El Gobierno de Canarias ha aprobado el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural a la Iglesia de San Juan Bautista de Arucas, con categoría de Monumento, en la que se incluye la delimitación de un entorno de protección y la vinculación de sus bienes muebles.
El símbolo más destacado de Arucas ha sido reconocido por su monumentalidad y calidad arquitectónica y por ser uno de los inmuebles más relevantes del Conjunto Histórico, del municipio y de la isla.
Se trata de una edificación exenta con una disposición representativa en la trama urbana, que se eleva ligeramente sobre las rasantes de las distintas calles. Sus fachadas están realizadas en piedra azul o piedra de Arucas, tres de ellas muy representativas donde se sitúan los accesos y una cuarta, más sobria y de escasa ornamentación, que corresponde a las dependencias parroquiales. Es una construcción de estilo neogótico tardío en la que se potencia la verticalidad, el uso de la piedra y la luz con una profusión de detalles ornamentales en fachadas, torres y ventanales.
El Ejecutivo regional recuerda en un comunicado que, después de la conquista, empezó a gestarse un pequeño asentamiento alrededor de la ermita de San Juan Bautista, en los mismos terrenos que ocupa hoy la Iglesia. Ya en 1515 fue nombrada Parroquia por el Obispo Fernández Vázquez de Arce. El nuevo recinto se construiría en el lugar donde se ubicaba la parroquia desde el siglo XVI. Para ello, se propondría al arquitecto catalán Manuel Vega i March (1871-1931).
La propuesta de construir un nuevo Templo para acoger a la creciente población, partió del párroco Francisco Cárdenes Herrera y de Francisco Gourié Marrero. Tras ser aceptada la idea, se formó la Junta Directiva para la construcción del Templo Parroquial de la Ciudad de Arucas
El proyecto del Templo de San Juan Bautista es de 1908. La colocación de la primera piedra tuvo lugar el 19 de marzo de 1909, día de San José, y fue abierto al culto el mismo día del año 1917, aunque la construcción principal se prolongaría hasta 1932. La dirección de obra de la fábrica principal se le encargó al arquitecto grancanario Fernando Navarro y Navarro (1864-1925).
En la construcción del templo de Arucas cabe mencionar la labor de los distintos profesionales que participaron y trabajaron en su construcción y en especial en el oficio de la piedra: maestros de obra, tallistas, labrantes, entalladores, repartidores, cabuqueros, aprendices, obreros, etc. Su esfuerzo, trabajo, y la gran calidad en la ejecución y el valor artístico en cada uno de los detalles transformaron la piedra de Arucas en una obra excepcional.
También sobresalen sus vidrieras, piezas de gran belleza y valor artístico, que fueron encargadas a la casa francesa Mauméjean. En la temática representada se muestran pasajes de la Biblia, distintas advocaciones de María, letanías, santos y mártires, motivos florales, geométricos y simbólicos, sobre fondos con elementos arquitectónicos propios del gótico.