujillo, coordinador de la formación en Canarias, escarmentado tras las controvertidas experiencias de las últimas citas electorales.
Pactos técnicos y un puzzle incompleto
Para los comicios regionales y locales celebrados en mayo de 2011 se firmó un 'pacto técnico' para computar a nivel regional todos los votos al Parlamento de IU, Socialistas por Tenerife, Los Verdes, Nueva Canarias y el PIL. El objetivo era superar la barrera electoral regional del 6%, pero el acuerdo no implicaba compartir el programa político. Esta alianza abrió un cisma en la federación canaria de IU entre los partidarios del pacto y el sector más purista, que lo criticó con dureza al entenderlo como un “viraje a la derecha”.
La histórica militante comunista María Puig, entonces al frente de la dirección regional, abandonó el partido junto a otros compañeros después de que la Asamblea votara a favor del acuerdo. “La actual dirección regional de IU dio un golpe de mano. En la Asamblea había independientes que no debían estar. Ese pacto en clave electoral nunca debió darse y nos fuimos porque nos preocupaba el fondo, hacia dónde iba el proyecto de IU. En una época de recortes de salario, de pérdida de derechos de la clase trabajadora, el partido no estaba en esa lucha”, explica Puig.
Más de dos años después de suscribir ese pacto, el actual coordinador de IUC, Ramón Trujillo, reconoce que fue un error. “En ese momento pensamos que era lo mejor, lo hicimos con datos y fue un pacto honesto, pero los personalismos me indignan. En las listas de La Laguna y Santa Cruz de Tenerife no aparecía nadie de Izquierda Unida hasta el puesto quinto o sexto. La coalición consiguió tres concejales en La Laguna e IU no tiene representación. Es muy bonito hablar de la unidad de la izquierda y es verdad que no hay que transmitir una imagen de desencuentro, pero cuando no es posible, no se debe construir”, sentencia.
Las elecciones generales de noviembre de 2011 volvieron a evidenciar las dificultades para ensamblar las piezas del puzzle de la izquierda alternativa canaria, a pesar de la potente campaña #AritmÉtica20N que lanzaron los indignados para evitar la dispersión en el voto y promover la apertura de una tercera vía que obtuviera representación en cada provincia.
En esa ocasión, los dos partidos con mejores expectativas en el ámbito estatal, Izquierda Unida y Equo, no consiguieron ponerse de acuerdo en las provincias canarias. En Santa Cruz de Tenerife, el pacto no pudo consumarse por discrepancias en los criterios de suma de los votos: IUC quería que fueran a parar al conjunto nacional de Izquierda Plural, el conglomerado de partidos agrupados en torno a IU, y Equo pretendía que se hiciera lo propio con su representación estatal. Trujillo defiende que la propuesta negociadora de IU fue “muy generosa”, renunciando a encabezar las candidaturas al Congreso y al Senado y proponiendo que fuera un independiente quien las liderara. Sin embargo, para Equo, Socialistas por Tenerife y Sí se Puede, la otra parte negociadora, IU pecó de intransigente. La distancia entre ambos bandos era insalvable y el intento de convergencia en la provincia occidental fracasó.
Los partidos de la izquierda alternativa han vuelto a impulsar procesos de unidad con la pesada carga de una historia de disputas internas y escisiones.
En la provincia de Las Palmas, en cambio, IU se agrupó en la coalición Canarias, Verde y Roja (junto a Canarias por la Izquierda-Sí se Puede y el Partido de los Servicios y los Empleados Públicos), de la que formaban parte varios de los impulsores del Movimiento por el Frente Amplio. Equo, sin embargo, marcó distancias con partidos de la izquierda anticapitalista. “En Tenerife estaban coaligados desde hacía tiempo, fue un dejarse llevar. Nosotros nos presentamos solos para tantear los resultados, éramos nuevos y teníamos poca experiencia en política”, apunta Pilar Sosa, portavoz de la formación ecologista en Las Palmas.
A pesar de no lograr representación parlamentaria, la izquierda alternativa canaria sacó pecho con los resultados obtenidos en las elecciones del 20 de noviembre de 2011. IUC, que partía de unos niveles de apoyo muy bajos, logró crecer más de un 200% en número de votos, hasta el 4% regional. La coalición estatal con la que acudió a la cita electoral, Izquierda Plural, consiguió 11 escaños en el Congreso. Canarias Verde y Roja, por su parte, cuadruplicó los números que había cosechado en 2008. Una escalada insuficiente.
