Canarias, la comunidad que más papas consume en España

Papas en el Mercado de Vegueta (ALEJANDRO RAMOS)

Cristóbal D. Peñate

Las Palmas de Gran Canaria —

Los canarios somos muy paperos y a veces más papistas que el papa. Lo cierto es que somos los españoles que más papas consumimos. Canarias es la comunidad de mayor consumo de papa, según el Ministerio de Agricultura de España. Curiosamente, quizá por eso, el 30 de mayo se celebra, además del Día de Canarias, el Día Mundial de la Papa. El nombre científico de la papa es solanum tuberosum.

Actualmente, Canarias representa el único lugar de Europa donde se continúan cultivando papas de origen andino. Allí, en Sudamérica comenzó a plantarse papas hace más de 7.000 años. Existen referencias de su presencia en Canarias desde los primeros años de la década de 1560, por lo que los canarios las venimos consumiendo desde hace unos 450 años.

La producción actual de papas en Canarias es de 30 millones de kilos, los mismos que consumen los grancanarios al año. De los 42 millones de kilos que se comercializan en Las Palmas, el 40% se produce en Gran Canaria. En las islas el consumo medio es de 30 kilos por persona y año. Producimos el 57% de la papa que consumimos.

El 60% de la papa que consumimos se importa del Reino Unido, Dinamarca, Marruecos y Egipto. Armando Rodríguez Ojeda (Teror, 1977), técnico del Servicio de Extensión Agraria, Desarrollo Agropecuario y Pesquero del Cabildo de Gran Canaria y agricultor, manifiesta, en relación con la introducción de la papa americana a Europa, que “hasta hace pocos años, la primera cita de papas fue de Hamilton. Se ha encontrado en los libros de contabilidad del Hospital de la Sangre de Sevilla del Archivo Hispalense la fecha de 1573 como la cita más antigua de la llegada de papas a la Europa continental”.

Ya específicamente en Canarias, “la segunda referencia de papas, y hasta ahora la más antigua y que ha tenido una mayor difusión mundial, data de noviembre de 1567, en la que un notario público da fe del envío de mercancías desde Gran Canaria a Amberes, según descubre Lobo Cabrera en 1988. Lobo Cabrera cree que estas papas debieron ser plantadas en torno a 1560, mientras que Hawkes y Francisco-Ortega lo datan en 1562, pues estiman que en aquella época serían necesarios unos cinco años de cultivo para producir suficiente cantidad de papas para su exportación”.

Un 60% de la papa se cultiva en regadío y un 40% en secano. En 2008 había 4.134 hectáreas cultivadas; en 2013, 4.968 hectáreas, y en 2015, 5.030 hectáreas. La producción en Canarias es de treinta millones de kilos, según el Gobierno de Canarias, en parcelas cuyo rendimiento oscila entre 1,5 a 6 kilos por metro cuadrado. La media está en 3,7 a 4,6 kilos por metro cuadrado.

Según datos de Mercalaspalmas, en la provincia de Las Palmas se comercializa anualmente 42 millones de kilos, de los que un 40% son producidos en la isla de Gran Canaria (17 millones de kilos) con una superficie de cultivo de 950 hectáreas.

Así y todo, la producción de papas en las islas no da para el autoabastecimiento. A nivel de la provincia de Las Palmas, el 60% de lo que se consume se importa de Reino Unido, Dinamarca, Marruecos y Egipto, fundamentalmente. Son unos 25 millones de kilos, aproximadamente.

Los canarios somos muy paperos, con un consumo medio estimado de 30,21 kilos por persona y año, según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Gran Canaria consume anualmente casi 30 millones de kilos de papas. O sea, que producimos más de la mitad de la papa que consumimos.

“En Gran Canaria se produce casi el 57% del total de papas consumidas, porcentaje algo superior al recomendado por la FAO para la soberanía alimentaria de los pueblos”, señala Armando Rodríguez.

Superficie de cultivo en crecimiento

El sector de la papa de la isla aporta 15 millones de euros al PIB insular, según el Instituto Canario de Estadística (Istac) del Gobierno de Canarias. La superficie de cultivo se ha incrementado en los últimos cuatro años, predominando en las medianías y norte de la isla.

El municipio de Teror es el mayor productor de la isla con 180 hectáreas, seguido de la Vega de San Mateo, con 130 hectáreas. “La mayoría de las explotaciones agrícolas son semiprofesionales con una superficie de entre 0,3 y 0,5 hectáreas, siendo también ésta la superficie media de las parcelas, por lo que existen agricultores de parcelas muy pequeñas y otros profesionales con varias hectáreas”, añade el experto.

