Gran Canaria invertirá en más material para que los bomberos puedan liberar a personas atrapadas en accidentes de tráfico

Los bomberos del Consorcio de Gran Canaria durante un entrenamiento de rescate.

Canarias Ahora

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La inspección 360 grados es la primera acción que realizan los bomberos al llegar a un accidente de tráfico para detectar y neutralizar todos los riesgos antes del abordaje del siniestro, tras lo cual el mando comienza a dar órdenes para extraer a los heridos en tanto el bombero sanitario convierte al ocupante más grave en su prioridad. “Nos gusta tratarlo como si fuera un familiar”, ya sea una madre o un hijo, explican los miembros del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, que prevé invertir 1,2 millones de euros en equipos de excarcelación, como se denomina a esta liberación de los accidentados.

Así actúan en la vida real y en los entrenamientos iniciados hace tres meses para mejorar sus capacidades para los servicios y para enfrentarse a los mejores del mundo en Azores en noviembre tras quedar campeones de España, unos encuentros que buscan generar situaciones incluso peores que las reales, pues tener una grada llena de bomberos de todo el mundo añade una presión a la que no están habituados, lo que juega a favor del servicio, además del invaluable precio de intercambiar experiencias, técnicas y habilidades a partir de la reproducción de accidentes reales acontecidos en cualquier país.

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, presenció en la mañana de este martes uno de esos entrenamientos, consistente en extraer una persona en estado grave que acababa de ser atropellada en patineta y quedó incrustada en el parabrisas, y la otra politraumatizada en el interior con posible lesión medular. El objetivo es respetar la dirección que marca el raquis, es decir, la alineación tronco-cabeza. El estado de la persona es lo que marca optar por una extracción rápida, sobre todo si entra en parada, o la más segura para esta alineación.

“Es importante que la sociedad sepa que detrás de estas actuaciones hay un grupo extraordinario de profesionales que se preparan para garantizar la seguridad de los hombres y mujeres que nos podemos ver envueltos en un accidente. Los medios de comunicación son fundamentales en los incendios o en estas situaciones para transmitir los riesgos que supone cualquier error que pueda provocar este tipo de accidentes”, apuntó Morales.

Dada la complejidad de esta labor tan desconocida como delicada, tanto Antonio Morales, como el presidente del Consorcio, Pedro Justo Brito, y el gerente, Emilio Duch, reconocieron el salto cualitativo del equipo desde que iniciaron los módulos de perfeccionamiento hace dos años, lo que permite a su vez permear los aprendizajes al resto del colectivo día tras día, de modo que a la inversión de 1,2 millones de euros para material, se suma la equipación para el viaje y una veintena de vehículos descontaminados solicitados al presidente en la recepción que ofreció al equipo tras proclamarse campeones de España.

El coordinador de los entrenamientos, Alberto Barrio, detalló que la cuantía irá destinada a renovación y modernización no solo de los equipos de excarcelación, sino para intervenciones en estructuras colapsadas y la elevación de cargas en situaciones de emergencias, así como sistemas de iluminación, señalización y equipos de seguridad.

Dos coches, uno inestable, riesgo eléctrico y dos heridos

Los bomberos se encontraron hoy con una situación que implicaba dos vehículos, uno de ellos inestable y situado sobre el otro, además el entorno presentaba riesgo eléctrico porque la colisión implicó una farola, riesgos que había que neutralizar antes de proceder a la extracción de los heridos, siempre después de que el mando del equipo bordeara el escenario (inspección 360 grados), transmitiera las órdenes oportunas y autorizara el acercamiento.

“Riesgo eléctrico de la farola, quitamos la patineta y ponemos una lona ¿oído?”, comenzó el mando al llegar al siniestro. “¡No nos acercamos al vehículo!”, resalta en tanto el bombero sanitario informa de que hay una persona grave y lo traslada al resto: “tenemos una persona grave, vehículo de gasolina, inestable, riesgos neutralizados, ¡estamos en primaria!”.

A esta orden del mando, el bombero sanitario se dedica por completo a la víctima más grave, la incrustada en la luna, en tanto un segundo bombero se introduce con una doble labor, atender al otro herido y comprobar los riesgos interiores, pues el airbag no había saltado, así que había que instalar un protector en el volante para trabajar con seguridad.

“No tiene freno de mano puesto, no tiene contacto, la velocidad está quitada, los pretensores no han saltado, tenemos un riesgo en el maletero, quito garrafa de gasolina, ¡punto de residuo delante del vehículo! ¿Oído? Muy bien”.

El bombero interior se dedica así al despanelamiento y extracción de sillones si fuera necesario, mientras en el exterior otro corta cristales para extraer al herido de la patineta en tanto que otros trabajan para realizar un “pañuelo parcial”, es decir, doblar el techo de punta a punta tras debilitar larguero y bastidores, lo que precisa sierra sable, la mejor y más peligrosa de las herramientas, y cizalla, así como la cobertura de las partes cortantes mientras fuera ya están preparados los tableros para la extracción.

Durante todo ese proceso la víctima es tratada como una “burbuja”, de hecho, durante los entrenamientos los bomberos rotan en el papel de herido, una experiencia muy interesante, aseguran, para poder tomar aún más conciencia de su situación y poder ofrecer un servicio cada vez mejor, pues el bombero es a veces la única persona que puede acceder a los heridos cuando se encuentran en lugares de difícil acceso a los que no pueden llegar ni los sanitarios.

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