El mantra de la refundación
Después de la abrumadora victoria del PP y con el PSOE abatido tras el duro varapalo, la izquierda volvió a recitar el mantra de la refundación mientras se preparaba para la acción en la calle contra las políticas de austeridad impuestas por la troika económica (FMI, BCE y la Comisión Europea). Las reformas anunciadas por la portavoz del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en las temidas ruedas de prensa tras el Consejo de Ministros de los viernes y, sobre todo, las sorpresas de la letra pequeña del BOE de los sábados, dispararon la tensión social hasta su máximo nivel desde que estalló la crisis. Las movilizaciones convocadas por las fuerzas sindicales y las organizaciones sociales lograron un gran respaldo de los ciudadanos, que mostraron su hartazgo con las políticas de desmantelamiento del Estado del Bienestar, la pérdida de derechos de los trabajadores y unos niveles de desempleo dramáticos.
Esta situación de “absoluta emergencia política”, como la definió el abogado laboralista Joaquín Sagaseta en la asamblea constituyente del Frente Amplio en Las Palmas de Gran Canaria, ha generado avances “colosales” en la conciencia social que este movimiento está intentando reflejar en una expresión política.
Izquierda Unida Canaria apoya la unidad de acción política, pero se muestra cautelosa ante posibles alianzas electorales tras varias experiencias fallidas.
“De momento no queremos ni hablar de elecciones, necesitamos agrupar a los colectivos sociales, crear un ejército para cambiar las cosas. No se trata de parchear el sistema, hay que darle la vuelta, poner la economía al servicio de la mayoría, mantener los servicios esenciales, no privatizar. Necesitamos superar el sectarismo y el infantilismo que arrastramos y mirar de frente a los ciudadanos”, expone Meri Pita, miembro del sindicato Cobas y de Canarias por la Izquierda- Sí se Puede.
A esta nueva tentativa de conformar un gran bloque de izquierdas ya se han sumado partidos y organizaciones sociales como Soberanistas por la Izquierda, Equo, Canarias por la Izquierda-Sí se Puede, Partido Humanista, Unidad del Pueblo, Cobas Canarias o los abogados laboralistas, además de otras personalidades destacadas como el economista Antonio González Viéitez.
Según Meri Pita, la gran diferencia de este proceso unitario con respecto a otros que se propusieron en el pasado y que no llegaron a buen puerto es la situación histórica: “Con UPC (Unión del Pueblo Canario) ya se logró una amplia base de izquierdas, pero estábamos en una situación inversa a la actual, veníamos de una dictadura. Ahora estamos en un proceso de retranqueo histórico, casi vivimos en una dictadura con apariencia de democracia”.
Miguel Ángel Pérez, nuevo secretario regional del Partido Comunista de Canarias -integrado en Izquierda Unida- y Antonio Pinto, portavoz de Equo en Las Palmas, coinciden al adoptar una postura de prudencia, de tratar de pisar sobre suelo firme. “Hemos tenido reuniones con IU y siempre coincidimos en las coordinadores, pero las cosas se están haciendo con calma. Con tiempo todo se hace mejor, nuestra postura siempre ha sido la de comparar programas electorales, encontrar puntos de encuentro sin tomar decisiones precipitadas. Nunca partiremos con un no”, afirma el representante de la formación verde.
Para el nuevo líder de los comunistas canarios, las prisas y la falta de consistencia en los acuerdos han sido las principales causantes de anteriores fracasos en las propuestas de fusión. “No ha habido tranquilidad y sosiego, siempre se han producido en fechas muy cercanas a la convocatoria de elecciones. Estos procesos siempre han generado una fuerte tensión, con malentendidos y excesos por todas partes. La unidad se ha convertido en un tópico y son palabras vacías si no se ponen bloques”, opina Pérez.
Líneas rojas
El proyecto de confluencia es todavía incipiente, pero las fuerzas de la izquierda alternativa ya comienzan a mostrar sus cartas y a delimitar las fronteras que no están dispuestas a traspasar. Izquierda Abierta, partido político integrado en IU y liderado por Gaspar Llamazares, se muestra partidario de construir un potente eje común de izquierdas en el que, como explica Kevin Rentero, portavoz de la joven formación en Gran Canaria, sólo hay una línea infranqueable: ''Mantendremos conversaciones con todo el que se posicione a la izquierda del PSOE, dejando de lado los intereses personales para ir de la mano de una candidatura ciudadana“.
Meri Pita ensancha la horquilla ideológica. “No desechamos a la izquierda socialista que pueda estar dentro del PSOE, pero tienen que recuperar su esencia. La izquierda ha cometido muchos errores, pero ahora no es el momento de discusiones internas, de lo específico y de la exquisitez del debate ideológico. Hay que hacer una catarsis y dejar de lado la prepotencia que ha llevado a la izquierda a autodestruirse. Es tiempo de recuperar los derechos y la izquierda social y sindical debe estar a la altura”, sostiene la representante del Frente Amplio, un movimiento que ha elaborado un programa de mínimos con cuatro ideas fuerza para dar cabida a un amplio espectro de la progresía canaria.