Las semillas que se plantan en las islas provienen de varios países europeos. “De las papas de semilla que se importan a Canarias, un 70% proviene de Reino Unido, un 25% de Dinamarca y el 5% restante de otros países de la Unión Europea”.

La parcela adecuada para cultivar la papa, según Rodríguez Ojeda, “debe tener una pendiente no superior al 5 % y debe ser fácilmente mecanizable. El allanamiento o aplanado de la parcela mejora las labores, optimiza los rendimientos y disminuye los costes de producción. Debe contar con acceso para entrada de tractores, camiones y planchas de tamaño medio-grande, así como un vallado o protección de parcela si fuese necesario para evitar robos, roedores, ganado suelto, etcétera”.

Hay varios tipos de producciones de papas. “En primer lugar está la agricultura convencional, que es un sistema de producción agropecuaria basado en el alto consumo de insumos externos respecto al sistema productivo natural, como puede ser la energía fósil, abonos químicos sintéticos y pesticidas, plásticos, etcétera. No toma en cuenta el medio ambiente, sus ciclos naturales, ni el uso racional y sostenible de los recursos naturales. Es conocida también como agricultura industrial”.

En segundo lugar está la producción integrada, que a diferencia de la producción ecológica, permite la utilización de productos agroquímicos de síntesis (abonos, pesticidas, etcétera), si bien se busca hacer un uso mínimo de los mismos y se utiliza al máximo los recursos y los mecanismos de regulación naturales y asegura a largo plazo una agricultura viable y sostenible. Existen normas técnicas restrictivas, específicas de producción para cada cultivo, como por ejemplo la papa.

Y finalmente también está la producción ecológica. La agricultura ecológica, también llamada orgánica o biológica, es un sistema para cultivar una explotación agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear productos químicos de síntesis u organismos genéticamente modificados, ni para abono, ni para combatir las plagas, ni para cultivos, logrando de esta forma obtener alimentos orgánicos, a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio ambiente. Todo ello de manera sostenible y equilibrada“.

El seguro agrario y los intermediarios

El experto, en su doble condición de técnico y agricultor, es partidario de que los agricultores se hagan un seguro agrario. “Es conveniente suscribir un seguro agrario frente a las inclemencias meteorológicas. La Administración pública sólo puede subvencionar a aquellos que tengan seguro y que el daño haya sido catalogado como catastrófico. Además, nos reducen la ayuda a la comercialización por no haberlo suscrito. Sólo nos supone el 1,66% del beneficio total bruto obtenido”. Es subvencionado hasta un 75% del coste total.

Los principales problemas que ve en el sector de la papa son, primero, el alto coste de la puesta en marcha de parcelas de cultivo “ya que requiere una amortización anual muy elevada. Luego están los costes elevados por agua de riego y también en mano de obra por una mala mecanización. Hay también una falta de formación y profesionalización del agricultor, además del bajo precio de venta. No existe una identificación y valorización de la producción local”. Según el Ministerio de Agricultura, Canarias es la Comunidad con mayor consumo de papa.

Producir un kilo de papa cuesta una media de cincuentas céntimos. “El agricultor ahora mismo está recibiendo precios por debajo del coste de producción. El que es agricultor profesional puede tener amortizado el coste de inicio de producción, por lo que puede tener una mayor ganancia, pero un joven que esté empezando tiene que vender la papa a un precio superior para que la cuenta le salga porque tiene que hacer frente al arrendamiento, al agua, a las semillas, los insumos”.

Los intermediarios se siguen llevando su buena tajada. “Los intermediarios existen y el problema es que el precio de la papa siempre se pone como reclamo para otros productos. Las grandes superficies muchas veces cogen la papa como producto reclamo. Pero no es de recibo que si a ti te cuesta producir un kilo de papas en torno a 50 céntimos, te las estén pagando a 30 y tienes que esperar por una subvención que llega el año que viene para obtener un beneficio. Entonces tienes que estar autofinanciando con una póliza o un crédito para poder llegar. Eso no es de recibo. Con el nuevo consejero de Agricultura del Cabildo (Miguel Hidalgo, de Nueva Canarias) estamos trabajando para proponer una nueva ley regional de la papa al Parlamento para que al menos no se pague por debajo del coste de producción”.

La papa es uno de los productos más consumidos en los hogares españoles, según un estudio elaborado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. La compra de este producto supone el 1,48% del presupuesto destinado a alimentación por los hogares españoles.

