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Diez años después de la erupción de El Hierro la comunidad científica hace balance en La Palma

El geólogo griego del Instituto Geográfico Nacional, Stavros Meletlidis, enseña una de las muestras recogidas en el volcán. / FOTO: ANDREA DOMÍNGUEZ

Andrea Domínguez Torres

11 de octubre de 2021 09:26 h

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Este domingo se cumplieron 10 años del inicio de la erupción volcánica submarina de El Hierro y también tres semanas del comienzo del proceso eruptivo de La Palma. La principal diferencia entre ambas es que en El Hierro la fisura eruptiva se dio bajo el mar, mientras que la que ahora conmociona a Canarias ha sido subaérea. Así lo ha explicado el jefe de Sismología del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Itahiza Domínguez, a Canarias Ahora. A pesar de ello, la erupción de 2011 ha ofrecido al comité científico que gestiona la emergencia en La Palma experiencia y conocimiento para manejar mejor esta crisis y garantizar la seguridad de las personas.

La datación del volcán de El Hierro fue más compleja que la del volcán de La Palma, al tratarse de un fenómeno submarino. Que se produjera debajo del océano supuso una complejidad añadida al análisis científico, por lo que entre los expertos hay debate sobre cuándo señalar su inicio. La científica miembro del grupo de vigilancia de las deformaciones del terreno del IGN Laura García Cañada afirma que “el 10 de octubre de 2011 fue cuando se registró el tremor volcánico”, un parámetro que se utiliza normalmente para determinar el inicio de un proceso eruptivo. Por su parte, para el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), el inicio tuvo lugar dos días después, el 12 de octubre de 2011, cuando fue localizada una mancha en el mar. 

El volcán de Cumbre Vieja, aún sin nombre formal, ha entrado en una fase más explosiva en las últimas dos semanas. En esa línea, Itahiza Domínguez señala que esa es otra de las principales diferencias entre los procesos de El Hierro y La Palma. El Índice de Explosividad Volcánica es una escala de hasta 8 grados que se utiliza por los vulcanólogos para medir la magnitud de la erupción. Así, Domínguez apunta que en El Hierro, al ser submarina y profunda no se generó un nivel de explosividad como el de La Palma, ahora mismo en el grado dos. 

“Cuando el volcán submarino entró en erupción se temía que se abrieran nuevas bocas más cercanas a la costa y al pueblo, pero al final no fue así, por lo que fue mucho más sencillo de gestionar que la actual”, explica el sismólogo Itahiza Domínguez. En el caso de La Palma, los profesionales han priorizado en todo momento la vida de las personas, el único parámetro controlable dentro del caos. En este punto, Domínguez afirma que poco se pudo hacer para salvar las infraestructuras, aunque se estudia constantemente sobre el terreno el avance de las coladas de lava. 

Los precursores de ambas erupciones eran los mismos, según Domínguez, pero el trabajo fue más complejo de realizar en la erupción marina. En El Hierro, la labor del Instituto Oceanográfico fue fundamental para poder analizar la formación del cono principal, ahora este organismo monitoriza desde las costas de La Palma la llegada de las coladas de lava al océano. 

La diferencia de diez años entre ambas erupciones también se nota en el avance tecnológico. Las tecnologías de entonces no eran tan avanzadas como las actuales para trabajar sobre el terreno. En este punto, la directora del Instituto Geográfico Nacional en Canarias, María José Blanco, sostiene que a la labor de los expertos en esta nueva erupción se han sumado los avances tecnológicos de la época. Desde la Unidad Militar de Emergencia (UME) se han dirigido vuelos de drones, a veces incluso con detectores térmicos para conocer el avance de las coladas y las edificaciones e infraestructuras afectadas. 

Parámetros para determinar la posibilidad de erupción

Los expertos utilizan tres parámetros para determinar la posibilidad de que un volcán entre en erupción. El primero de ellos es la sismicidad. En La Palma se detectaron varios enjambres sísmicos intermitentes entre 2017 y 2020, pero los más frecuentes se dieron en la semana previa a la erupción, relata García Cañada. En segundo lugar, se analizan las deformaciones del terreno, el área de especialización de Cañada. En este punto desde que aumentaron los movimientos sísmicos en la isla el 11 de septiembre, Involcán notificó también una deformación “significativa” de la tierra. En tercer lugar, también se estudia la presencia de gases. Los trabajadores del IGN realizan estos rastreos en todo el Archipiélago. En las últimas semanas han sumado nuevos puntos en La Palma, en especial en la zona de Cumbre Vieja, tras el aumento de los movimientos terrestres. 