Las elecciones generales de noviembre de 2011 pusieron en evidencia las dificultades para ensamblar las piezas del puzzle de la izquierda alternativa.
Las líneas rojas trazadas por IU tienen más que ver con el temor a la pérdida de identidad de la formación que con un cuestionamiento ideológico. “Hay que construir sobre lo construido. Los procesos de confluencia no pueden tirar por la borda el trabajo de años y la identificación con unas siglas para improvisar algo sin recursos ni medios. Cualquier pacto y de cualquier manera, no. Hay que ser leales a las bases”, asevera Ramón Trujillo.
Con las elecciones al Parlamento europeo en el horizonte -se celebrarán en mayo de 2014-, de momento la izquierda canaria perfila el proceso unitario desde la organización conjunta de acciones concretas ante el 'otoño caliente' de movilizaciones que se avecina. La batalla interna contra sus propios fantasmas, esos que han convertido en inseparables las palabras izquierda y división, se librará más adelante, cuando comience a hablarse de estrategias electorales.
La 'bicefalia' comunista
Mientras en Cataluña los dos principales partidos comunistas preparan una fusión para poner fin a tres décadas de ruptura, en el Archipiélago el Partido Comunista de Canarias (PCC) ha recorrido el camino inverso con la apertura de un nuevo cisma que ha dividido la federación en dos. De un lado, el sector que lidera desde Tenerife Miguel Ángel Pérez, elegido secretario general en la Asamblea Extraordinaria celebrada el pasado 13 de julio. Del otro, los 82 militantes que se separaron temporalmente del Partido Comunista de España (PCE), encabezados por la grancanaria María Puig, histórica militante que dirigía el partido hasta esa fecha.
El origen de la confrontación se halla en el nuevo sistema centralizado para controlar los censos de la formación comunista. “Con este modelo, ya nadie puede dudar sobre la militancia de los delegados de los distintos territorios. Es ahí cuando nos damos cuenta de que la mayoría del PCC no estaba representada en la dirección regional y, por eso, presentamos un recurso estatutario a la Federal para convocar un Congreso Extraordinario”, explica Miguel Ángel Pérez, que recuerda que en mayo de 2011 María Puig y otros dirigentes habían decidido dimitir de sus cargos en Izquierda Unida -coalición en la que se encuentra el PCE, que la considera su expresión política- por el pacto técnico que suscribió esta formación con Socialistas por Tenerife, Los Verdes, Nueva Canarias y el PIL para superar la barrera electoral en los comicios regionales.
Los críticos con la dirección federal del PCE ya habían solicitado en febrero de 2012, casi un año después de la ruptura con IU, la celebración de un Congreso Extraordinario, pero fue suspendido, según Puig, “porque a la Federal no le daban los números”.
Cuando se convoca el Congreso en Canarias tras el recurso presentado por el sector de Miguel Ángel Pérez, los críticos se niegan a participar, alegando que han tenido menos tiempo que otras federaciones para recuperar apoyos y que el nuevo sistema de control les perjudica y convierte a los militantes en “cotizantes”. Por todo ello, anunciaron la separación temporal del PCE hasta que se resolvieran todas sus demandas.
La Federal, sin embargo, decidió no paralizar el Congreso previsto para julio, en el que Miguel Ángel Pérez salió elegido secretario general. A pesar de este nombramiento, Puig sigue considerándose la líder del PCC y sostiene que la federación canaria tiene personalidad jurídica propia. “En todo caso, no es una cuestión legalista ni burocrática, es una cuestión ideológica de fondo. Nos podrán llamar ortodoxos, pero o eres una fuerza del sistema o te enfrentas con fuerza a él, no valen las medias tintas”, manifiesta la militante comunista.
La alternativa desde el PSOE
En las filas del PSOE también se habla de regeneración, de reconstrucción. En Canarias comienza a tomar cuerpo la iniciativa Bases2020, con la que un grupo de militantes socialistas pretende dar un golpe de timón al partido con un discurso que se asemeja al de las formaciones de la izquierda alternativa. Movimiento de abajo-arriba, con primarias y listas abiertas y la imposición de la incompatibilidad de cargos y transparencia en los salarios de los cargos públicos son las primeras propuestas que han trascendido de este proyecto que ya ha despertado los recelos de la vieja guardia del socialismo canario, atrincherada en la Ejecutiva regional.
También han comenzado a significarse los primeros nombres propios de este incipiente movimiento, como el director general de Consumo y Comercio del Gobierno de Canarias, Gustavo Matos, o la del joven ingeniero Gabriel Corujo en el caso de la Agrupación Socialista de Las Palmas de Gran Canaria. Con el respaldo de figuras nacionales como el exsecretario general canario Juan Fernando López Aguilar o la dirigente de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas Beatriz Talegón, Bases2020 empieza a moverse y captar también apoyos, todavía discretos, entre algunos cargos públicos del partido en las Islas.