Los hogares más consumidores son los formados por parejas adultas, sin hijos, o con ellos, pero con edad superior a los 15 años, tratándose de familias ubicadas en poblaciones medianas-grandes, entre 10.000 y 500.000 habitantes.



Los hogares formados por jóvenes independientes fueron los que más incrementaron su consumo per cápita el año pasado, con un aumento del 11,4%. Por comunidades autónomas, las que más consumieron este tubérculo fueron Canarias, Asturias y Murcia, por este orden, frente a La Rioja y Castilla y León, que fueron las menos consumidoras.

La papa fresca es la variedad más consumida, con un incremento del 3,1% en 2012, seguida de la procesada, que aumentó un 2,6%. En cuanto a las papas congeladas, el estudio demuestra que su consumo se contrajo un 1,4% el pasado año.

Los intermediarios se siguen llevando su buena tajada. “Los intermediarios existen y el problema es que el precio de la papa siempre se pone como reclamo para otros productos. Las grandes superficies muchas veces cogen la papa como producto reclamo. Pero no es de recibo que si a ti te cuesta producir un kilo de papas en torno a 50 céntimos, te las estén pagando a 30 y tienes que esperar por una subvención que llega el año que viene para obtener un beneficio. Entonces tienes que estar autofinanciando con una póliza o un crédito para poder llegar. Eso no es de recibo. Con el nuevo consejero de Agricultura del Cabildo (Miguel Hidalgo, de Nueva Canarias) estamos trabajando para proponer una nueva ley regional de la papa al Parlamento para que al menos no se pague por debajo del coste de producción”.

La papa es uno de los productos más consumidos en los hogares españoles, según un estudio elaborado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. La compra de este producto supone el 1,48% del presupuesto destinado a alimentación por los hogares españoles.

Los hogares más consumidores son los formados por parejas adultas, sin hijos, o con ellos, pero con edad superior a los 15 años, tratándose de familias ubicadas en poblaciones medianas-grandes, entre 10.000 y 500.000 habitantes.

Los hogares formados por jóvenes independientes fueron los que más incrementaron su consumo per cápita el año pasado, con un aumento del 11,4%. Por comunidades autónomas, las que más consumieron este tubérculo fueron Canarias, Asturias y Murcia, por este orden, frente a La Rioja y Castilla y León, que fueron las menos consumidoras.

La papa fresca es la variedad más consumida, con un incremento del 3,1% en 2012, seguida de la procesada, que aumentó un 2,6%. En cuanto a las papas congeladas, el estudio demuestra que su consumo se contrajo un 1,4% el pasado año.

Más de 7.000 años

El origen de la papa se encuentra en Sudamérica, en las tierras altas de los Andes, donde se cultivan desde hace más de 7.000 años. Existen referencias de su presencia en Canarias desde los primeros años de la década de 1560. Posteriormente, la papa se adaptó al suelo y el clima de las islas, y los campesinos canarios la adoptaron como uno de sus cultivos importantes.

Actualmente, Canarias representa el único lugar de Europa donde se continúan cultivando estas papas de origen andino. Concretamente, el 90% de las papas antiguas de Canarias se producen en Tenerife, ya que en el resto del Archipiélago, aunque también se cultivaron en el pasado, se han ido perdiendo, según una de las conclusiones del seminario internacional La papa. Un cultivo y una cultura con valores agroecológicos, celebrado en Punta Larga, en la Villa de Candelaria, en Tenerife.

Algunas variedades antiguas importantes en las Islas son las conocidas papas bonitas (coloradas, blancas, llagadas, ojo de perdiz y negras), negras o negras yema de huevo,azucenas (blancas y negras), torrenta, borralla, pelucas y palmeras. Posteriormente, ha habido nuevas introducciones que igualmente se han adaptado a las condiciones locales.

Por su parte, entre las variedades comerciales de papa blanca que se cultivan actualmente en Canarias destacan: druid, red cara, galáctica, cara y valor.

Según los datos de la Estadística Agraria de Canarias, la superficie dedicada al cultivo de la papa en Canarias alcanza las 5.030 hectáreas (aproximadamente el 60,7% de las mismas en cultivo de regadío, y el 39,3% restante de secano). Por provincias, cerca del 56,7% se produce en Santa Cruz de Tenerife, y el 43,3% restante en Las Palmas.

La producción de papas en Canarias es de 30 millones de kilos, los mismos que consumen los grancanarios al año

Problemas de la siembra

Otra de las conclusiones del seminario recoge que durante las últimas décadas el cultivo de la papa se ha intensificado debido a su rentabilidad. Pero la siembra de “papa sobre papa” ha terminado por favorecer mermas en la producción, principalmente por la mayor incidencia de plagas y enfermedades (nemátodos, polilla guatemalteca y hongos como rhizoctonia). Por este motivo es importante recuperar buenas prácticas tradicionales como la rotación de cultivos, que contribuye a la recuperación del terreno y a la ruptura de los ciclos de plagas y enfermedades.

