Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
Grandes Personajes que cambiaron la Historia
Y esa misma Historia, por lo menos, algunas de sus páginas más importantes y trascendentales para el futuro de la humanidad, está escrita por personas que, de una forma o de otra, supieron adelantarse al tiempo que les tocó vivir y construir un discurso que luego perduró en el tiempo. Sin su legado y su enorme capacidad para afrontar todos y cada uno de los retos a los que debieron hacer frente, independientemente del escenario en el que se desenvolvieron, la historia, tal y como la conocemos, no sería la misma.
Puede que, con el tiempo, la impronta de algunas de esas personas -sobre todo las ligadas con las artes guerreras- hayan terminado por ser cuestionadas, relegando al cajón del olvido el resto de sus méritos para con la sociedad en la que vivieron. En otros casos, los cambios ideológicos, sociales e, incluso religiosos, tampoco han ayudado a preservar el legado de quienes fueron capitales para el desarrollo de las mismas disciplinas que ahora mismo, censuran y/o ponen en entredicho su vida y obra.
Sea como fuere, los personajes reunidos en el libro Grandes Personajes que cambiaron la Historia, un trabajo que se reparten Javier Matesanz, Enrique V. Vegas, José Arnau y David Saavedra, respectivamente -guión, dibujo, color y maquetación interior, además del diseño de portada- merecen ocupar las páginas de una propuesta que reúne de forma simple, eficaz y académica las herramientas necesarias para el estudio de la asignatura de Historia.
Los textos de Javier Matesanz resumen, en apenas unas líneas, la valía de todos y cada uno de los veinticinco personajes que aparecen en las páginas del libro. Además, se incluye un pequeño índice, el cual funciona como una suerte de diccionario, un dato digno de tener en cuenta y una frase del personaje en cuestión. Enrique V. Vegas, por su parte, demuestra que sus archiconocidos “cabezones” pueden adaptarse a otro tipo de necesidades y mostrarnos la impronta de Aristóteles, Miguel de Cervantes, Marie Curie o Amelia Earhart con la dignidad requerida para un trabajo como el que nos ocupa. No me quiero olvidar de la apropiada y cuidada paleta de colores que José Arnau utiliza para todos y cada uno de los personajes escogidos, así como la simple, pero tremendamente válida maquetación diseñada por David Saavedra para unir la imagen y el legado, dentro de las páginas del libro, de quienes cincelaron las tablas históricas de nuestra sociedad contemporánea, por mucho que, ahora, nadie parezca querer recordar.
Por añadidura, esta propuesta deja bien claro que quienes siguen sin valorar, de manera positiva, las bondades y virtudes que la suma de un texto + una imagen, tienen para el conocimiento de los seres humanos, mejor deberían empezar a entender que su discurso, además de torticero, está obsoleto y demuestra un nivel de ignorancia que nuestra sociedad ya no se puede permitir.
Tal y como se lee en la parte posterior del libro, “Porque la cultura es importante” venga ésta de donde venga, en el soporte que ésta utilice y valiéndose de las herramientas que ésta haya tenido a su alcance. Todo lo demás, a estas alturas, SOBRA.
Descripción: Libro ilustrado.
Tapa dura. Dimensiones: 21×27. Color.
Páginas: 56
ISBN: 978-84-17956-95-0
Sobre este blog
Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
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