Los trabajos de rastreo de estos tres valores han servido a los científicos para descartar “por el momento” la posibilidad de una apertura de un nuevo centro emisor de lava en otros puntos de la isla alejados del principal. Desde el Instituto Geográfico Nacional se presentan informes diarios realizados por la directora en Canarias, María José Blanco, y la directora del Observatorio Geofísico Central, Carmen López, que se presentan al comité científico. A su vez, de este comité científico sale otro informe que se presenta ante el comité de dirección. Después de ello tiene lugar una rueda de prensa para explicar a la opinión pública los avances diarios. Por la tarde se trata de hacer trabajo de campo y al final organizar, el trabajo del día siguiente. El resto del personal hace mantenimiento de las estaciones de control.

La teoría del punto caliente

Las erupciones históricas producidas en las islas occidentales se explican a través de la teoría del punto caliente, apunta Itahiza Domínguez. Sin embargo, el geólogo griego del Instituto Geográfico Nacional, Stavros Meletlidis, afirma que la creación de Canarias no se explica sólo a través de esta teoría, sino que hay que añadir algunas variantes. De acuerdo con esta hipótesis, Canarias se habría formado por la existencia de un punto que desde el manto de la Tierra emana más calor de lo habitual. Los gases emitidos desde esa parte del interior terrestre llegarían a la base de la litosfera formando una pluma volcánica, es decir, una mezcla de gases que emergen hacia el exterior. El magma está formado en su interior de un compuesto de gases que al llegar a la superficie choca 

De acuerdo con esta teoría, las islas más occidentales serían siempre las más jóvenes, y las orientales, las más antiguas. Esta pauta no se cumple en el Archipiélago puesto que Fuerteventura es más vieja que Lanzarote y sin embargo está localizada más al oeste. Pero sí explica el constante enjambre sísmico en La Palma y El Hierro, protagonistas de cuatro erupciones en los últimos 100 años. Para Stavros Meletlidis, Canarias obedece a la teoría general de los puntos calientes, pero hay cosas como la subsidencia que no parece estar clara en el Archipiélago. La subsidencia es el proceso por el cual las islas más viejas irían desapareciendo tras miles de años a causa de la erosión hasta convertirse en una torre de corales. El geólogo afirma que Fuerteventura existe hace 20 millones de años, pero sin embargo la isla no ha desaparecido aún.

Las islas volcánicas tienen un proceso de formación que suele ser muy rápido, luego se van desacelerando, explica Itahiza Domínguez. El proceso eruptivo de Canarias está vivo aún y prueba de ello es el nuevo volcán de La Palma. A pesar de que la isla es la protagonista de la mayoría de erupciones en los últimos siglos, los sistemas volcánicos de El Hierro y el de Tenerife también siguen activos. Así, mientras la Gomera está en un momento de pausa que puede durar millones de años, “Tenerife está en el paso siguiente”. “Ya tuvo una parada y ahora tiene un proceso volcánico otra vez activo”, resalta Domínguez. En este punto, los expertos afirman que la probabilidad de que se produzca una erupción en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote es mucho menor que en el resto de islas. 

María José Blanco recuerda que “la ciencia no es una rama de certezas, pero sí de probabilidades”. De esta manera, la probabilidad y el análisis de las erupciones históricas que ha vivido Canarias evidencia que el Archipiélago seguirá viviendo nuevos procesos volcánicos como el de La Palma, pero se desconoce cuándo acabará esta erupción y cuándo podrán producirse las siguientes. En este punto, el coordinador científico del Instituto Volcanológico de Canarias, Nemesio Pérez, aconsejó hace unos días a los palmeros y al pueblo canario que no se vea a los volcanes como enemigos, “porque son lo que han hecho posible que Canarias exista”. 

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