Chano Navarro tiene su estudio en la planta baja de una vivienda familiar en Taliarte, en el municipio de Telde. El escultor grancanario nos explica desde su lugar de trabajo los detalles de su nueva obra, Los Niños de Ansite, que se sumará a otras ya instaladas en el municipio de Santa Lucía de Tirajana. Es probable que les suene El Pescador, ubicada en la Avenida de Las Canteras a la altura de La Peña de la Vieja, o la Escultura al Chacalote, situada en La Puntilla, al final del mismo paseo de la playa. Hablamos de sus comienzos, su nuevo proyecto ya en marcha y de las distintas posturas y maneras de estar que adoptan los artistas frente al arte, o más bien, frente al concepto que de él se tiene. Se sitúa entre los que son capaces de crecer y construir. Según sus palabras significa pasar de lo individual a lo colectivo, transitando en medio por lo social. “Para mí el mejor legado que podemos ofrecer los que sentimos la necesidad de dejar algo en este mundo es precisamente ese tránsito representado, cada cual, haciendo uso de su lenguaje”.
La obra pública del escultor, que comenzó su andadura hace ya más de veinte años preguntándose sobre la inutilidad del arte, cuenta con más de once intervenciones en distintas ciudades, abarcando territorio peninsular y sudamericano. La gran pregunta se la planteó por primera vez cuando se interesó por la artesanía, en sus comienzos. La conclusión que le sobrevino la detalla así. “Aquellos artesanos que destacaban y hacían pequeños logros dentro de la artesanía también eran artistas”. Además de escultor cuenta con una amplia producción de dibujos, grabados e incluso una colección de joyas que hace alusión al mar. Si hablamos de Chano Navarro serán bastantes los que no caigan hoy en la cuenta, pero si nos referimos a sus esculturas, por ejemplo El Pescador, escultura que ha llamado la atención de adultos y niños, que se suben a diario en su espalda y corretean alrededor, a la inversa del hámster en jaula, con la misma inquietud pero libres, serán bastantes los que empiecen a sentirse más cerca de Chano Navarro. Sus esculturas forman parte de nuestro espacio público. Los visitantes y ciudadanos de Gran Canaria habrán podido encontrar a su paso, además de las ya citadas, El salto, ubicada en la segunda rotonda de la Avenida de Ansite, en dirección al casco de Agüímes. Homenaje a Gandhi, en la Avenida del Cabildo Insular, en Telde. Homenaje al Voluntariado, sobre la estación de guaguas de Arucas o Betunero, en el Parque Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria, entre otras.
A esta lista de obras se sumará Los Niños de Ansite. El pasado uno de diciembre, Dunia González Vega, alcaldesa del municipio de Santa Lucía, recibió al escultor en su oficina. Allí mostró los bocetos de la escultura que se instalará, según confirmó la alcaldesa, antes del verano del 2018 en las inmediaciones del Ateneo de Vecindario, en el propio municipio de Santa Lucía.
La escultura está conformada por dos piezas. Un joven y una niña que lo observa a cierta distancia mientras él realiza un salto con garrote, el tradicional salto del pastor. La alcaldesa Dunia González accedió a contarnos por qué la administración ha vuelto a apostar por el trabajo del escultor. “La idea es que quede representado cómo iban ataviados los niños y los juegos que se han practicado durante la historia. Entendemos que es un escultor reconocido, que tiene una obra bien considerada y, en este caso juega con la complicidad del ciudadano, que podrá tocarla y pasear entre ambas piezas”.
