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''Han dado una lección de humanidad'': la historia del alumnado que quiere despedirse de su compañero migrante

Imagen de archivo de un centro de acogida para menores migrantes en Canarias.

Natalia G. Vargas

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“Al menos, permítanos despedirnos adecuadamente de nuestro amigo”. El pasado lunes, una carta interrumpió el debate político sobre inmigración. Un grupo de 1º de la ESO del IES Sabino Berthelot, en Tenerife, publicó un mensaje en el que lamentaban que un compañero migrante había sido trasladado de centro y de isla sin previo aviso. Los estudiantes expresaban su sensación de “sorpresa y malestar”. “Era un amigo cercano para todos y su presencia era muy importante para nuestro grupo”, decían. Su carta corrió como la pólvora y cuenta ya con más de 800 me gusta y cien comentarios en Instagram. Todos ellos expresando agradecimiento. “Hay esperanza”, coinciden muchos usuarios. El tutor del grupo, Roberto Ruiz Luque, no puede ocultar su orgullo durante la entrevista concedida a este periódico: “La acción que han tenido estos chicos y estas chicas es para enmarcar. Una lección de humanidad que muchos adultos estamos perdiendo, o la teníamos ahí pero no nos dábamos cuenta”. 

El grupo llevaba unido desde sexto de primaria, pero el pasado viernes 11 de octubre, el menor no apareció por el instituto. “De la noche a la mañana no vino, pero pensamos que a lo mejor estaba enfermo o que había ido al médico, como pasa con cualquier otro niño”, explica el también profesor de Geografía e Historia. Sin embargo, comenzaron a aparecer los rumores de que el niño de doce años había sido reubicado en otra isla. “No le dijimos nada a los chicos hasta que no fuera algo oficial, pero el viernes por la tarde, cuando salieron del instituto, se enteraron”, relata el docente. 

Pasó el fin de semana y el lunes, al regresar a las clases, el alumnado de 1º de la ESO quería expresar su sentimiento de “vacío, tristeza y sorpresa”. “Querían expresarlo de alguna forma, pero no sabían qué herramienta utilizar para mostrar todos esos sentimientos y emociones que estaban aflorando. No dejan de ser unos niños de doce años para los que el valor de la amistad es importantísimo”, cuenta Ruiz. Según explica el profesor, que además coordina el eje de Solidaridad y Cooperación al Desarrollo, “el sentimiento de vacío se debía a que no había habido una explicación previa”. “Están pasando por ese duelo”, añade.

Una profesora del instituto les dio la idea de plasmar sus emociones en un papel. Entonces, ella y el tutor comenzaron a buscar elementos comunes en todas las cartas. En la mayoría se repetían el vacío, la tristeza y, sobre todo, la preocupación por el niño reubicado. “Querían saber si estaba bien o mal y cómo había pasado el fin de semana”, cuenta el tutor. “Con todos esos puntos realizamos la carta que ya conocemos todos”, apunta. Lo que no esperaban era la gran repercusión y apoyo que tuvieron sus palabras. “La persona que lleva las redes sociales no deja de recibir comentarios de apoyo, sobre todo hacia estos chicos y chicas que han puesto en valor que estos protocolos sean un poquito más humanos”, dice el responsable del grupo. 

El alumnado ha sido informado poco a poco de la repercusión de su carta. “Se lo he ido dosificando. Son niños pequeños y tienes que protegerlos un poco de toda esta exposición que están teniendo, pero están contentísimos”, cuenta. Toda esta experiencia ha supuesto además un gran aprendizaje conjunto para el alumnado y también para el profesorado. “Han desarrollado una acción que invita a toda la sociedad a reflexionar sobre esta realidad. Además de la conciencia que toman sobre los derechos humanos, la toma de decisiones… Se lo van a llevar para toda la vida”, sostiene Roberto Ruiz. 

En el centro, desde que comenzaron las llegadas de alumnos migrantes se han impulsado medidas y actividades de integración. Por ejemplo, en mayo celebran una fiesta conjunta sobre Canarias y África, al ser el día 25 el día del continente y el 30 el Día de Canarias. “Hay toda una labor de todos estos cursos de enseñar un poquito África”, cuenta Ruiz.

Ha pasado ya más de una semana desde que el grupo se separara, pero el alumnado sigue sin noticias de su amigo. “Están preocupados sobre todo por su bienestar social y emocional”, dice el tutor. Hasta ahora, no han tenido noticias sobre el niño, que ya tenía “una red de amistad establecida”. El alumnado quiere que el menor regrese al centro o que al menos puedan despedirse e intercambiar contactos.

La directora general de Infancia del Gobierno de Canarias, Sandra Rodríguez, ha justificado que la única forma de trabajar de forma individualizada con los menores que llegan en pateras y cayucos al Archipiélago es acogiéndolos en centros más pequeños y “siguiendo un proyecto educativo individualizado que permita trabajar de manera integral su integración en la sociedad”. Rodríguez explica que Canarias está fragmentada en “dos partidos judiciales”, por lo que los menores que llegan a El Hierro no pueden ser trasladados a la provincia de Las Palmas hasta que no se determine su edad. “Para dar respuesta a los niños y jóvenes que están llegando por El Hierro tenemos que buscarles alojamiento en Tenerife. En Las Palmas contamos con alguna plaza y es lo que ha provocado que se dé traslado a menores que sí son indubitados y han sido trasladados a Gran Canaria”, añade.

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