Navidades bajo un volcán que se apaga

Iván Alejandro Hernández

Los Llanos de Aridane (La Palma) —
23 de diciembre de 2021 21:53 h

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En la fachada del Ayuntamiento de El Paso, un cartel muestra unas manos entrelazadas sobre una mesa con la luz de una vela, adornado con motivos navideños. “Lo importante es estar juntos”, es su eslogan. En Tazacorte, los tres reyes magos decoran el Consistorio y en Los Llanos de Aridane, el municipio más poblado de La Palma, las luces adornan sus principales calles por las que transitan, abrigados, sus residentes entre comercios y terrazas. En los tres municipios afectados por la erupción que comenzó el 19 de septiembre, hace días que el volcán ha desaparecido durante la noche. Pero después de más de tres meses de infierno e incertidumbre constante, los ánimos no son de celebración a pesar de que el 25 de diciembre llega la ansiada noticia del final del fenómeno. 

“Iremos a casa de mi hermana con mis padres. No nos reuniremos toda la familia por el coronavirus. Yo tampoco tengo muchas ganas de nada… Iremos un rato”, explica Alexis Fuentes. El agricultor de plataneras, principal cultivo en la Isla y del que vive gran parte de la población palmera, recuerda que tiene un terreno hipotecado al que no puede acceder en Tazacorte, al estar entre coladas. Hace casi tres años, junto a su hermano, pidió un préstamo al banco de 150.000 euros para comprar la finca. Dice que ha solicitado las ayudas, “pero aún nada”. Fuentes ha seguido trabajando en otras plataneras, pero la ceniza ha mermado la producción. “Este año con el demonio ese quedó todo… todo fatal está”, añade, cansado. 

Mariana Monterrey, psicóloga del Colegio de Santa Cruz de Tenerife, explica que la Navidad ya es una fecha sensible para personas que han perdido a sus seres queridos “y no la celebran”. Pero para aquellas que sí tienen la costumbre, recomienda mantenerla. “Aunque lo estemos pasando mal, no podemos ponernos más tristes de lo que estamos y no celebrarlas, al contrario. Hay que celebrarlas, sobre todo si hay niños. Y poner incluso algo de Navidad, aunque sea en una habitación de hotel. Siempre, en la medida en la que cada uno pueda”, añade.

Es el caso de Fátima Ramos, administrativa en una empresa de empaquetado de plátanos. “La Navidad para mí es importante, es encuentro y ahora no lo podemos dejar de lado”. Dice que se reunirá junto a su madre, su marido y sus hijos en Los Llanos de Aridane, “todos juntos”. Recuerda que tradicionalmente, en la Nochebuena ha cenado en casa de sus suegros en Tazacorte, pero este año será diferente. “Es una situación a la que nos tenemos que adaptar y continuar. Lo que no podemos es estar en casa tristes y llorando y seguir llorando. El tiempo del lloro ya tiene que pasar”, señala.

“Yo vivía en Todoque, pero perdí mi casa. Luego me fui a casa de mis suegros en Tazacorte. Y nos desalojaron porque estábamos debajo de La Laguna y fue zona de evacuación”, explica Ramos. Ahora vive del alquiler en Las Breñas, donde ha engalanado la vivienda con adornos típicos de estas fechas. “Yo no pude recuperar nada navideño y compré mis detallitos, mi arbolito, mis lucecitas y empecé a decorar la casa. Todo tiene que continuar. La Navidad no es triste. Falte quien falte y pase lo que pase, hay cosas muy bonitas que celebrar”, remarca Ramos.

Además, espera que al menos puedan recibir “esa alegría de saber ya que para”, aunque mantiene la prudencia: “Ha sido muy duro todo esto. Lo que hemos vivido ha sido muy duro. Los científicos están con mucha cautela, porque hay signos que indican que todavía sigue y lo más preocupante son los gases”. De hecho, el Plan de Emergencia Volcánicas de Canarias (Pevolca) ha anunciado que el final de la erupción no tiene por qué implicar que se acaben algunos peligros asociados al fenómeno volcánico.

Monterrey, que coordina la atención psicológica por la erupción, explica que las personas afectadas “no se lo terminan de creer por todo lo que han pasado”. Sin embargo, tener “esa certeza”, mitigaría algo de la incertidumbre constante que les ha acompañado. Para los ciudadanos que tenían viviendas amenazadas por las coladas, ya sabrán que no correrán peligro. 

Pero la inquietud respecto a las ayudas persistirá y Monterrey ejemplifica las preguntas recurrentes que ya rondan en bucle: “¿Me van a dar ayudas? ¿Cuándo? ¿De qué forma? ¿En qué municipio voy a vivir?”, ejemplifica. Ramos, que también forma parte de la Asociación Plataforma de Afectados por la Erupción del Volcán Cumbre Vieja 2021, considera que “ahora vienen momentos muy duros” y espera que se les escuche y velen por sus derechos. “Estaremos ahí porque las ayudas todavía no llegan ni van a llegar antes del 31”, defiende.

Además, Monterrey recuerda que durante la erupción, las personas afectadas se han sentido arropadas, tanto materialmente, como física o emocionalmente. Pero en el Colegio de Psicólogos prevén que “cuando puedan acercarse a las zonas de las coladas, de exclusión, verán la realidad que han visto por los medios, pero no en vivo; y será muy duro”.

Por ello, considera fundamental trabajar desde el ámbito de la psicología en una readaptación a una nueva realidad. “Es un trastorno adaptativo; cuando se vive una situación que causa un estrés grande y tu organismo necesita readaptarse a esa situación novedosa. Incluso el trastorno adaptativo, si es agudo y sostenido en el tiempo, para muchas personas puede derivar en trastornos por estrés postraumático, una patología más grave, más duradera en el tiempo”, define Monterrey.

En este sentido, recuerda que los psicólogos comenzaron en a intervenir durante la erupción “de forma voluntaria” porque “nadie” los incluyó en los planes de emergencia. “Estuvimos así dos meses”, añade. Y el día 31 de diciembre, dice, se acaba el contrato. “A día de hoy no sabemos si seguiremos, no nos han dicho nada de enero y es cuando más lo va a necesitar la población palmera, en la reconstrucción, pero el Gobierno de Canarias aún no se ha pronunciado”.