La Nueva Normalidad nos reta a intuirnos más que a reconocernos. Protegernos y proteger a los demás es fundamental pero el uso de la mascarilla sanitaria nos obliga, más que nunca, a mirarnos a los ojos. Y los que no pasaron todavía por la peluquería, si juegan bien sus cartas, tienen las de ganar jugando al despiste en este resacado carnaval. Pero aunque la expresividad de las miradas es potente nada se compara a una sonrisa. Estos retratos, como esas mascarillas, esconden sonrisas de oreja a oreja

“¿Me conoces mascarilla?” (4)