En el Archipiélago Chinijo y Famara se superponen figuras de protección medioambiental, pero para la conservación de uno de los espacios de mayor riqueza natural de Canarias no basta. La Consejería regional de Medio Ambiente está tramitando el Plan de la Zona de Especial Conservación (ZEC) del Archipiélago Chinijo, que también es Parque Natural, y plantea una serie de medidas para proteger y mejorar el estado de los hábitats naturales y las especies de interés comunitario que requiere de una inversión superior a los 1,7 millones de euros en los próximos seis años.
El Archipiélago Chinijo está integrado en la Red Natura 2000, que engloba espacios que tienen que ser conservados por su biodiversidad en la Unión Europea. Sin embargo, hasta ahora no se han programado medidas de conservación que eviten el deterioro de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres, como sentenció el Tribunal de Justicia de las comunidades europeas hace cuatro años.
En el diagnóstico que efectúa la Consejería regional de Medio Ambiente sobre la Zona de Especial Conservación del Archipiélago Chinijo destaca la situación “desfavorable” de dos especies: la Caralluma burchardii, también conocida como ‘cuernúa’ o diente de perro, y la Convolvulus lopezsocasi o ‘corregüelón de Famara’.
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