Desafío a George Clooney desde Fuerteventura para que recicle sus cápsulas de Nespresso

Desde la isla de Fuerteventura, Clean Ocean Project, una ONG canaria dedicada a luchar por el cambio de gestión de residuos en el archipiélago y a generar acciones sostenibles para reducir la basura, ha lanzado una campaña internacional contra las cápsulas de café de la marca Nespresso, cuya imagen representa el actor norteamericano George Clooney.

Este sistema de preparación de una taza de café conlleva un residuo de plástico o aluminio tan pequeño que no se puede reciclar por los canales normales y las cápsulas terminan en la naturaleza o formando parte de las montañas de los vertederos. Ciudades como Hamburgo, en Alemania, han prohibido en los edificios públicos este tipo de cafeteras para frenar el incremento de residuos.

El fundador de Clean Ocean Project, Wim Geirnaert, lanzó una carta abierta a George Clooney, alentándolo a responder a la acusación sobre el impacto ambiental de las cápsulas a pesar de que el actor se declara “ambientalista”. Todo un duelo, como en sus películas. La sorpresa para la asociación majorera fue cuando contestó Katherine Graham, nada menos que la gerente de comunicaciones corporativas de esta compañía multinacional, ubicada en Suiza. La comunicación con Clean Ocean Project se inició a principios de enero de 2018 por correo electrónico, y continúa en la actualidad, según Geirnaert.

“Han dado explicaciones relatando las supuestas estrategias empresariales y de sostenibilidad, pero que no dejan de evidenciar que se trata de un producto que prácticamente no se recicla en los países mediterráneos, además de suponer para el consumidor un precio elevadísimo, dado que un kilo de café de Nespresso cuesta 80 euros”, señala.

Según la compañía filial de Nestlé, el aluminio para las cápsulas de café se extrae de una forma sostenible y tratan de aumentar el reciclaje a través de la recolección postal. También asegura que pagan a los agricultores salarios razonables y que están asociados con Rainforest Alliance y otros grupos ambientales.

El caso es que difícilmente cumplen con una economía circular, al generar desechos que no se reciclan, afirma Geirnaert. Por ello, Clean Ocean Project va a hacer una petición al Parlamento Europeo: “Nos queda ejercer presión sobre la política para cambiar la ley de envases mediante la introducción de un sistema de depósito obligatorio para las cápsulas de café”.

A la pregunta de si Nespresso “hace reciclaje de circuito cerrado”, su portavoz admite que no, excepto en Suiza, donde las cápsulas de la propia Suiza, Francia, Austria, Bélgica y los Países Bajos son fabricadas con el aluminio de las viejas cápsulas. Pero hay una necesidad constante de aluminio nuevo para producir nuevas cápsulas.

“La huella ecológica es completamente negativa, aunque la tasa de reciclaje indique que es de alrededor del 24%”, lejos del cien por cien de capacidad de reciclaje que menciona la publicidad, “pero posiblemente no llega al cinco por ciento”, indica el responsable de Clean Ocean Projet.

Nespresso argumenta que no tiene sentido enviar cápsulas de todo el mundo a Suiza, y aparentemente no cuenta con plantas de reciclaje adicionales. Paralelamente, en su propio sitio web, afirma que planea una “capacidad de reciclaje del cien por cien” para 2020. A pesar de las críticas, la empresa felicita a Clean Ocean Project por sus objetivos de disfrutar de una taza de café sin desperdicios. Según Graham, “han invertido millones en la creación de un esquema de reciclaje global que ofrece a sus clientes una gama de opciones simples para reciclar sus cápsulas”, con miles de puntos de recolección, envío por servicio postal o recogida a domicilio.

Sin embargo, tal y como resalta el responsable de la ONG majorera, las citadas medidas “son para Suiza y algunos países del norte de Europa, pero en el resto del mundo las cápsulas terminan en la basura”. “Nespresso con su publicidad hace creer a sus clientes de todos los países que es una empresa sostenible y respetuosa con el medio ambiente, pero nosotros lo llamamos publicidad engañosa y estudiamos las opciones de denunciarlo”, destaca.

Tóxicos

El portavoz de Clean Ocean Project destaca que “las cápsulas están hechas de material tóxico como es el aluminio y el plástico”. Además, “su producción es un tremendo desperdicio de valiosos recursos y energía”, y “el reciclado es, gracias a la mezcla de materiales, dificultoso, energéticamente ineficiente y costoso”.

“La gran mayoría de las cápsulas son desechadas a la basura general, luego se apilan en vertederos o incineradoras y finalmente terminan en el océano”, recalca. Por ello, Clean Ocean Project tiene una campaña de recogida de firmas en marcha para apoyar la petición a la Comunidad Europea, respaldada además por Surfrider, Surfers Against Seawage, entre otros muchos.