Uno de los cinco acusados del doble crimen de Churruca, que costó la vida en septiembre de 2004 al peluquero Eloy Ortega González y a su pareja, Pedro Ortega Machado, reconoció este lunes que otro inculpado en el caso, conocido con el alias de Nano, asfixió con cables a este último.
Así lo manifestó en la vista oral ante un tribunal jurado que comenzó este lunes en la Audiencia de Las Palmas el acusado Fernando Romero Rojas, alias Nandy, quien aseguró que Miguel Ángel Rodríguez Mihalic, conocido como Nano, fue el que animó al resto de inculpados a ir al domicilio de la pareja asesinada para robar “20 millones de pesetas y dos kilos de cocaína”.
Nandy, que por entonces era consumidor habitual de cocaína, declaró que conoció a Nano antes de que sucedieran los hechos, que tuvieron lugar el 29 de septiembre de 2004, y que, en un principio, acudió con él y con los otros acusados Luis Rogelio Valido Martín, alias Güi y José Claudio Galván Mihalic, alias Chino, a un centro comercial de la capital grancanaria para “robar 10 kilos de hachís” a otra persona “que venía de Agaete”.
Como ese robo falló, dijo, “porque no le cogieron” a Nano “el teléfono”, éste, que en esos días disfrutaba de un permiso carcelario, aseguró a sus acompañantes que tenía “otro business” en una casa en la que había estado “dos días antes” porque conocía a uno de sus moradores, Eloy Ortega, y en la que aseguró que “había 20 millones de pesetas y dos kilos de cocaína”, si bien no precisó si en ella se encontrarían “una o dos personas”.
La intención era robar “droga y dinero”
Según relató Nandy, los cuatro acusados se dirigieron en un Opel Corsa blanco de alquiler que conducía Nano hasta el domicilio de Eloy y Pedro, situado en el número 41 de la calle Churruca y, una vez allí, Miguel Ángel Rodríguez Mihalic pidió a Eloy desde el telefonillo que le abriera la puerta, lo que éste hizo.
Como, según dijo, su intención era la de robar “droga y dinero”, los acusados no cubrieron sus rostros para no ser conocidos por sus víctimas, ya que Nano les había dicho previamente que “no creía que les fueran a denunciar”.
Añadió que los cuatro acusados subieron juntos en el ascensor y al salir de él se encontraron “la puerta” de la vivienda a la que iban “abierta” y a uno de sus moradores, Eloy, esperando dentro de la casa. Nano entró el primero y a él le siguió Güi, Nandy y el Chino, aseguró.
Nandy afirmó que vio cómo Nano y Güi sujetaron a Eloy Ortega y dijo que él siguió hasta el salón de la vivienda, donde estaba, tumbado en el sofá, la otra víctima, Pedro Ortega, al que propinó “una patada en el pecho” cuando vio que se incorporaba, lo que le dejó de nuevo tumbado.
Fue entonces, prosiguió Nandy, cuando el Chino entró también en el salón y le dijo a Pedro Ortega “que se estuviera tranquilo”, lo que éste hizo mientras los dos acusados registraban las dependencias en busca de objetos que robar.
Mientras tanto, Nano preguntaba a Eloy, en otra zona de la casa desde la que no se divisaba lo que ocurría, por el dinero y la droga que había en ella, a lo que éste contestó que no había “nada”.
Entonces, Nano pidió al Chino “unos cables” para amarrar a Pedro Ortega en el salón, tarea en la que colaboró Nandy pero sólo “atándole los pies” y de espaldas a su compañero, por lo que no podía ver lo que éste hacía mientras tanto.
Al ver que Pedro empezaba a temblar, Nandy dejó de agarrarlo y trató de salir del salón, pero Nano le dijo que lo siguiera agarrando porque “se le estaba escapando”, algo que hizo “por miedo”, aunque dejó de presionar y lo soltó por segunda vez cuando vio que sus pies se ponían “de color lila”.
Cuando salía del salón, Nandy miró para atrás y vio que el Chino iba detrás suya y que Nano amarraba “dos cables al cuello” de Pedro Ortega.
Según afirmó Nandy, Nano le impidió salir de la casa porque le dijo que “tenían que salir” de allí “todos juntos” y le aseguró que tuvo que matar a Pedro Ortega “porque lo conocía y le iba a buscar la ruina”.
Según declaró Nandy, además de agarrarle los pies a Pedro Ortega, su actuación se limitó a limpiar, como le ordenaron sus compañeros, el suelo del salón y el dormitorio donde fueron encontrados los cadáveres de los dos moradores de la casa.
Sobre la muerte de Eloy, el acusado no aportó datos porque sólo lo vio “cuando estaba lila y sin moverse”, aunque reiteró que con él siempre estuvieron Nano y Güi en otra habitación en la que “no veía ni oía lo que sucedía” desde el salón donde permaneció casi todo el tiempo.
En su acusación provisional, el fiscal solicita para Nano, Nandy, Güi y el Chino 4 años de cárcel por un delito de robo con violencia; 10 años por dos delitos de detención ilegal y 38 por dos delitos de asesinato, además de una indemnización de 80.000 euros a los herederos de los dos fallecidos, más dos años de cárcel por un delito de encubrimiento para Sergio Sánchez Santana.
Por su parte, la acusación particular que representa a la familia de Eloy Ortega González solicita para cada uno de ellos 5 años de cárcel por un delito de robo, seis por dos de detención ilegal y 25 por dos delitos de asesinato, más una indemnización de 150.000 euros a los herederos de los fallecidos y tres años de cárcel por encubrimiento para Sergio Sánchez Santana.
Una de las dos acusaciones particulares que representan a familiares de Pedro Ortega Machado hace suyas las peticiones de la de Eloy, aunque rebaja a 100.000 euros la cuantía de la indemnización, y la otra eleva esta cuantía a 200.000 euros y pide 20 años por cada delito de asesinato, 10 por cada detención ilegal, y cinco por robo.
La defensa del acusado conocido como Güi pidió su libre absolución; la de Nandy que sea culpado, en todo caso, por un delito de robo y por ser cómplice de un delito de homicidio; la del Chino admitió que su cliente estuvo en el piso el día en que ocurrieron los hechos, pero no participó ni cooperó en los dos crímenes; mientras que la de Nano alegó que éste “no estuvo allí el día de los hechos”, que, según dijo, tuvieron lugar el 30 de septiembre.