“La papa figura entre los tres primeros cultivos en importancia. El consumo de papas en Canarias es elevado (143 gramos/persona/día). Debido a este elevado consumo, la papa contribuye considerablemente a la ingesta de diferentes nutrientes tales como vitaminas C y algunas del complejo B, magnesio y potasio, siendo también de interés el aporte de fibra alimentaria y en menos medida el de proteínas”, se concluye en el seminario internacional.

Muchos agricultores de papas se quejan de la política mantenida por la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias “en el sentido de no proteger la producción propia, favoreciendo a los importadores. Eso hace cada vez más inviable el mantenimiento de pequeñas y medianas explotaciones agrícolas, cuyos precios no pueden competir con los de la papa importada, si se quiere obtener un mínimo beneficio para el agricultor”.

Los técnicos agrícolas señalan que “es necesaria la puesta en marcha de medidas para garantizar el mantenimiento de esta actividad agrícola, que actualmente mantiene a numerosas familias. En este sentido defenderán el establecimiento de controles para la importación masiva de papa de consumo desde el exterior de las Islas, así como la creación de nuevas subvenciones para fincas con pequeñas y medianas explotaciones dedicadas a este cultivo”.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG-Canarias) asegura que “la importación de papa extracomunitaria que invade el mercado canario empuja a un descenso de los precios de la producción canaria pasando de pagar 0,80 euros el kilo a 0,40 y la previsión de que habrá más caídas”.

COAG-Canarias exige que las administraciones adopten medidas para evitar el abandono de los cultivos. De lo contrario, estudiarán medidas de presión “para dar una salida digna a esta situación que no permite a los agricultores cubrir siquiera los costes”.

“Desde COAG-Canarias consideramos muy preocupante el que en estos momentos existan millones de kilos de papas en las islas que tendrán que ser comercializados en los próximos meses y que difícilmente van a tener salida, salvo que se vendan a precios de miseria que ni tan siquiera cubran los costes de producción”, apuntan desde la organización.

De los 42 millones de kilos que se comercializan en Las Palmas, el 40% se produce en Gran Canaria

Papas del siglo XVI

Águedo Marrero, biólogo del Jardín Canario, recuerda que “hasta fechas recientes la única noticia sobre la llegada de las papas a Canarias era la referida por Viera y Clavijo en suDiccionario de historia natural (1866), indicando que fue plantada por primera vez en Icod el Alto hacia 1622”.

“Sin embargo, el profesor Lobo Cabrera pone de manifiesto cómo en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas existen datos sobre el envío de papas desde el Puerto de Las Isletas en Gran Canaria a Amberes (Flandes) en 1567 y de una partida, procedente de Tenerife, a Ruan (Francia) en 1574. Según comenta este autor, es bastante probable que su cultivo en Gran Canaria se viniese realizando desde décadas anteriores y que esta isla hiciera de puente para su introducción en España y Europa”, señala en la publicación Rincones del Atlántico.

Los primeros datos fiables de su llegada a la Península Ibérica se obtienen del Archivo Hispalense, en concreto de los libros de contabilidad del Hospital de Sangre de Sevilla, donde se recogen entradas de “patatas” en 1573 y en 1576. Estos datos supondrían el primer aporte de papas a Europa. “En cualquier caso, y desde el punto de vista taxonómico, tanto las papas llegadas a Canarias como las que llegan al continente europeo pertenecían a Solanum tuberosum grupo andigena”.

Por otro lado, no se cuenta con datos de la llegada de papas desde Europa a Canarias anteriores al siglo XIX. Es a principios de este siglo cuando empiezan a ser importadas desde distintos países, especialmente de Irlanda, Inglaterra y Holanda. “Pero esto no nos lleva a descartar que en los siglos anteriores se diera un intercambio de material con Europa, así como la llegada de nuevos cultivares desde el continente americano”, señala el biólogo.

Como indica Lobo Cabrera, después de la conquista de las Islas Canarias, el archipiélago queda engarzado en la corriente mercantilista europea del siglo XVI, “presentando la ciudad de Las Palmas un carácter eminentemente mercantil, y uno de los puertos más importantes del Atlántico meridional por su relación con los puertos del norte”, relaciones comerciales que se extienden hasta África y América.