La Fortaleza de Ansite, lugar telúrico y ancestral donde muchos coinciden que se produjo la rendición de los antiguos canarios ante la Corona de Castilla, está recibiendo la mirada y el interés de las administraciones. Citó el Centro de Interpretación La Fortaleza, creado hace algo más de dos años y el yacimiento arqueológico, propiedad en su mayor parte del Cabildo de Gran Canaria con los que se pretende destacar el valor, no sólo paisajístico e histórico de este enclave, sino turístico. A este lugar de la naturaleza acudió el escultor para iniciar su proceso creativo. “Es un sitio donde se mueve una intensa energía, yo pude sentirla”. Un largo recorrido de estudio sobre el tema de los aborígenes ha precedido este trabajo, así como la revisión de la obra de otros escultores. Citó a Manolo Bethencourt. “Quizá fuera él quien mejor abordó el tema prehispánico, acaso con una mirada más épica de entender la resistencia de los prehispánicos ante la conquista de los castellanos, que la postura mía. Somos una mezcla de culturas y carezco de ese sentimiento heroico”. Lo más sorprendente para Chano Navarro de este proceso de investigación fue la visita a la propia Fortaleza, concretamente en el emplazamiento donde están las ruinas arqueológicas verdaderas. La fortaleza de Ansite y otras localizaciones del municipio han sido los lugares visitados para concebir la escultura que se encuentra ahora de camino a la península donde podrá ser fundida en bronce.
En Arquitectura me decía que no sabía dibujar
Tras finalizar los estudios de bachiller eligió la carrera de Arquitectura y comenzó a estudiar en Gran Canaria. Pronto detectó cierta extrañeza y, no sin dudas, terminó renunciando al ver que no se adaptaba, no se sentía en su ambiente. Asegura que esa decisión le hizo sentirse más libre. Aunque fue entonces cuando volvió a resurgir en él la gran pregunta sobre la inutilidad del arte. ¿Qué diferencia hay entre la arquitectura y la escultura? “La escultura tiene una finalidad iconográfica. Ha estado caracterizada por una condición servil durante mucho tiempo pero grandes artistas como Miguel Ángel la resolvieron de una manera universal. La Piedad Rondanini no deja de ser una representación de algo que está inmerso en la cultura de una sociedad, pero es tan sublime y toca lo espiritual de tal manera que trasciende el servilismo”, comenta el escultor. “La arquitectura está más ligada al servilismo aún, porque tiene que ser habitable y, muchas veces se crea el conflicto con el promotor. Te pongo un ejemplo: un diseño de ventana de cuatro metros que quizás es inamovible desde el punto de vista del diseño del arquitecto, bajo su concepto, y el promotor dice: pero es que esta ventana no se puede limpiar”.
Más o menos resueltas sus dudas, con más interrogantes que respuestas en su cabeza, decidió hacer el examen de ingreso en la Facultad de Bellas Artes en Granada. “Aprobé a la primera y fue una alegría”, -lo cuenta aún con gran sorpresa-, “porque en Arquitectura me decían que yo no sabía dibujar”. Antes, sin descubrir aún su pasión por la escultura, había estado en la Escuela de Arte Luján Pérez en Las Palmas de Gran Canaria aprendiendo a encajar estatuas, dedicado al oficio del dibujo. Aunque exploró con el color y hoy da clases de teoría del color entre otras asignaturas, asegura que no es su lenguaje. “Mi lenguaje es la forma y la forma puede ser representada bi o tridimensionalmente. La primera sería el dibujo o el grabado y la segunda la escultura. Una vez descubierto, empecé a jugar y me fui haciendo con un vocabulario”. Hace referencia a la dualidad en su obra y agradece el oficio que aprendió en la Universidad de Granada, -lo que le ha permitido vivir y gracias a lo que ha podido buscarse la vida-, pero dice, no haber olvidado esa otra parte del ser humano que es la poesía. Se manifiesta admirador de Jaume Plensa, uno de los máximos exponentes de la escena escultórica actual, “porque es un poeta aunque él se defina como escultor”, –explica.
Hoy en día sigue rondando en su cabeza la misma pregunta sobre la inutilidad del arte. Con la intención de responderla, aborda la escultura desde el oficio pero intentando que la carga poética se haga cada vez más presente. Es cierto que hay diferencia entre los trabajos que yo acometo en el estudio y los encargos, pero con el paso del tiempo se van encontrando. Chano Navarro, un escultor, se puede decir, aun joven, no deja de intentar unir oficio y poesía.
