El Hospital Insular de Gran Canaria ya supera al Negrín en pacientes con COVID y destina a urgencias a médicos en formación

Fachada del Hospital Insular de Gran Canaria

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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La presión asistencial por los casos de COVID-19 se desplaza en Gran Canaria. Hace justo una semana, el Hospital Doctor Negrín, el centro de referencia para los ciudadanos de la zona norte de la isla, comenzaba a dibujar un descenso en la curva de ingresos tras registrar el día anterior, 7 de septiembre, su pico desde el inicio de la pandemia, con un total de 106 pacientes, 88 en planta y 18 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Según los últimos datos publicados por la Consejería de Sanidad, en este complejo permanecían hospitalizadas este martes con coronavirus 84 personas, aunque de ellas 25 estaban en el área de críticos. En el Insular-Materno Infantil, que atiende un mayor volumen de población, la tendencia es opuesta. La cifra no solo no ha dejado de subir en el mismo periodo, sino que, además, lo ha hecho con mayor intensidad en las últimas fechas. El pasado martes este centro sumaba 64 pacientes, 38 menos que el Negrín. En la actualidad, este número se eleva hasta los 87, por encima ya del otro hospital de tercer nivel de la isla de Gran Canaria, que sigue siendo la más afectada en esta segunda ola.

El pasado fin de semana fallecieron dos personas con coronavirus en la UCI del Hospital Insular. Además, se ha detectado un brote intrahospitalario que ha obligado a aislar la planta cuatro norte, donde se ubican los servicios de Cuidados Paliativos y Nefrología. El primer caso se registró el jueves en un paciente que fue trasladado a la planta ocho del Materno, una de las habilitadas como zona COVID. Según datos facilitados por fuentes del Insular, el número de positivos en este foco asciende ya a 21 personas, de las cuales doce son usuarios del centro y nueve, trabajadores del Servicio Canario de Salud (SCS). Los primeros han sido repartidos por las alas reservadas en el plan de contingencia del centro, mientras que los segundos permanecen aislados en sus domicilios. También se rastrean los contactos de otra persona que estaba ingresada en la planta cinco norte, donde se ubican las áreas de Neumología y Cirugía Torácica.

El Hospital Insular cuenta con cuatro módulos en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI), cada uno de ellos con capacidad para ocho camas. Desde que se produjera el repunte de este verano, dos de estos módulos han sido reservados para pacientes COVID. De esas 16 plazas, este martes permanecían ocupadas 13. No obstante, a la hora de medir la capacidad del complejo para asistir a los pacientes críticos (con coronavirus o con otras patologías), la Consejería de Sanidad contabiliza además de esas 32 camas otras 46 con respirador y 12 sin respirador que pertenecen a unidades como la del Despertar o Reanimación (donde van aquellos pacientes que han sido intervenidos o que se recuperan de la anestesia). A pesar de que, según los datos difundidos por Sanidad, más de la mitad de estas plazas está libre, algunos especialistas del complejo aseguran que el incremento de casos de coronavirus está repercutiendo en el funcionamiento del resto de servicios hospitalarios. En conversación con Canarias Ahora, uno de ellos relata que este mismo fin de semana no pudo ingresar en la UCI a uno de sus pacientes, que había sufrido un infarto, porque el área “estaba llena”. “Ahora están siendo más restrictivos, también con los politraumatizados, y los envían directamente a planta”, señala.  

Uno de los servicios más tensionados continúa siendo el de Urgencias, que suma a sus carencias históricas, manifestadas y denunciadas cada año durante la fase epidémica del virus de la gripe, la pérdida de efectivos antes y durante la pandemia de coronavirus, entre renuncias, bajas médicas y vacaciones. La directora médica del Hospital Insular remitió el pasado 7 de septiembre a los jefes de servicio y sección, así como a la Comisión de Docencia del complejo, un escrito en el que alertaba del “aumento de trabajo efectivo” en el servicio y ordenaba a los Médicos Internos Residentes (MIR) de especialidades quirúrgicas cubrir las guardias de presencia física en Urgencias al terminar su jornada ordinaria para aliviar la sobrecarga asistencial. La instrucción remarcaba que los residentes solo quedarían liberados de estas guardias cuando fueran requeridos para realizar una intervención urgente (las programadas han sido suspendidas en los últimos días) en el área en el que se están formando. “No entendemos cómo puede ser esa la solución. No tenemos conocimientos suficientes de determinadas patologías que tenemos que tratar y sabemos que vamos a cometer muchos errores porque estamos haciendo el trabajo casi sin supervisión, porque hay pocos adjuntos y están saturados”, advierte una residente, que denuncia además la sobrecarga que están padeciendo, con jornadas que se alargan “hasta 32 horas” entre la jornada ordinaria y la guardia intensa de Urgencias, y sin retribución extra.

Además del escrito sobre la guardia de los MIR, la dirección del centro difundió el mismo lunes 7 de septiembre otro documento a los jefes de servicio, de sección y de unidad, para tratar de recabar su ayuda para “atender en las mejores condiciones el nuevo repunte de enfermos por coronavirus en el área de salud”. En concreto, pedía que cada uno de ellos remitiera el nombre de uno de sus especialistas para destinarlo a las zonas COVID (también a Urgencias) ante la necesidad de “reforzar los medios humanos” con los que cuenta el centro para poder asumir esta demanda. “Para el desarrollo de estas tareas, se asignarán turnos y se liberará de cualquier otra laboral asistencial (excepto guardias si así lo desean)”, señala un escrito que explica que estos profesionales estarán bajo la dirección del servicio de Medicina Interna.

La presión asistencial también llega al servicio de Microbiología, dedicado a la gestión de las muestras PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) durante las 24 horas del día y los siete días de la semana. La dirección de Enfermería remitió también la pasada semana una carta a la gerencia del centro en el que pedía la contratación de siete técnicos especialistas de laboratorio para el mes de octubre ante la necesidad de contar con “personal muy cualificado en técnicas de biología molecular”, trabajadores que “sean capaces de hacer estas técnicas de muy elevada dificultad y muy larga duración con el suficiente entrenamiento, conocimiento y experiencia”. En ese escrito, la directora de Enfermería sostenía que la saturación del servicio impedía la formación de nuevos técnicos para realizar estas labores. 

Las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de respetar las medidas de protección y seguridad para contener el avance del virus: usar las mascarillas, mantener las distancias interpersonales y lavarse de forma frecuente las manos.

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