Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
THE WOLFMEN
Lo que no estaba en los planes de Grey era verse inmerso en medio de las tácticas intimidatorias del grupo de ladrones conocidos como the Wolfman, amantes de darle al gatillo con tal de atemorizar a las víctimas inocentes que se encontraban en el escenario de sus delitos. Una cosa era robar y otra muy distinta, asesinar a sangre fría a una persona que nada tenía que ver con el robo en sí. Hay reglas que, aunque no estén escritas, mejor no desobedecerlas.
Claro que, cuando las cosas salen mal, normalmente, acaban por salir peor y, eso mismo fue lo que le ocurrió a Jack Grey, nada más llegar a la “sede” del grupo de ladrones, una enorme mansión que, como es normal en estos casos, oculta más cosas que un sinfín de habitación y polvo de generaciones.
Al final, the Wolfmen eran, en realidad, un clan de licántropos, empeñados en obtener el control de la situación, costara lo que costara. Ante tal cuadro, la oferta puesta sobre la mesa por el líder del clan ni siquiera llegó a ser tenida en cuenta por Jack Grey, aun en shock ante lo que sucedía delante de sus ojos.
Tras lograr escapar de aquella kafkiana situación, Grey emprenderá un camino bien distinto, lejos de su vida de delincuente y con un único empeño; es decir, acabar con la amenaza que suponen the Wolfmen.
Mezcla de película Noir de la década de los cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo XX y realizada con una técnica de claroscuro que, a ratos recuerda al Sin City de Frank Miller pero sin abusar de la mancha, The Wolfmen es una historia gráfica magníficamente resuelta por el guionista Dave West y el dibujante Andy Bloor. Ambos beben de fuentes clásicas cinematográficas –películas tales como Get Carter o The Long Goodfriday-, además de las ya menciona obra gráfica Sin City u otros experimentos gráficos propios de la revista 2000AD británica y nos cuentan una historia donde realidad y fantasía se dan la mano, de la misma forma que ocurre en la saga Underworld.
Lo mejor de todo es que la serie sabe alternar los momentos más violentos y sangrientos con cápsulas de intimidad, tal y como sucede cuando la novia de Jack, Jen, se encuentra con detective Knight, tan bien narrada como sucede con aquellos momentos en los que the Wolfmen aparecen en escena.
Bien mirada, The Wolfmen y su secuela, Fall of the Wolfmen, podría ser un magnífico guión, tanto cinematográfico como televisivo, más ahora que las historias de género ganan terreno a las producciones dramáticas, tanto en pantalla grande como en el formato de la televisión.
Queda una tercera entrega para cerrar el círculo en el que está inmerso Grey y cuya resolución no dejará indiferente a nadie, especialmente a quienes disfrutamos con este tipo de historias gráficas.
Para más información, por favor, consulten la web de la editorial Accent Uk Comics: www.accentukcomics.com
The Wolfmen © 2014 Accent Uk Comics.
Cover © 2014 Andy Bloor
Lo que no estaba en los planes de Grey era verse inmerso en medio de las tácticas intimidatorias del grupo de ladrones conocidos como the Wolfman, amantes de darle al gatillo con tal de atemorizar a las víctimas inocentes que se encontraban en el escenario de sus delitos. Una cosa era robar y otra muy distinta, asesinar a sangre fría a una persona que nada tenía que ver con el robo en sí. Hay reglas que, aunque no estén escritas, mejor no desobedecerlas.