Soy crítico con aspectos del sistema pero no estoy en contra
Busca sinergias que construyan. Se reconoce crítico en algunos aspectos, pero si la cosa se encona, hace prevalecer la armonía y la convivencia. “Yo no soy un artista político. Yo tengo mis creencias, soy profundamente demócrata y partidario de la libertad. La democracia me parece, de todos los sistemas políticos, el menos malo”. Recuerda a colación del tema su viaje a Polonia durante el verano pasado. “Los artistas del régimen comunista estaban totalmente cercenados y convertidos en meros canteros. Sin libertad no hay creación. Estuve en el Museo de Bellas Artes de Polonia y se ve claramente cómo el estalinismo dictatorial quiere representar el poder y dar miedo a la población. El mejor encargo es el que no te dicen cómo tienes que hacerlo. De eso ya me encargo yo”.
Sobre algunas cuestiones que laten entre los artistas y aficionados y a veces, se nos mezclan conceptos o se polarizan sin remedio, Chano respondió con sinceridad y nos permitió conocer su punto de vista.
– ¿Qué opinas de los artistas que están enfrentados al arte del encargo público? Hay muchos que piensan que esto no es arte, que se ha utilizado como elemento de propaganda.
– Creo que hay artistas que tienen la destrucción y la crítica por sistema como forma de estar en el mundo. Serían incapaces, si se les diera la oportunidad, de construir algo. De su potencial artístico, que puede ser enorme, desarrollan sólo un cinco por ciento, porque como personas no llegan a desarrollarse. Al menos, lo que yo he aprendido y casi siempre gracias a la obra de otros artistas, la persona tiene que crecer como persona para poder al mismo tiempo ser artista. Para ello debe pasar de lo individual a lo colectivo y si no comprende el momento histórico, estético que le ha tocado vivir no podrá ser parte de ello. Y eso lo hace un poeta, un músico, un pintor… etc. Yo al menos, lo considero así.
– ¿Entonces no consideras necesaria la obra crítica?
– Claro que la considero necesaria. Pero distingo entre la protesta que sale desde lo que realmente se piensa o desde otros lugares más contaminados por la envidia u otro tipo de emociones. En el segundo caso para mí no es una crítica lícita. De otra manera, cuando sale de una conciencia crítica no sólo es lícita sino que me parece respetable.
– ¿Hay diferencia entre la obra pública y el arte en general?
– La obra pública se entiende como la arquitectura, las grandes obras de infraestructuras públicas. Yo prefiero hablar de obra en espacios públicos. La obra tiene que pasar a formar parte de la sociedad en la que se inscribe y del espacio al que está referido. Y eso no depende ni de los políticos, ni de los artistas, sino de los ciudadanos. Te pongo un ejemplo: la obra mía que más me gusta está en Arucas. Garoé, homenaje al voluntariado. La considero la más bella de mis esculturas, ahora mismo abandonada y sucia. Y sin embargo, aunque no deja de ser un honor, la más celebrada es la del Pescador.
– Tú me hablas del efecto que produce la obra una vez instalada en la ciudadanía, pero antes de ser instalada, el ciudadano no interviene en esa decisión. ¿No es así?
– Intervienen los representantes de los ciudadanos que son los políticos, elegidos democráticamente por los ciudadanos. Y esas personas, se supone que tienen un nivel cultural y amplitud de miras para no imponer. No me lo está encargando un fascista o un dictador en Pekín. ¿Qué quieres que vengan dos representantes ciudadanos a elegirlo? No. Me lo encarga el representante legal de los ciudadanos.
– Pero Chano, tal y como está el patio…no es tan raro que haya gente posicionada en contra de las decisiones políticas, ¿no?
– Hay lo que hemos elegido. Esa postura crítica, salvando lo que señalé antes (cuando deviene de un cuestionamiento real) no creo que sea la más positiva.
– Entonces, ¿apruebas ambas posturas?
– El que está en contra del sistema tiene un lenguaje personal que por coherencia consigo mismo no puede abordar el encargo público.
– ¿De alguna manera, puede enriquecernos?
– Nos enriquece si tiene la capacidad de remover conciencias.