El primer catálogo sobre la existencia de distintos cultivares de Solanum tuberosum en las Islas Canarias aparece a mediados del siglo XIX, hacia 1868, donde Álvarez Rixo menciona hasta 14 cultivares diferentes. En aquella época ya se recibían en las islas aportes de los cultivares europeos, pertenecientes al grupo tuberosum, especialmente desde Inglaterra, Holanda e Irlanda, y posiblemente también desde España.

Estos nuevos cultivares se plantarían junto con los mas antiguos del grupo andigena, ampliando el lote de los cultivares canarios. Esto queda reflejado en el catálogo mencionado, si se acepta la buena concordancia entre los nombres aparecidos en el siglo XIX y los actuales, como por ejemplo: londreras, sietecueros y ojo de perdiz (del grupo andigena); blanca rosada o peluquera y blanca de ojo azul (del grupo tuberosum), ynegra (Solanum chaucha).

“Muchos de los cultivares conocidos actualmente como antiguos pueden crecer de forma subespontánea como papas de risa (riza) o redrojos:peluquera, corralera, marruecas, yema de huevo, negra, peluca colorada, etcétera. Muchas presentan una elevada fertilidad de los granos de polen y una buena predisposición a la fructificación, lo cual, unido a su cultivo en ambientes que en ciertas características recuerdan a los de las zonas andinas de origen, permiten imaginar cierto grado de hibridación que han debido jugar algún papel en la aparición de nuevas variedades”, relata Marrero.

Si por otro lado se tiene en cuenta la curiosidad observada en los campesinos canarios de separar las distintas formas (por el color de la piel, por ejemplo) y sembrarlas independientemente, se puede entender la proliferación de distintos grupos, como en el caso de la bonita o de lapalmera, mediante selección desde cultivares mas antiguos. Esto también se puede apreciar comparando las listas antiguas con las actuales, como para el caso del grupo de bonita.

El 60% de la papa que consumimos se importa del Reino Unido, Dinamarca, Marruecos y Egipto

Cultivares de diferentes gustos, en vías de extinción

Marrero Rodríguez recuerda que el cultivar negra de Tenerife es muy apreciado por su consistencia y sabor dulce, de igual forma que gobernadora de El Hierro; el cultivar peluca, por el contrario, es recomendado para personas diabéticas, con problemas de azúcar. Los cultivares gomera, gobernadora y grupo bonita resultan bastante apreciados para arrugar (guisado típico canario); otros, como liria, bonita rosada tardía o londrera, son de consistencia blanda y se deshacen en caldos apotajados, siendo muy apreciados por distintos campesinos.

“El hecho de que Canarias haya sido encrucijada de las rutas comerciales Europa-América, junto a la orografía accidentada y montañosa de las islas como factor de aislamiento campesino, así como la posición geográfica hacia la zona subtropical, todo ello unido al celo que manifiestan los campesinos canarios por los cultivares antiguos, incluso frente a la llegada de otros más productivos, ha dado como resultado el que en la actualidad se conserve en estas islas un elevado número de cultivares, muchos de los cuales resultan autóctonos”, afirma el experto.

Los cultivos tradicionales de papas se localizan principalmente hacia las medianías insulares, entre 200 y 800 metros sobre el mar en las bandas del norte y hacia los 600-800 metros sobre el mar en las del sur. Estas zonas se corresponden bastante bien con los territorios óptimos de los bosques termoesclerófilos de acebuchales, almacigales y sabinares (ambientes cálidos de semiáridos a secos).

Si bien los cultivares antiguos canarios han sobrevivido y se han diversificado a lo largo de más de 400 años de avatares históricos, las condiciones actuales de reforma agraria y desarrollo económico, y la necesidad ineludible para los agricultores de participar en el mercado moderno competitivo, están llevando a que muchos de los cultivares antiguos vayan quedando totalmente olvidados.

Actualmente los cultivares autóctonos sólo se conservan en sus lugares de cultivo tradicional y cada vez más acantonados, dependiendo exclusivamente de la curiosidad o de la añoranza de los campesinos más ancianos. Son sólo estos agricultores, con su apasionado apego a la tierra, los únicos guardianes de estos cultivos tradicionales, “y son sólo ellos los que hasta ahora han evitado la pérdida de lo que consideramos un auténtico ”banco de biodiversidad“ de papas, cada vez más en peligro. Con ellos se están yendo de forma inexorable no sólo los distintos cultivares sino también la cultura asociada a los mismos y el saber arraigado de casi 500 años de historia y supervivencia. A la pérdida genética y cultural se añade ahora, en los últimos años, una erosión en la información transmitida”, concluye Águedo Marrero.

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